Lecturas heterodoxas: La cartas de Engels o como (no) leer a Marx

¿A dónde fue a parar el debate socialista en el contexto venezolano? (II)

"…me refiero a la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer los resultados a los que conduzca como en el de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder." Marx

"Nosotros no somos de esos comunistas que destruyen la libertad personal y pretenden convertir el mundo en un inmenso cuartel o en una inmensa fábrica. Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan muy cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía: a nosotros no se nos ha pasado jamás por las mentes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad. Tenemos la convicción, y procuraremos demostrarlo en los siguientes números, de, que en ninguna sociedad tienen las personas más libertad que en la basada sobre un régimen de comunidad." Revista Comunista. Marx-Engels

"No existe, pues, un conflicto real entre el revolucionario y la tradición, sino para los que conciben la tradición como un museo o una momia. El conflicto es efectivo sólo con el tradicionalismo. Los revolucionarios encarnan la voluntad de la sociedad de no petrificarse en un estadio, de no inmovilizarse en una actitud. A veces la sociedad pierde esta voluntad creadora, paralizada por una sensación de acabamiento o desencanto. Pero entonces se constará, inexorablemente, su envejecimiento y su decadencia." José Carlos Mariátegui

1.- ¿Y CUÁNDO LLEGAREMOS A ENGELS, PROFESOR?

Las citas que utilizamos en los encabezados de los escritos deben leerse sólo como citas problematizadoras, generadoras de debates, en ningún caso como "citas de autoridad". Son aproximaciones sucesivas al tema central. Pero por razones didácticas, dando un necesario rodeo.

En una primera entrega colocamos once (11) citas. Aquí traemos a la mano tres (3) para comenzar a precisar que significa "critica radical" y "heterodoxia".

Combinemos un poco las cartas: Los revolucionarios encarnan la voluntad creadora de la sociedad de no petrificarse, de no inmovilizarse en una actitud, costumbre o tradición. Sin embargo, el tradicionalismo pretende fijar y petrificar tales actitudes, costumbres y tradiciones. Por supuesto, el tradicionalismo es refractario, censura y reprime al pensamiento revolucionario. Pretende encarnar el "orden", la seguridad cognitiva y la protección emocional. Busca la estabilidad, fija la rutina y para eso usa el poder, la autoridad y los mecanismos de control social e institucional.

Allí cabe entender las actitudes y reflexiones teóricas de Marx y Engels en aquella mitad del siglo XIX (1843-1895). Ambos compartieron la tesis de la doble crítica teórica y práctica: crítica despiadada de todo lo existente, no temer a los resultados teórico y prácticos a los que conduzca, no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder.

Por eso volvemos a enfatizar aquí el proyecto del marxismo originario en su tradición clásica (archivo Marx-Engels). En primer lugar, un proyecto teórico, en segundo lugar, un proyecto práctico. Con relación a este segundo proyecto cabe aquí citar lo siguiente. En sus textos encontramos un programa de investigación-acción abierto a la renovación, rectificación y refutación, de cara a las exigencias de la realidad. Así mismo, encontramos un imperativo ético-político:

"(…) echar por tierra aquellas relaciones en que el hombre (ser humano) es un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable" (Manuscritos Económico Filosóficos-1844).

El acabamiento del proyecto práctico implica entender el significado del énfasis en la obra de Juan David García Bacca sobre ese Marx profundamente desconocido por las primeras y segundas generaciones posteriores al marxismo clásico y originario, incluidos Plejanov y Lenin, de aquellos "Manuscritos Económico-Filosóficos", sobre nociones como humanismo teórico, humanismo práctico y humanismo positivo. Si Gramsci llegó a decir que la revolución rusa fue una revolución contra El Capital, los manuscritos económico-filosóficos fueron una revolución teórica contra el estalinismo.

Es allí donde cobran sentido algunas tesis que los "marxistas de espaldas a Marx y Engels" nunca leyeron ni comprendieron. Primero, que hay distintos tipos de comunismos y socialismos. Efectivamente hay algunos que "destruyen la libertad personal y pretenden convertir el mundo en un inmenso cuartel o en una inmensa fábrica".

Eso ya lo sabían Marx y Engels en 1847, y no tuvieron que esperar la critica a los totalitarismos para saberlo. Ya en su época había socialismos feudales, también comunismos toscos o vulgares, experiencias marcadas por profundas practicas sociales despóticas.

Marx y Engels no sólo criticaron al socialismo utópico, también criticaron a los sectores políticamente más despóticos de las izquierdas con los cuales trabaron contactos y relaciones. Por eso dijeron: "Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan muy cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía". En fin, si hay que sacrificar la libertad por criterios aquellos comunistas o socialistas también se hace. Las llamadas derivas autoritarias venían de más lejos.

