19 de abril de 1810

La utopía girondina

El ser humano tiene la mala costumbre de analizar los momentos pretéritos según el lente del momento en que vive. Aunque hablemos de visión integral, toda ella en conjunto es incompleta al quedar, también ella, en el pasado. Sólo los mensajes holísticos pueden configurar un consejo trascendental en el tiempo; sin embargo los adalides de los movimientos sociales cuando aparecen, procuran el alcance máximo de su propósito dentro de la vida con errores que los condiciona, y entonces, la vía que enaltecen tiene sus seguidores, sus contrarios y sobretodo, sus limitantes que sólo el futuro calibra y juzga en aras de lograr una mejoría u otra vertiente que considere más perfecta, prudente o viable.

El 19 de abril de 1810 sirve de ejemplo notable para comprender las ideas de emancipación pero más que todo, para el estudio de la mentalidad de una época y sus hombres, que sean paralelismos del momento que vivimos, sin que ello macule el nombre de nadie pasado o presente. Existe un momento histórico que la ideología libertaria, tipificaría como principal para el desenvolvimiento de los hechos a ocurrir de ahí en adelante: la Revolución Francesa. Venezuela posee por fusei ó, naturaleza propia, a un personaje cabal en la participación de ambos hechos históricos: Francisco de Miranda.

De aquella, podemos distinguir los dos movimientos políticos que los conformaron: los partidos girondino y el jacobino, muy opuestos entre sí. Por razones técnicas no puedo sino dar pautas de ficha de uno y de otro. Tendremos que el girondino era un partido que creía en los derechos del hombre (libertad, fraternidad e igualdad), pero moderado en lo referente a la igualdad, pues concebían el cultivo educativo de la sociedad para que todo en conjunto creciera homogéneo. Para un estado que se proclamaba libre y soberano, en cuanto a sus derechos fundamentales, de no seguir órdenes a reyes ni estar sometidos a mandatarios con poderes hereditarios, fuese girondino o jacobino, era de un riesgo escandaloso para las monarquías que rodeaban a la Francia. A este partido de la Gironda pertenecía Francisco de Miranda. Cuando los girondinos asumen el mando, al tiempo hacen preso al rey y a muchos nobles y seguidores del monarca, pero no vieron pertinente condenarlo, sino aprovecharlos como rehenes para su acción política pedagógica de igualdad y fraternidad hacia el pueblo, y desapareciese la visión impositiva real, que aquella era la que debía imperar en la nueva Francia. La guerra contra los Países Bajos y ciertas alianzas de los girondinos para liberar a los rehenes, más la presión de los más extremistas, llevó a los jacobinos tomar el poder, desatándose una verdadera cacería de brujas, juicios populares que brotaron en todo el territorio y llevaron la cadalso a todos los rehenes reales y por poco también a Miranda. Los jacobinos pregonaban la desaparición de raíz de las costumbres nobiliarias, entresacando dentro de las filas del pueblo a los más valiosos para el mando. Para Miranda fueron momentos de verdadera aventura, cambios de identidad a un nivel histriónico, de atrapadas y fugas espectaculares, hasta finalmente pagar con dos años de presidio. Vuelve a Inglaterra para continuar desde allí su preparación para la liberación de Venezuela, su patria.

Los jacobinos al llegar al poder, una vez que mataron a todos los nobles, desataron una feroz represión contra todo lo que les oliera costumbre de los nobles y se tiraron encima radicalmente a todas las monarquías de Europa, que le harán boicot a la recién nacida nación insurgente. Por suerte, los éxitos militares de Napoleón la salvaron de las invasiones, pero el vencedor destruyó finalmente a aquella República transformándola en Imperio, que no era sino aquel poder popular que hizo tan poderosa su fuerza y voluntad de no ser sojuzgada por ninguna potencia, la conciencia que llevó de triunfo en triunfo al genio de Bonaparte.

