La naturaleza y la naturaleza humana
El capitalismo no se limita a la
explotación de la fuerza de trabajo y creatividad de la especie humana; es
también injusta distribución de bienes, beneficios, riquezas y vida humana
aceptable. Es codicia y desvalorización llevada a cabo por el poder del Capital
sobre pueblos indefensos, pervirtiendo todo trazo de
El extremo de la demencia a que el capitalismo ha llevado al mundo se constata en que la vida para la mayoría de pobladores de la tierra, tiene como única garantía de subsistencia su sobre-explotación; el uso y abuso de los recursos naturales; la compra y venta de jóvenes de ambos sexos en las calles. La ambición de este sistema es irrefrenable y por consiguiente trae como resultado, entre otros, el destrozo de la armonía ecológica. Estimándose, que como consecuencia de la bárbara acción de las grandes multinacionales, la naturaleza y por extensión la humanidad pierde potencialmente alrededor de 250 billones de dólares al año, por la destrucción del hábitat natural.
Las derivaciones del abuso de algunos
humanos contra
Cada día se acrecientan los daños al ambiente en el mundo entero. Esto ha llevado a comunidades, trabajadores, organizaciones no-gubernamentales y pueblos en general a organizarse para protestar y tratar de salvar el ambiente y la salud. El deterioro ha sido tal que pone en grave riesgo toda forma de vida en este planeta. A nivel general estamos afectados por situaciones como la destrucción de la capa de ozono en la atmósfera, lo que lleva al aumento de los casos de cáncer de la piel. La destrucción del ambiente tiene como una de sus causas principales el avidez desmedida de lucro inmediato por parte del capitalismo y sus principales agentes, cuya consecuencia no es otra que la más abierta destrucción del ambiente, del futuro de aquellos que están por venir, de esos que no pueden votar democráticamente sobre si están de acuerdo o no en que esta sociedad mundial y sobre todo quienes la controlan, les nieguen las mínimas condiciones para su sobre vivencia en este lugar en las próximas décadas o siglos.
La competencia del mercado y los falsos valores que caracterizan al capitalismo, choca con el natural deseo humano de estabilidad y certidumbre. Es parte de esa indiferencia y menosprecio hacia la vida humana y la vida de la naturaleza, poco importa que un amplio sector de la comunidad mundial rechace esos actos; impugne la injusticia en la distribución de las recompensas del desarrollo y progreso producto del esfuerzo de todos; importa los resultados de las distintas Bolsas de Valores del mundo.
La competencia -“virtud” más
importante del capitalismo y por supuesto más destructiva- marca la
cotidianidad con aceleradas sobredosis de angustia. En un mundo signado por
esas motivaciones, difícilmente tendrá cabida
¡SOLO EL PUEBLO, SALVA AL PUEBLO!