Lo lapidario de Marx y Engels es que hayan llegado a publicar: "…a nosotros no se nos ha pasado jamás por las mentes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad." Imaginemos el trasfondo del debate. ¿Cuál era la inter-discurso, cuál el discurso indirecto?

El proyecto práctico del marxismo clásico y originario fue afirmar que "…en ninguna sociedad tienen las personas más libertad que en la basada sobre un régimen de comunidad."

Pero solo es posible entender esto si se profundiza en su estudio y se deja de lado la literatura panfletaria y de folletín, si se pasa de la simple "agitación y propaganda" a la investigación histórica, teórica y política rigurosa y al análisis crítico de los documentos y sus contextos.

Es necesario distinguir tres clases de comunismo en los manuscritos económico-filosóficos de 1844: el comunismo burdo, tosco o vulgar, que personifica la pasión de la envidia alzada a poder, de la avaricia, del resentimiento nivelador; por cierto, allí se queda anclada interesadamente la crítica liberal al comunismo; en segundo lugar, el comunismo político, afectado aún de la noción o el vestigio de la propiedad privada (con dos expresiones o formas políticas: la democrática y la despótica), y en tercer lugar, el comunismo "en cuanto transustanciación y superación positiva de la propiedad privada": el humanismo positivo.

El comunismo político, lo enfatizamos, pude tener dos formas, despóticas y democráticas, como eliminación o supresión del Estado político. De modo que la trayectoria que escogen y seleccionan Marx y Engels es, sin lugar a dudas, el comunismo democrático, algo impensable para muchos nostálgicos filo-estalinistas de la revolución rusa.

Y este olvido o supresión es un tremendo lastre sedimentado para las izquierdas. El colectivismo burocrático-despótico deriva de tal supresión y olvido. Nada más y nada menos.

Se puede entonces recomenzar por muchos lugares en esta segunda parte, no solo por el legado de las izquierdas ortodoxas, burocráticas y despóticas, sino además incluir una revisión a fondo de la tradición del liberalismo económico y político, o del imaginario democrático del siglo XX, o del llamado nuevo liberalismo económico puesto de moda por algunos círculos gubernamentales del país, como si fuera la primera vez, que por nuestros puertos pasaran, incluso de contrabando, tales mercancías ideológicas importadas, cuando su contenido huele ya putrefacto o está pasado de fecha de caducidad.

Aquí cabe citar a García Bacca:

"Las obras de economía política al uso, son en realidad, aparatos deformadores y simplificadores de la realidad total del fenómeno humano económico, de la riqueza del hombre social- creador, inventor, productor. El Capital se puede leer y escuchar con teléfono en la oreja mental; y lo que de él se oye, en armónicos matemáticos y categorías económicas, es la voz deformada de lo que pensó y dijo Marx…Si queremos, por deber elemental de conciencia humana, entender a Marx, y entenderemos a los hombres actuales lo cual es fundamental y decisivo, es necesario escuchar estereofónica, tridimensional o polidimensionalmente, con procedimientos de alta fidelidad creciente, El Capital de Marx".

Por eso no hay mentalidad de "Despotismo de cuartel" ni de "Despotismo de fábrica" que pueda justificarse, o para simplificar, de "Despotismo de fábrica-cuartel" en Marx y Engels como propuesta anticapitalista.

Ya eso es la experiencia del capitalismo para los trabajadores y trabajadores en la vida cotidiana, cuya existencia social y política ha sido degradada. Ese es el mensaje fundamental en el archivo Marx-Engels: critica radical a la humanidad degradada, humillada, sojuzgada, abandonada y despreciable.

Por supuesto, además, en toda esta historia hay una alienación gratificante y una alienación humillante y sojuzgadora:

"La clase poseedora y la clase proletaria presentan el mismo estado de autoalienación humana. Pero la primera clase se siente bien, se afirma y se confirma en esta autoalienación. Sabe que la alienación discutida constituye su propio poder y posee en el la apariencia de su propia existencia humana; la segunda clase, por el contrario, se siente destruida en la alienación, y ve en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. Ella se encuentra, para emplear una expresión de Hegel, en el rebajamiento en rebelión contra ese rebajamiento, rebelión a la cual es empujada, necesariamente, por la contradicción que existe entre su naturaleza humana y su situación, que constituye la negación franca, neta y absoluta de esa naturaleza."

Hay en Marx aquí una genialidad insuperable. Pero también ha permitido afinar en la ingeniería social de los operadores capitalistas un conjunto de contramedidas. ¿Cómo convencer a los trabajadores que la única naturaleza humana es la naturaleza capitalista? Con sociobiología, neurociencias y psicopolítica aplicadas en sus formulaciones terapéuticas.