La postura girondina del precursor, muchos la han calificado de burguesa, y a Bolívar -como lo enfrentó al final de la Primera República en Venezuela, de jacobino. Nada más falso, pues ambos eran de posturas girondinas, sólo que poseían puntos de partida distintos. Ya para 1804 poco antes de zarpar el general aventurero a Nueva York, poseía una visión de las Antillas afro que se habían liberado de sus colonizadores de una manera extrema, a la jacobina, eliminando a todos los colonizadores blancos, que era preferible que se mantuvieran aún 100 años más en el estado en que estaban a lo que habían hecho puesto que su acción las iba aislar del mundo circundante… no se equivocó. Haití sufre hoy consecuencias que nacieron desde aquel entonces.

En 1808 Napoleón invade a España, secuestra a los reyes borbones y es la razón que llevará a las colonias de ultramar aprovechar el momento de su liberación. El espíritu que pervive es el republicano francés y dentro del mismo, el girondino, el que finalmente busca implantarse. Pero en las colonias hay un problema que no lo tenía Francia: las castas. Aquí los pobres tenían color de piel. Los que se rebelan contra la monarquía también tienen color, que para colmo no son el pueblo, sino alrevés de Francia, son los más poderosos. No quieren saber nada de títulos europeos, o, en algunos muy pocos, tenerlos a su modo. Aquí se presentan dos tipos de girondinos, unos que prefreren tener a las castas inferiores, las más numerosas (los pardos en Venezuela), sin participación política en tanto se superen, y otros que sí querían darle cierto poder a las castas inferiores; en aquella trinchera se encontraba Miranda y hasta el propio Bolívar, en esta otra se encontraban el cura Madariaga, los Ribas, autonombrándose José Félix como vocero y diputado de los pardos.

Es por ello que el 19 de abril es un movimiento que la circunstancia arrastró a Venezuela caminar con zapatos que no eran de su talla, con un sin fin de contradicciones que no podrán madurar para su propia salud. Siete de las doce provincias venezolanas proclamarán la independencia para allanar el camino a una constituyente que sancionarán el siguiente año de 1811, pero es saludable conocer a los hombres y sus circunstancias para elaborar los cambios del presente con el conocimiento de aquellos, pues las mismas inclinaciones dentro del poder de cambio forcejean las condicionantes de hoy. Aquel momento no comprendió a la fuerza que sostenía al poder económico, por ser ella de poca instrucción, pero la búsqueda de justicia la bregaba sobre su espalda, demostrándolo a partir de movimientos precursores estaban apoyados en castas inferiores, el de 1749, el de 1795 y el de 1797, que de inferiores, sólo lo era en el sentido socio cultural, pero en lo cuántico, abarcaba casi el 80% de la población.

En cuanto a la clasificación real de girondinos y jacobinos, en realidad por parte de los republicanos nunca llegó a ser de esta última, pues la liberación total para todos a la vez no estaba en la mente de ninguno de ellos por las razones de ignorancia que achacaban al pardaje. Craso error, porque los españoles sí utilizarán esa poderosa fuerza para doblegar al grito emancipador como lo hicieron con la Primera y Segunda Repúblicas, fuerza beneficiada en su punto máximo por el asturiano Boves, que de una practicará la jacobinada aunque en contra de la emancipación, empujando a la Tierra de Gracia a la guerra más sangrienta que se haya hoyado este continente.

Hoy podemos adelantar que sino hay justicia para todos, no se puede hablar de democracia alguna. Por ello es muy loable la misión Róbinson y todas las que tiendan un puente al cultivo del pueblo. Muy singular este proceso que dentro de sus filas hay sus jacobinos que desean se entable una razzia hacia los estamentos pudientes, pero lo que se trata es saber cargar con ambos partidos dentro para utilizarlos como pinzas en la situación que corresponda, pues debemos tener claro el enemigo imperial que desafiamos, como también los vicios que enfrentamos, y que al extirpar sin contemplaciones el egoísmo, uno de tantos, perro de guardia que impide la igualdad, la fraternidad y la libertad, se diluye la selva inextricable que impide el socialismo, al tanto que debemos animar la fe en los más débiles, acompañándolos en la coparticipación espontánea que estimula su inclusión, para eso es imponderable repartir el conocimiento que disponemos. El estímulo que disponemos. ¿Utopía Girondina?



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Arnulfo Poyer Márquez


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