Conserjes de la privatización

Una nueva geopolítica ha insurgido en el mundo: el Globalismo. Santa Alianza del capitalismo y la clase hegemónica transnacional, multimillonarios sin patria aliados a organismos multilaterales: ONU, FMI, BM, OMC entre otras, con un plan y una "Agenda 2030" que pretende la cesión de la soberanía de las naciones a los organismos multilaterales que no obedecen a ningún interés nacional o patriótico. La finalidad: el despojo de zonas geoestratégicas ricas en recursos naturales (petróleo, gas, agua, metales, biodiversidad) apropiándose de nuevos territorios en complicidad con los gobiernos débiles rendidos a esta corriente globalista.

Detrás de esa geopolítica globalista están los que se presentan como jugadores marginales (privados siempre), que operan fuera de los límites impuestos por el Estado Nación soberano. Para que este plan se cumpla son necesarios gobiernos rendidos por ignorancia (subordinación ideológica a doctrinas foráneas antinacionales y anti soberanas) o por complicidad, poca claridad de los decisores y de sus Fuerzas Armadas en asuntos de interés nacional o incapacidad de reconocer estas nuevas amenazas que no se comprenden y asimilan como las nuevas formas de guerra que ha declarado el capital a los Estados Nación y a sus pueblos.

García Linera en clase magistral dictada en la Universidad en Asunción, Paraguay (2017), afirmaba que "China se ha posicionado como uno de los principales ejes del poder económico mundial, empujando la globalización y convirtiéndose en motor de cambio de las relaciones económicas internacionales", mostrando además argumentos incontrovertibles al respecto. El plan económico chino incluyó entre otros temas: el desarrollo de Zonas Económicas Especiales (ZEE) que provocaron -según los "policy makers" globalistas- gran éxito económico y financiero, logrando financiamiento de infraestructura, abundante desarrollo tecnológico, sobre todo para proyectos de tipo financiero y servicios globales.

Geo-economía impulsada principalmente por la deslocalización de empresas europeas y norteamericanas hacia China, quien utilizó su ventaja comparativa en el mercado laboral global (el precio casi de esclavitud de la mano de obra) para atraerlas, desregulando y modificando leyes como "garantías de inversiones", asegurándoles además amplios beneficios (exoneraciones) impositivas de todo tipo para que dichos capitales "anidaran" de forma segura, garantizando sus ganancias.

Nuevos ricos en detrimento de los más pobres, concentración de los flujos de inversión en las Zonas Económicas Especiales, ocasionando desequilibrios económicos y sociales, no sólo a nivel nacional, sino también a escala internacional, donde las economías pobres, se vuelven proveedoras de recursos de diversa índole (en nuestro caso materias primas), acondicionándonos al papel que históricamente nos asignaron y a los requerimientos del capitalismo, papel por cierto, que había cambiado con Chávez al frente del proyecto de emancipación nacional.

Chávez por su parte, entendiendo la necesidad de desarrollo y de inversiones para lograr un desarrollo endógeno nacional y como un asunto de Seguridad y Defensa nacional, diseñó las Zonas Especiales de Desarrollo Sustentable (ZEDES) como propuesta estratégica orientada a impulsar y fortalecer el desarrollo nacional y regional en el marco de las políticas territoriales soberanas, cuidándose de posibles secesiones y escisiones territoriales, desde una concepción multidimensional y compleja, que posibilitara su inclusión como estrategia que fortaleciera las potencialidades locales, e impulsara el avance científico.

Sin embargo, hábiles como son los conserjes globalistas, adoptan estrategias de "resistencia a la guerra híbrida" el modelo del neocolonialismo corporativista anglo holandés sionista y Chino que pretende instalarse como "buen ejemplo y éxito" en nuestros países. La misma historia repetida cientos de veces: ayer Inglaterra con enclaves territoriales en las islas del Caribe, el Esequibo Venezolano e India, Israel en Palestina y la Patagonia, ahora China y sus enclaves territoriales.

Ocultan estos globalistas que en realidad esos modelos lo que pretenden es imponernos un ritmo continuo de demolición de la sociedad para subsumirnos al capital travestido en "capitalismo inclusivo" a decir del Vaticano y la globalización justa según DAVOS. Es la misma pulsión capitalista (postcapitalista) a través del extractivismo financiero (crédito blandos tóxicos), minero, energético, troquelamientos y despojos territoriales para expulsarnos y ocupar nuestros territorios y valores: una verdadera geometría territorial de la ocupación y expulsión.