Pero Marx desborda esto, plantea a nivel macro social una superación de lo que a la postre se denominaran "teorías de la modernización", en las cuales son hipostasiadas las propias líneas evolutivas de las sociedades capitalistas europeas, industriales, modernas como si representaran la imagen-objetivo normativa para todas las sociedades del planeta. Allí se montaron todos los sacerdotes de las "fuerzas productivas", en la locomotora del progreso material y tecnoproductivo.

Sobre este tópico, el llamado Marx tardío ya al final de su vida se demarcaba de tales concepciones, incluso en los que habían convertido sus esbozos históricos en una concepción suprahistórica, enfatizando un enfoque multilineal y diferencialista, donde las circunstancias históricas específicas de determinadas formaciones económicas y sociales, generaban sus propias posibilidades históricas objetivas:

"Rusia es el único país europeo en el que la «comunidad agrícola» se mantiene a escala nacional hasta hoy día. No es una presa de un conquistador extranjero, como ocurre con las Indias Orientales. No vive aislada del mundo moderno. Por una parte, la propiedad común sobre la tierra le permite transformar directa y gradualmente la agricultura parcelaria e individualista en agricultura colectiva, y los campesinos rusos la practican ya en los prados indivisos; la configuración física del suelo ruso propicia el empleo de máquinas en vasta escala; la familiaridad del campesino con las relaciones de artel le facilita el tránsito del trabajo parcelario al cooperativo y, finalmente, la sociedad rusa, que ha vivido tanto tiempo a su cuenta, le debe presentar los avances necesarios para ese tránsito. Por otra parte, la existencia simultánea de la producción occidental, dominante en el mercado mundial, le permite a Rusia incorporar a la comunidad todos los adelantos positivos logrados por el sistema capitalista sin pasar por sus Horcas Caudinas".

De manera que los "adelantos positivos logrados por el sistema capitalista" propios de la producción occidental de aquellos años podían ser apropiados, asimilados activa y selectivamente, siempre que no se dieran en condiciones coloniales y neocoloniales, sin necesidad de pasar por sus "horcas caudinas"; quiere decir Marx, sin necesidad de obligar por imperiosa necesidad un largo, penoso y sufriente tránsito por los horripilantes traumatismos sociales y económicos de la línea histórico evolutiva del capitalismo europeo, industrial y moderno. El ejemplo prototípico de Marx fueron las condiciones históricas de Gran Bretaña.

Cada vez que se usa la frase "desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo" hay que recordar que la primera fuerza productiva, creativa e inventiva es el ser humano, potencia social y trabajo vivo (energía mental y física); que tal fuerza productiva está condicionada por determinadas relaciones sociales de producción, apropiación, reparto, intercambio y dominación; y que la clase poseedora en los regímenes de producción e intercambio capitalista se siente bien, se siente a gusto, se afirma y se confirma en este cuadro socio-histórico. En tal cuadro, diagrama y agenciamiento ejerce la dirección social y el poder (tanto en la sociedad civil como en la sociedad política).

Someter a discusión y crítica tal "alienación gratificante", constituiría una afrenta, un estado de rebelión contra la propia gubernamentalidad y hegemonía capitalista, contra los privilegios de clase y lo que consideran tal clase dominante "su propia existencia humana".

Veremos en una tercera entrega esto con detalle. Muchos "marxistas" quedaron ciegos cuando Marx expresó en las notas que dejó inconclusas a su muerte y con las que Engels compaginó el tercer tomo de El capital el siguiente pasaje (Marx 1894, parte IV, cap. XLVII, 11, p. 919; fragmento):

"La forma económica específica en la cual se extrae de los productores directos el trabajo excedente no remunerado determina la relación entre gobernantes y gobernados, ya que ésta surge inmediatamente de la producción misma y reacciona sobre aquélla como elemento determinante.

Sobre aquélla se funda el conjunto de la formación de la comunidad económica que surge de las relaciones de la producción y con ellas determina también su forma política específica.

Es siempre la relación directa entre los propietarios de las condiciones de producción y los productores directos (una relación siempre correspondiente a un cierto nivel de métodos de trabajo y por lo tanto de su productividad social), la que revela el secreto más íntimo, la base oculta del conjunto de la construcción social (de toda la estructura social) y, con ella, de la forma política de las relaciones entre soberanía y dependencia; en pocas palabras, de la correspondiente especificidad de la forma del Estado.

La forma de esta relación entre gobernantes y gobernados corresponde siempre a un estadio definido en el desarrollo de los métodos de trabajo y de su capacidad de producción social. Esto no impide que la misma base económica presente infinitas variaciones y gradaciones en su aspecto, aunque sus condiciones principales sean en todas partes las mismas. Esto es debido a innumerables circunstancias externas, ambiente natural, peculiaridades raciales, influencias históricas, etcétera, todas las cuales deben ser precisadas mediante un análisis cuidadoso."

La unidad de la cual habló Gramsci de las "infraestructuras" y "superestructuras" quedó allí claramente expuesta.

