El congreso del PSUV

Confieso que no tuve interés en leer los datos de las elecciones internas para escoger las autoridades del PSUV. Simplemente me conformé y me sentí orgulloso por haber participado con mi voto en la escogencia de las autoridades. El 26/03/2009 tuve la oportunidad de leer un trabajo en APORREA con la autoría de Rafael Urdaneta (www.aporrea.org/actualidad/a74958.html.), que me produjo una ligera preocupación y seguidamente me conecté con la pagina del PSUV (www.psuv.org.ve) con la idea y esperanza de encontrar una información que me permitiera despejar una duda, que luego no pude despejarla, porque la información electoral más reciente alojada en la página, tenía sólo los datos de las elecciones primarias para la selección de nuestros candidatos a las Gobernaciones y Alcaldías.

Al confirmar los datos, el panorama o tesis de la “crisis temprana” de la que he venido hablando se instaló frente a mí para decirme: Aquí estoy, trata de tocarme para ver si soy real o es una hipótesis refutable. El universo nacional para esa elelcción fue de 94.000 militantes y hay que decir (ahí está parte del sentido y significado del dato), que ese universo estuvo conformado por delegados, delegadas, voceros, voceras, comisionados y comisionadas del PSUV.

No hay duda o no tenía que haber duda, sobre la calidad y claridad política e ideológica de este universo. Estos  electores de debían estar totalmente comprometidos con los retos del proceso y la elección de las  autoridades de una partido Revolucionario, siempre será un gran reto. Para decirlo con el termino apropiado; la vanguardia tenía la responsabilidad de votar y con esa acción, se daba el derecho de  colocar al frente de esa vanguardia y del partido a los mejores hombre y mujeres: La vanguardia de la vanguardia.

Ese universo de 94.000 compatriotas tenía la opción de seleccionar 12 o 13 compatriotas, con lo cual había una capacidad de 1.128.000 puntos a distribuir entre 60 postulados. El más votado fue el negro Aristóbulo Isturiz porque obtuvo 38.186 votos o puntos y con ese nivel, el negro recibió el espaldarazo del 40,62% de los 94.000 que tenía derecho a votar. De la lista de 29 miembros de la Dirección Nacional que presentó el compatriota Rafael Urdaneta en su artículo colocado en Aporrea; 5 miembros lograron captar entre 30 y 36% de los votos de eses universo; 9 miembros entre 20 y 27%; 8 entre 16 y 19% y 6 compatriotas entre 12,77 y 15%. Un total de 23 miembros de la lista de los 29 más votado que presentó Rafael Urdaneta (79%) lograron una votación menor a 28 mil votos. Si valoramos este dato en función de los 94.000 militantes que teníamos derecho a sufragar, no es muy cuesta arriba concluir el desinterés con lo cual se atendió esta tarea y la falta de apoyo que alcanzaron los seleccionados.

En este caso, es importante asumir una autocrítica y plantearse una reflexión. ¿El mecanismo escogido fue el mejor? ¿Ese mecanismo daba garantías para seleccionar o elegir a los cuadros que requiere el proceso en esta etapa de definiciones? ¿Fallamos nosotros al hacer la selección o se falló en la elaboración de la lista de los 60? ¿Hubo de verdad participación protagónica?

No es que el sistema tomado para realizar la elección llevara a una dispersión de los votos. 94.000 militantes teníamos la opción de seleccionar doce camaradas de una lista de 60 y eso daba una opción de “votos” muy amplia para que cada uno de estos cuadros obtuviera una votación o apoyo mucho más amplia.

No se pretende determinar que estas autoridades no tienen mucha ilegitimidad. Ese no es el problema que deseo puntualizar, que no deja de ser un dato con mucho sentido. El problema ahora es valorar, cómo esa realidad no pudo ser parte de una preocupación de la dirección nacional y se dejó ese asunto así. Es posible que los Comités por el SI, haya sido una manera de identificar el problema viéndolo desde un punto, pero si lo fue así, queda en el medio otra pregunta más sería y preocupante: ¿Por qué el mecate revienta por lo más delgado? ¿Por qué se coloca en el congelador la estructura de delegados y de batallones, dejando intacta la estructura de Dirección Nacional con la condición que tiene?

A los que suelen leer los artículos de Antonio Aponte que el Presidente recomienda mucho, fijémonos en estas dos ideas escritas en su dos últimos trabajo:

“la Revolución pacifica sólo se puede enfrentar a la oligarquía desde posiciones teóricas sólidas, bien diferenciadas, argumentadas y definidas, que el pueblo las entienda, al punto de saber que en ellas les va la vida, que son sagradas, que vale la pena luchas por ellas. (…) Esta falla origina una carencia: La falta de cuadros revolucionarios. Es necesario un núcleo que irradie ejemplo externo de conducta y ética revolucionaria al resto de la Revolución y a la sociedad, que se ejemplo de lo que queremos construir, que contraste con los oligarcas y los desviados internos” (23/03/09. Disponible en http://ungranodemaizblogspot.com)

 

Esa lucha contra la bestia milenaria es difícil, compleja, llena de meandros, los vicios están por todos lados, están aquí, conviven con la Revolución, también dentro de nosotros los revolucionarios. (…) La batalla es difícil. Se trata de fundar, con hombres formados en la cultura del pasado, del egoísmo, un futuro diferente, otra cultura, la de la fraternidad, la del sentido de pertenencia a la sociedad. Eso requiere un esfuerzo espiritual de primera magnitud”. (25/3/2009. Disponible en http://ungranodemaizblogspot.com)

Un congreso donde deberán discutirse temas y problemas de envergadura para darle viabilidad a la vía socialista bolivariana, es importante que nos preguntemos: ¿Tenemos el instrumento organizativo clave y los cuadros necesarios para discutir y definir el rumbo, aprobar programa, estatutos y código de ética? ¿Tenemos efectivamente partido?

evaristomarcano@cantv.net



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Evaristo Marcano Marín


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