El encuentro de los intelectuales de izquierda y sus consideraciones sobre algunos aspectos que pudieran ser corregidos en el proceso revolucionario ha levantado un remolino y hasta descalificaciones groseras se han descargado contra quienes de buena fe emitieron opiniones, que en vez de descalificar a priori habría que analizar y ponderar, porque errar es de humanos y corregir es de sabios,algo así nos enseña la máxima popular, que como los dichos de nuestro pueblo casi siempre son verdades irrefutables. Sobre lo que más se ha especulado es lo atinente al “hiperliderazgo” del Comandante Hugo Chávez, que a juicio de algunos resulta negativo,porque desgasta al líder y debilita al proceso. Esa consideración habría que colocarla en su justa dimensión y valorarla mejor. Porque lo que ocurre, es que el presidente Chávez, debido a la falta de colaboración y de compromiso de muchos personeros en funciones de gobierno, tiene que convertirse en una especie de super hombre. Basta con ver atentamente el Aló Presidente,para darnos cuenta que el líder de la revolución tiene que ocuparse de cosas que competen muchas veces a un gobernador, Concejo Municipal, concejal, alcalde, parlamentario regional o nacional o a cualquier funcionario de un ente descentralizado. Esa es la razón por la cual muchas veces observamos que la paciencia y el buen humor del presidente desaparece y aun cuando lo disimula se nota el disgusto cuando reclama. Porque ocurre que muchas veces le mienten, le hacen creer cosas que no han sido ni remotamente tratadas y se las presentan como solucionadas.
Algo parecido ocurrió durante la inauguración del hospital “Dr. Armando Velásquez Mago” de Sarare Estado Lara, donde todo era celebración y aplausos y de no ser por la intervención de un trabajador Adhorem del centro asistencial, el Comandante Chávez se habría ido convencido de que dejaba en servicio un moderno hospital, que ponía fin a todos los problemas de salud en esa comunidad; cuando la verdad el nuevo centro asistencial tiene un problema medular, como es la falta de capacidad energética para su funcionamiento. Ante la sorpresa de los “Pinochos” que intentaban engañar al mandatario, el ciudadano que desde hacia tiempo estaba pidiendo que le dieran oportunidad de decir algo, cuando ya finalizaba la ceremonia, el presidente le dio la palabra, diciéndole: Bueno chico, te voy a dar la palabra, hace rato que haces señas que quieres decir algo, dime púes: el vecino volcó un tobo de agua fría sobre la cabeza de todos, cuando le dijo al comandante, que el hospital tenía un problema eléctrico crónico, que la carga recibida ni siquiera le permitía poner a funcionar los equipos acondicionadores de aire y ahora con las calderas el déficit sería peor y que nadie se ha ocupado de esa situación que requiere de un alimentador especial.
Cuando Chávez pidió información al respecto, de inmediato salió el consabido estribillo de los mentirosos, que eso era cierto, pero que estaban tomando medidas, que Enelbar estaba al tanto pero que necesitaban recursos.
El Comandante, que ya tiene la piel curtida de tanta cova, reclamó que como era posible que habían proyectado y construido ese hospital, sin proyectar y construir al menos una subestación de distribución para alimentar los espacios. Pero como olió el embuste, solicitó que alguien le llamara al presidente de Enelbar, para comprometerlo en la solución. Y oh...sorpresa, cuando el presidente habló con el ingeniero Kaled Ortíz,presidente de la empresa eléctrica, le confesó que ignoraba el problema y que no había sido planteado en su despacho. El Comandante haló orejas en cámara y con sobrada razón, porque estos “colaboradores” son los que le obligan a ejercer un hiperliderazgo, que ya una vez el Comandante Fidel Castro, le alertó, señalándole que no podía ser gobernador,alcalde, concejal, diputado y presidente a la vez, porque eso le desgasta y además son tareas de otros, que están obligados a cumplirlas. Por eso el Comandante Chávez tiene que ser el hiperlíder, por la desidia de muchos. Es como aquel que murió en la cruz por los pecados de sus seguidores. Entonces lo que hace daño a la revolución no es el hiperliderazgo de Chávez, sino el hiperpaterrolismo de muchos.
Periodista CNP 2414*
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