¿Quiénes son los productores directos? El trabajo vivo, los trabajadores y trabajadores. ¿Quiénes extraen trabajo excedente no remunerado? Aquellos que son propietarios y controlan las condiciones de producción social (en el capitalismo y en otros modos de producción). ¿Quiénes son gobernantes? Aquellos que aseguran políticamente las condiciones institucionales (jurídicas, políticas y las formas sociales de conciencia) de reproducción de las condiciones de producción social dominantes. ¿Quiénes son los gobernados? Pues los que ni controlan ni ejercen el gobierno político ni el gobierno económico. ¿Quiénes se sienten a gusto con tal existencia social? Los que experimentan una "alienación gratificante". Plusvalía económica, plusvalía política y plusvalía ideológica, un verdadero circuito de reproducción circular acumulativa. En esto consiste una teoría de la reproducción ampliada del capitalismo grosso modo, en conservar la explotación del trabajo excedente no remunerado, en la coerción política y en la hegemonía ideológica.

Todo esto no es más que un breve ejercicio de desenmascaramiento de la bruma ideológica, de todo el humo que le echan en los ojos y en los oídos a las clases populares y subalternas (de carne y hueso) para normalizar y naturalizar su alienación sufriente como existencia social natural.

Algunos se sienten bien, se afirman y se confirman en una existencia social gratificante. Saben y reconocen que tal existencia social constituye su propio poder social y político. Lo saben y lo hacen. Además, realizan todo el esfuerzo cultural, educativo y propagandístico para convencer a todo el resto de que también estén de acuerdo y consientan, que lo piensen de igual manera y se lo imaginen también, aunque no lo sientan así en su corporalidad, en la su dimensión psicosomática: es la "alienación sufriente", corporalidad sojuzgada, aunque parezca incluso un atentado humillante contra sus propias "necesidades, intereses y aspiraciones sentidas". Es en tal drama histórico donde se juegan o no las famosas "horcas caudinas". Esa fue la razón de aquel escrito de Engels: la situación de la clase obrera en Inglaterra en 1845.

No implicaba hablar de desarrollo de las fuerzas productivas para Marx ninguna concepción político-normativa encubierta de carácter etapista disfrazada de "férrea necesidad", de no-libertad y de causalidad mecánica o determinista. El capitalismo y su letra también entraban con "sangre y fuego" si fuera necesario a falta de biblia o de ética del trabajo capitalista.

Mientras en tiempos normales y naturales, su habituación opera por acostumbramiento y educación, empleando el mismo sistema de señales, signos y símbolos; es decir, las representaciones y abstracciones dominantes que se producen y se intercambian en la "comunicación social", en el trato cotidiano con las cosas en los lugares de trabajo, todo eso se va internalizando (y reforzando) en la socialización primaria (familia) y secundaria: la forma de vida capitalista tiene sus juegos de lenguaje, sus rituales de interacción y sus hábitus.

Algún filósofo checo llamó a esto "pseudoconcreción", otro húngaro: cosificación y reificación. Pero eso ya es harina de otro costal. Los filósofos cayeron en cuenta que el "mundo de vida" era importante para hacer filosofía, para ratificar las condiciones sociales e históricas de la división del trabajo manual e intelectual. Ambos pueden estar, por cierto, bastante enajenados.

Sigamos entonces aproximándonos a los escritos de Engels y sus consejos para leer (y entender) a Marx sin dogmatismos, sin clichés, sin tradicionalismos, recordando que lo hacemos en función de una exigencia presente: entender críticamente lo que estamos viviendo.

2.- EL OTRO MANTRA ENCUBIERTO DEL PRESENTE: ¿CÓMO HABITUARSE A UNA TERAPIA DE CHOQUE CON ILUSIONES?

Ha quedado de manifiesto la existencia de otro "mantra" que derivado del pensamiento neoclásico se hizo hoy dominante, esta vez basado en el llamado "equilibrio macroeconómico", la liberalización, la desregulación, la privatización, la reforma del buen gobierno, la "dolarización transaccional" y nuevos formatos de disciplina laboral, flexibilización y precarización. Un paquete llamado "madurista" con asesoría ecuatoriana.

Todo esto reciclando algunos de los condimentos e ingredientes de la receta conocida como los diez (10) puntos de Williamson (Consenso de Washington con propaganda anti-Washington):

Disciplina fiscal: Los altos déficits acumulado en los países de América Latina habían conducido a desequilibrios macroeconómicos y son causa fundamental de los problemas inflacionarios. Medida: "equilibrio fiscal".

Reordenación de las prioridades del gasto público: Para hacer frente al déficit fiscal se llama a reducir el gasto, reducir subsidios (a los combustibles obviamente) y redistribuirlo sólo hacia subsidios focalizados hacia la sanidad, la educación e infraestructuras básicas.