La estrategia aplicada por los globalistas en el caso venezolano (problema-reacción-solución), se desenvuelve de la siguiente forma: PROBLEMA: Plan termita contra PDVSA demoliéndola (estilo Pemex), sanciones, bloqueos, financieros y comerciales, jugada perversa urdida por el anglosionismo a través de sus agentes; REACCION: Nos convencen que estamos quebrados y no hay alternativa sino rendirnos al capital exitoso, bondasoso y caritativo y con esta situación creada pretenden que la República Bolivariana de Venezuela acuda ya no al FMI o al BM sino al salvajismo corporativo; SOLUCION: Aplicarnos sus propias medidas: restricción de la masa monetaria, liberación de precios, tasas de interés indexadas, libre circulación de divisas, congelamiento de los salarios, un supuesto modelo productivo que incluye abandonar el modelo rentista petrolero (como si el dominio sobre recursos en suelo y subsuelo fuese un pecado y no una condición intrínseca de nuestro país), mientras tanto estos mismos "salvadores" se encargarían de la renta preparando el escenario a las privatizaciones que "nos rescatarán de la quiebra". La modalidad incluye, hecha la tarea por vías externas y de los 5tas y 6tas columnas internos, desalojarnos de lo nuestro (ZEE mediante), bajo el pretexto de la ausencia de la productividad y la falta de libre mercado.

Otras medidas incluyen enmendar el orden jurídico constitucional para proteger la inversión extranjera (con eufemismos legales que garantizan dicha inversión, combaten el bloqueo y garantizan los enclaves territoriales) así como imponer la seguridad privada corporativa trasnacional. Para ello además necesitan garantizar "jueces independientes" (de los Estados Nacionales pero no de los capitales). El reto es desinstitucionalizar al Estado democrático Social de Derecho y de Justicia como el nuestro pues les estorba a sus planes de dominación y expoliación.

En ese diseño de modelo despótico de doble plusvalía, los globalistas necesitan dos tipos de control: una plusvalía política de control (gobiernos conserjes del capital) y una plusvalía económica explotada por el régimen capitalista (régimen despótico de poder). Uno sirve para organizar aplanando a la masa y la otra sirve para repasar a la masa de trabajadores ya antes expoliados subjetivamente (controlados y entrenados).

Lamentablemente ese régimen, es presentado con alfombra roja incluida por los "conserjes de la privatización", obviando que dicho modelo violento que trata de imponérsenos no es más que la maximización de la cosificación, no solo del trabajo y la tecnología como pretende Google (inteligencia de cosa); sino además la fetichización de la mercancía y la tecnología (tecnocracia) a su máxima expresión, lo que equivale a ponerle fin al modelo constitucional venezolano que tantos dolores de cabeza le ha ocasionado al capital transnacional.

Más allá de las debilidades de control y transparencia, en la República Bolivariana de Venezuela se logró hacer una subsunción real del capital con su política de plena soberanía petrolera, nuestro modelo pudo sustraerse del dominio absoluto del capital internacional y aplicarle un saboteo, ralentizando su reestructuración. Totalmente al contrario a quienes quieren imponernos su modelo de globalización extractivista territorial para la paz; claro la paz de los capitales no de los pueblos, por eso insistimos como venimos pregonándolo hace años: Hay que volver a Chávez.

No permitamos que los "conserjes de la privatización" hipotequen la soberanía que ejerce la República sobre los recursos naturales en su condición de dueño de la renta del suelo y dominio, según lo establece la Ley de Minas de 1829, decretada por el Libertador Simón Bolívar y recogida en la Constitución de 1999; sólo para satisfacer el apetito voraz de las élites.

Evitar a toda costa convertirnos en un Estado fragmentado en "enclaves territoriales desregulados", que mediante acumulación por despojo le solucione la crisis de sobreacumulación del capital (Harvey), donde los globalistas aniden seguros y garantizados a costa de la miseria del pueblo. Todo para seguir acumulando, desterritorializándo y despojando, acabando con nuestra doctrina jurídica constitucional, geopolítica y espíritu Bolivariano que fundamenta nuestro modelo de Estado y nuestra Doctrina de Seguridad y Defensa nacional. Ese es el meollo del asunto y el origen y causa del conflicto en Venezuela, como nos dijera el General Tomás Moncanut (+).

Aprendamos la lección de Rousseau, retórico entre los retóricos, cuando decía que debíamos "enseñar a los hombres a considerar su ser individual en relación sólo con el cuerpo del Estado, y a no percibir, por así decirlo, su existencia sino como una parte de aquél; logrando entonces que se identifiquen con un todo superior, que se sientan miembros de una Patria, que se amen como el individuo aislado se ama a sí mismo, que eleven permanentemente su alma a un gran objeto".

Hoy, en esta hora crucial de nuestra Patria invocamos aquellas palabras de Palacios Fajardo el 5 de julio de 1811: Venezuela es libre y va a ser independiente; desconózcannos todas las potencias del universo. Venezuela se basta a sí misma, Venezuela triunfará de cuantas se opongan a su felicidad. Todo cede al impulso de la libertad y las fuerzas del hombre libre sólo son comparables a su dignidad. Un terreno dilatado y feroz, poblado de hombres ilustrados y fuertes, es bien acreedor de elevarse al rango de nación. Venezuela será habitada por hombres libres o el sepulcro funesto de sus actuales moradores. Venezuela será un pueblo independiente o dejará de existir entre los pueblos de la tierra.

!!Nos toca luchar !!



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María Alejandra Díaz

Abogada constitucionalista y representante del Estado ante la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Vicepresidente de la Comisión de Justicia y Tutela Efectiva de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela (2017).

 @MariaesPueblo

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