Reforma tributaria: Basada en aumentos de los impuestos, sobre una base amplia como el IVA. Medidas: que paguen todos, incluso cuando la propaganda diga que pagan sólo los más ricos.

Liberalización de tasas de interés: Para que fuesen establecidas por el mercado. Medida. Primero hay que sanear la banca. Pero para evitar males mayores y choques de intereses, sobre todo con un objetivo antinflacionario primario hay que secar a la economía de crédito. Incrementar el encaje para evitar presiones cambiarias de la propia banca. ¡No hay banca revolucionaria, aunque sea burguesa!

Tipo de cambio marcado, también, por la libre flotación en el mercado. Algún día llegaremos al precio de equilibrio, sin intervenciones del banco central para contener sus alzas. La soberanía monetaria también se regula por el principio de "todo depende de las circunstancias".

Liberalización del comercio: Para llevar a cabo una política económica orientada al exterior (crecimiento hacia afuera, necesitamos divisas) también se creyó necesario liberalizar las importaciones. Liberar aranceles. ¡Guerra al proteccionismo! La idea de proteger las industrias nacionales frente a "las de fuera", se consideró un obstáculo al crecimiento. Y si se habla de sustitución de importaciones es para generar confusión y ambigüedad.

Liberalización de la inversión extranjera directa: Y así aportar capital, tecnología y experiencia. ¿Quién podrá enseñarnos que es el capitalismo sino la inversión extranjera y como dicen ahora, con zonas económicas especiales? Medida: el cliché. ¡Así se desarrolló China!

Privatización: Se basa en la idea de que la industria privada es gestionada más eficientemente que las empresas estatales. Lo estatal es intrínsecamente ineficiente. Medida: ¡Entreguemos eso a los amigos, compinches y cuates!

Desregulación: Se consideró que una manera de fomentar la competencia en América Latina, era una reforma de marcos institucionales, para facilitar la libre iniciativa empresarial. Entre estos aspectos desregulados está lo referido a los mercados de trabajo y los convenios colectivos. ¡Trabajadores a su trabajo, zapatero a su zapato, disciplinadamente y con salarios mínimos para que sepan que no hay nada más disciplinante que el miedo al hambre!

Derechos de propiedad: En una región donde los derechos de propiedad eran muy inseguros, se optó por implantar unos derechos garantizados como, tomando modelos ejemplares como en EEUU. Medida: ¡revertir expropiaciones con base a la utilidad pública, un error gigantesco!

¿De estos 10 puntos, cuántos se parecen a nuestros planes de recuperación, crecimiento y prosperidad económica?

Por si fuera poco, se omite que la sabiduría de las reformas estructurales inspiradas en el Consenso de Washington (estabilidad macroeconómica, liberalización, apertura, desregulación, privatización y flexibilización laboral) fue severamente cuestionada a comienzos de la primera década del siglo XXI. Aquí de nuevo la sabiduría convencional: todo depende de las circunstancias… y de los intereses.

Si bien hay que reconocer que el Consenso de Washington permitió colocar a meter en cintura a la "macroeconomía del populismo", como avances en la reducción de la inflación, en atender los desequilibrios fiscales, en el incremento de las exportaciones y la IED (inversión extranjera directa), el avance fue frustrante en materia de crecimiento económico, productividad, sostenibilidad, desigualdades en la distribución del ingreso y vulnerabilidad externa. Las políticas de ajusten son también componentes de las estrategias de desarrollo. Y allí los intereses son tercos. Son ellos los que mueven los hilos de tales políticas.

Dada una situación adversa de los años 90, incluso en el campo de la opinión pública, las "terapias de schock" mutaron en "terapias de schock con ilusión". Fue una manera de aplicar en economía política aquel principio de: ¿Por qué los borrachos mueren con menor frecuencia en los choques?

Los gobiernos ahora lanzan planes de ajuste estructural, anticipando, mitigando y neutralizando, reacciones social y graves protestas, utilizando un paquete de biopolítica y psicopolítica para implementar tales reformas económicas de "choque". Ahora hay tecnologías de "Big data-Big Brother" para eso.

De esta manera, países que había llegado a un pacto social redistributivo que contemplaban transferencias sociales en sus presupuestos públicos, que incluían subsidios a los productos derivados del petróleo, alimentos básicos, artículos y servicios médicos, etc., desmontan tales figuras embrionarias del Estado social bajo la premisa de que son principalmente los subsidios a los sectores medios y populares, los responsables fundamentales de la inflación y de los "desequilibrios de los precios relativos".

Según el plan de la terapia de ajuste económico con ilusión, los subsidios económicos deben ser reemplazados por pequeños pagos en efectivo a familias en forma de bonos sin carga en las obligaciones salariales estipuladas por las leyes laborales, entrega de micro canasta o bolsas de alimentos, quizás un vaso de leche escolar y el apoyo a emprendimientos con créditos. Esa es la gran revolución social de las ilusiones.

Todo esto es acompañado de un bombardeo informativo (campaña feroz en los medios estatales sobre la "necesidad" y los "intereses" de la implementación del Plan), así como con el bloqueo selectivo de información (clasificación de algunas estadísticas nacionales como desempleo y la tasa de inflación para crear o mantener la atmósfera ilusoria): ¡Todo se está arreglando!

Al mismo tiempo, se anuncian algunos sistemas de precios múltiples de los bienes que podrían tener subsidios en determinados plazos de tiempo, o medidas de control de precios asociadas con la implementación del plan. Más ambigüedades y confusiones para las audiencias-objetivo. ¡Dónde hay confusión hay parálisis o inefectividad en la reacción de protesta!

Una combinación de señales ambiguas o confusas con repetidas noticias falsas o medianamente falsas, junto a campañas de conmoción mediáticas impuestas al público (un escándalo bien administrado como distractor) permiten canalizar la energía emocional de la sociedad y reduce la sensibilidad social ante el plan de ajustes y la va habituando a su "imperiosa necesidad" (¡No había más opciones!).

De este modo el gobierno es capaz de implementar choques económicos creando una atmósfera psicológica ilusoria, empleando para ello una gama de transferencias directas a las personas, que utilizan estas fuentes de dinero para la sobrevivencia inmediata, junto con un bombardeo de información sobre la necesidad e intereses del "plan económico"; al mismo tiempo, un apagón informativo de estadísticas nacionales sensibles, la difusión de desinformación, imponiendo repetidos escándalos y distractores noticiosos, en los meses previos y durante la implementación del plan; todo para disminuir la sensibilidad de la opinión pública, todo combinado con el anuncio de varias medidas compensatorias de precios para generar una atmósfera vaga y confusa.

De esta manera, la terapia de ilusión y apaciguamiento que acompaña a los planes de ajuste estructural (terapia de choque + terapia de ilusión) logra que la potencial energía social dirigida contra un ajuste económico se postergue, evitando en cierta medida las explosiones de protesta en el corto plazo.

Es en este marco general de los nuevos tiempos de neoliberalismo encubierto, que es posible comprender la orientación del gobierno de Maduro cuando entre julio y agosto de 2018 comenzó la aplicación del llamado "Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica".

Este plan incluyó una mega-devaluación del tipo de cambio oficial, la eliminación del control de precios, la exoneración de aranceles para los empresarios importadores y del impuesto sobre la renta para PDVSA y el capital transnacional "socio en las empresas mixtas", junto a una reforma laboral regresiva con el memorando 2792, entre otras medidas de flexibilización-precarización.

Por supuesto, no lo olvidemos, esta es la "única respuesta posible" a las brutales sanciones internacionales. Y si los trabajadores protestan, habrá trabajadores presos.

Todo esto parecía además borrar todas las responsabilidades de la política económica anterior en la cual el leitmotiv fue la "guerra económica", la lucha contra el "dólar criminal" y la justificación del control de cambio como una medida de soporte del control político.

Sin embargo, lo que venía ocurriendo era que los grupos económicos de poder seguían medrando las divisas cada vez más reducidas que obtenían del Estado rentista. Había un maridaje entre nuevos grupos de poder y el Estado. En eso consistió el "transformismo".

El dólar preferencia se utilizó para drenar recursos (bicicleta cambiaria), generándose de la noche a la mañana nuevas fortunas al amparo de los mecanismos del Estado. ¿Y cómo aparecieron tales nuevos negocios en medio del sacrificio para el pueblo?

Los mecanismos de asignación de divisas Cadivi y luego el Cencoex, con su discrecionalidad en la asignación de las divisas, se convirtieron en verdaderos "manas mágicos" para "nuevos pachás". ¿De dónde salieron los toyoteros y sus escoltas? Allí ninguna investigación dio ningún resultado concreto sobre responsabilidades penales y administrativas. Pasamos de la URSS a Yeltsin sin pasar por Gorbachov.

Es con esta nueva recomposición de grupos económicos donde el capitalismo de los amigos, compinches o cuates toma el control de una inestable economía venezolana, donde hubo compras opacas de "medios de comunicación" y grupos mediáticos, la política fue penetrada con gran empuje por el tercer elemento identificado por Gramsci para entender los mecanismos y dispositivos de dominación: el fraude-corrupción. No solo se trata de coerción-consenso.

Toda la teoría económica del capitalismo rentístico ha señalado que en nuestro país petrolero, una economía minero-extractiva dependiente de los precios del mercado mundial, ha sido fundamentalmente importadora, que la renta petrolera captada ingresa al torrente de una economía que no tiene capacidad de absorberla (ni de administrarla con criterios de escasez) con mecanismos de acumulación, diversificación productiva y metas de equidad social, drenándose más bien hacia la apropiación y reparto desigual de la misma, la inmensa fuga de recursos, o formas muy distorsionadas de especulación junto con desiguales niveles de consumo interno.

Lo que menos se ha hecho con la renta es la formación de capitales sociales, humanos y productivos para generar de manera sostenible prosperidad, bienestar social y desarrollo humano. Y es esa precisamente la "maldición de los recursos", el "excremento del diablo" apropiado por diversas fracciones (asociadas o rivales) de la "oligarquía del dinero". También la nomenclatura cabe.

De manera que el valor de las divisas (el tema cambiario) y las presiones inflacionarias han sido factores de controversia permanente de nuestra economía petrolera, rentista, dependiente y subdesarrollada, más aún cuando la pregunta inevitable es, cómo ha sido posible que un Estado presuntamente rico, se sobregire con endeudamiento (interno y externo) y se identifique con una política de emisión irresponsable de dinero. No es solo de ahora, tiene historia.

Es allí donde entra en juego la terapia de choque junto con la terapía de ilusión bajo la figura del "nuevo estado de protección social" (el populista Getulio Vargas en Brasil se quedó en pañales en la historia): política de recompensas en bonos, carnet de la patria, CLAP, entre otros van conformando un nuevo paquete de apaciguamiento social. El neoliberalismo mutante puede hacer milagros ideológicos.

Los estímulos materiales pasan a ser un elemento clave de esta terapia de ilusión, muy alejada de una política social auditable y coherente dentro de la integración de políticas formales de desarrollo social y desarrollo humano. El bombardeo propagandístico, los apagones de información, la censura y los nuevos mecanismos de cooptación, vigilancia y control social. "Big Brother-Big data". La lealtad ha pasado a ser un gigantesco chantaje.

Pero también es cierto que tal estado de alienación de las formas sociales de la conciencia ocurre porque no aparecen alternativas creíbles, con fundamento programático, con capacidad organizativa, de articulación y movilización social. Ni hay oposición tradicional ni nuevas alternativas. La sociedad ha sido aparentemente doblegada.

3.- ¿Y QUIÉN PODRÁ DEFENDERNOS: EL CHAPULÍN COLORADO?

También hay que decirlo, en esos mismos encargos de mercancías rancias, llegaron en un momento de nuestra historia toda una literatura de panfletos y folletines, con sus interpretaciones simplificadas, unidimensionales (para fines exclusivos de "agitación y propaganda") que no han logrado realizar nuevos planos axiológico, de conocimiento y de apropiación cultural para una auténtica conciencia liberadora.

Como se dice coloquialmente, solo para "tirar discursos y para tirar línea política" han servido los clichés de la izquierda. La idiotización de masas del capitalismo no ha sido desafiado por un nuevo imaginario emancipador, sino por maquinarias de propaganda difusiva, con sus propias alienaciones y plusvalías políticas.

Analicemos esto históricamente. A principios del siglo XX venezolano muchos se hicieron marxistas leyendo literatura rusa sobre Marx, pero sin aproximarse siquiera tangencialmente al pensamiento más riguroso del propio Marx, o Engels o de la propia tradición del pensamiento socialista mundial.

Todo pasó por el filtro de las codificaciones y las lecturas doctrinarias: comida masticada y prefabricada. El frente educativo y cultural nunca fue una prioridad de las organizaciones de izquierda, sino como elementos de "agitación y propaganda". ¿Y que se agitaba y propagaba? Doctrina, dogma, clichés y consignas. No se ha salido del lamentable estado del "trabajo ideológico".

Si de reciclajes históricos se trata, no es la primera vez que el pasado supera al presente, y que el futuro inmediato pareciera ser el antepasado del pasado; es decir, como si tuviéramos que experimentar de nuevo una reactivación de rasgos económicos, políticos e ideológicos del Gomecismo o del Lopecismo, para encontrar (de nuevo) las fuerzas y sentidos extraviados que dieron paso a la lucha no solo por la democracia, la justicia social o el pluralismo político, sino las fuentes de una cultura popular nacional liberadora, con aspiración de apropiarse de las revoluciones científico-técnicas, éticas, cognitivas y estéticas, de las humanidades diversas e interculturales.

Sin embargo, lo que ha ocurrió ha sido calco y copia, modernización imitativa, modernización refleja, con sus grandes fallas y pocos aciertos. El marxismo ortodoxo no escapa a tal cultura del reciclaje.

Ahora bien, cuando uno escucha descalificaciones como "izquierda trasnochada", uno no deja de recordar las referencias a los períodos contrainsurgentes de Betancourt o Leoni, o si se quiere ir más atrás, a la Constitución gomecista con su expresa prohibición de la propaganda comunista o al inciso sexto de López Contreras.

Por alguna agenda hay que comenzar.

Una disputa entre ambas mercancías envejecidas (liberalismo decimonónico-comunismo soviético) sería actualmente un teatro de sombras y sinsentidos en pleno siglo XXI, con un turbo-capitalismo cuyos sectores tecno-productivos de punta tienen el sello del capitalismo cognitivo, la automatización y todas sus modalidades informacionales, apalancadas, además, por los nuevos dispositivos mass-mediáticos de actualidad-opacidad-mentalización-espectáculo. En un teléfono inteligente se encierra hoy la inmensa capacidad multifuncional de tales transformaciones.

Hemos entrado al engranaje de una nueva fase de reestructuración capitalista, con su desarrollo desigual, contradictorio y excluyente. Exclusiones y rezagos, por una parte, concentración de beneficios y nuevas tecnologías de punta por otro. Zonas y regiones de superexplotación. Apropiación y reparto de ventajas para algunos, privaciones, transferencia y reciclaje de desechos para otros. Sin embargo, ya hay un legado de debates acumulados (y superados) en las izquierdas, y a ellos hay que apelar con urgencia.

Lo novedoso son las nuevas fronteras de exclusión y desacoplamiento involuntario de verdaderos territorios y pueblos "condenados de la historia", como si fueran un subproletariado mundial sobrante, otros territorios caracterizados por condiciones de superexplotación de la mano de obra y con un voraz extractivismo en plena crisis climática y ecológica. Solo para pocos un universo de comodidad y opulencia: los privilegiados y sus grupos auxiliares de incluidos con garantías. La población socialmente degradada y considerada sobrante da paso a una ideología social-darwinista de nuevo cuño.

Y como mecanismo defensivo, segmentos completos de los mismos, migrando despavoridos hacia donde creen conseguir mejores oportunidades de vida. Se habla hoy sin pudor algunos en los grandes foros económicos de crisis energética, crisis alimentaria, crisis ecológica y climática, hasta de post-capitalismo, e incluso de crisis civilizatoria.

Aunque algunos pensaron a fines de los años 80, que ya la "posmodernidad" había llegado y hasta finalizado (reflexionando a viva voz sobre el agotamiento y crisis de la modernidad-colonialidad), henos aquí teniendo que defender las mejores caras democratizadoras e igualitarias de una modernidad política inconclusa, para evitar una regresión a barbaries aún mucho peores, en pleno contexto de avance de movimientos posdemocráticos en la escena mundial.

¿Qué significa todo esto? Que los autoritarismos, con diverso signo ideológico, han tomado el relevo en el seno de la estructura de oportunidad de las democracias en crisis. Que estos autoritarismos refuerzan las pautas de desigualdad y exclusión social. Y ese es también un reto para las izquierdas hoy: desenmascarar a las izquierdas despóticas, a las que colocarán al pueblo como vagón de cola, como masa de maniobra y de sacrificio cadornista.

Un breve inciso histórico. Gramsci cuestionaba la figura del General Luigi Cadorna, jefe del estado mayor del ejército italiano durante la retirada de Caporetto (1917), de la cual fue el principal responsable. Caporetto puso en evidencia el carácter erróneo de la conducción del ejército italiano, y el "cadornismo" simboliza en el pensamiento de Gramsci una crítica del burocratismo y del autoritarismo de los dirigentes que consideraban como superfluo el trabajo de persuasión e influencia sobre los "dirigidos", implementando medidas de obediencia mecánica e irreflexiva para obtener su adhesión; además los colocaban en una posición de sacrificio inevitable y necesario como "carne de cañón".

En fin, Gramsci exigía la sustitución del mando vertical por el diálogo persuasivo, pedagógico y liberador: "obtener su adhesión voluntaria" y "compartir los sacrificios" entre dirigentes y dirigidos. Es a eso que Gramsci llamó Cadornismo.

De modo que hay que despejar muchas incógnitas y superar apuestas ante los retos que se avecinan, cuyas promesas parecen ser más distópicas que utópicas, si de verdad sigue vigente o no el Constitucionalismo Democrático del que tanto se habló y se presumió en pleno año 1999; o si la democracia social y participativa por la cual se inició tal proceso termina siendo hoy valorada y evaluada como una gran estafa o una gran traición.

No son cuestiones banales. Ya lo decía Chávez en sus mejores versiones: "Socialismo con plena democracia y con plenas libertades".

Otros cogieron caminos distintos y un falso dilema: o el mercado con autoritarismo, o el estatismo autoritario con dirigismo económico. De eso trata el tema de las posdemocracias.

De esto, aunque usted no lo crea, también hablaron Marx y Engels, pues de no ser así, no se entendería su frontal lucha contra veneración supersticiosa del Estado, su lucha contra la burocracia, su lucha contra los gobiernos despóticos y su indudable cuestionamiento a "comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad". Pero de eso hablaremos en la próxima entrega.

Continuará…



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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

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