Hay que acelerar los pasos a seguir en la construcción del socialismo y en consolidar este proceso revolucionario. Pero, debemos saber escuchar a los compañeros de lucha.
El enemigo, nos prepara una nueva ofensiva, que ya está en marcha. En este sueño utópico si se quiere anarquista de que no deben existir: ni la propiedad privada, ni amos o señores que gobiernen al obrero. Todos debemos ser iguales, no tan sólo ante la ley sino ante las realidades del estado socialista. Por tanto, no debe existir propiedad privada de los medios de producción sino colectiva, ni siquiera del estado. COLECTIVA.
Quiero decir gobernada y dirigida por el propio pueblo.
Lo mismo debe suceder con la llamada propiedad intelectual
¿Será acaso, que por este camino vamos al comunismo puro?, aquel que aplicó únicamente el Jesús el Cristo con sus apóstoles y seguidores.
El nombre que con más orgullo puede lucir un verdadero revolucionario son dos a saber: el de partisano, maquis o guerrillero y el de luchador social.
Eso de que siempre toda revolución la hace una vanguardia, una avanzada, y es precisamente la de los intelectuales, yo siempre lo he oído desde pequeño, pero pienso que de acuerdo a la realidad histórica y social, esto, es cierto, ya que estos intelectuales tienen en sus mentes la propiedad de eso que llamamos el saber, el intelecto, el cómo deben hacerse mejor las cosas.
¿Acaso es mentira que la revolución rusa la hicieron los intelectuales de vanguardia?, claro que en este caso contando con el valioso aporte de las masas: trabajadores, obreros, campesinos y soldados.
No considero, aparte de sus valientes posiciones que ha mantenido nuestro compatriota frente al enemigo que a Nicolás Maduro se le pueda calificar o catalogar de intelectual. Sería un craso error. Como lo fueron las frases dichas por Maduro de que los intelectuales si lo son, me refiero a los que participaron en el CIM, son unos habladores de paja.
Ocurre que nuestra realidad personal cercana que nos rodea esto me parece que le ha ocurrido al compa Nicolás no nos deja ver la realidad exterior. O sea el entorno micro, le nublo el macro lo externo, no escuchó, lo que dicen y piensan los demás compas como cierto, y un clarín de alerta, una llamada a la realidad de los hechos sobre el camino que lleva este proceso que a otros nos suena como el cuerno del profeta Isaías. O las visiones de Juan en Éfeso y escritas en el Apocalipsis.
No, señores, el avestruz dicen esconde su cabeza en la arena cuando escucha el rugido del león, nosotros, no debemos seguir este ejemplo. Es suicida. Debemos ver la realidad de los hechos, o es que acaso el resultado de las votaciones últimas no han significado una clarinada de ¡alerta que algo está pasando!
Será que ya no contamos con las masas, no las consultamos realmente, no les resolvemos sus principales problemas cotidianos con eficiencia y prontitud. O será acaso que no les damos el mejor ejemplo, y en verdad no somos apóstoles ejemplares muchos de nosotros de este proceso. Es decir, no predicamos con el ejemplo, de: la humildad, la pobreza, la solidaridad.
A nadie le gusta la crítica, menos al que está arriba, en la cima, pero sin crítica no hay revolución que valga un pepino, y viceversa. Pero sin verdaderos revolucionarios tampoco hay revolución, y esto no va con nuestro presidente y líder, que demasiado bueno ha sido, sino con muchos de los que en círculos de mando y decisión lo han rodeado. Es claro que: no han sido muchos de ellos los mejores. La crítica como tal, sea como sea, a nadie le gusta, pero hay que hacerla si es que somos en algo revolucionarios, rebeldes, partisanos o guerrilleros, o unos simples luchadores sociales del pueblo.
La verdad es que eso del socialismo del siglo XXI es un invento, es todo un algo nuevo, una novedad que se está inventando. Nadie sabe un carajo aún, a ciencia cierta de que se trata. Y menos cual es el camino correcto y como podemos o no hacer para no equivocarnos en el trayecto, digamos que es algo en construcción, pero estamos usando para esto como material al pueblo que es un organismo social vivo y por lo tanto cambiante, es decir variable.
Claro, que para hacer esto, debe haber voluntad política desde arriba y en todos los niveles y me pregunto: ¿la hay? ¿Somos en verdad en nuestro accionar diario socialistas y revolucionarios?, me refiero en nuestro diario actuar. ¿Podemos dar ese ejemplo al pueblo? No olvidemos que Chávez, lo enseño a ver y a oír, precisamente a nuestro pueblo.
Ciertamente, el estado al seguir siendo propietario, sigue de una u otra forma explotando al obrero, a menos que el obrero sea realmente dueño de esa llamada propiedad y tenga sobre ella decisión y mando real. Bien sea esta estratégica, intelectual, o un medio cualquiera de producción.
Ninguna de las empresas del estado actualmente ha roto por completo con las viejas estructuras capitalistas de producción.
Los obreros aún no son dueños reales de nada. ¿Quiénes están defendiendo sus privilegios en los cargos que ocupan dentro del estado? Esta es la pregunta clave cuya respuesta nos hará entender lo que actualmente nos ocurre.
El veneno del capitalismo, y el de la Coca-Cola, lo tenemos infiltrado en nuestro hacer diario y en nuestros huesos. Es más no nos hemos despegado de el para nada, y es que como me dijo un opositor: con esta pregunta al parecer imbécil: verdad que es rico ser escuálido y tomarse una Coca-Cola, verdad que es sabroso tener un reloj Vacheron Constantin suizo y de oro en la muñeca, o lucir una camioneta Hommer o un auto Lamborghini ultimo modelo.
Recordemos ahora: que Jesús hubo uno solamente.
Los Supermanes Revolucionarios:
Esos son los peores, los oportunistas de siempre, los que cayeron sembrados en el propio surco de la tierra que abrieron otros, muchos de los cuales están hoy muertos o desaparecidos, y que se autodefinen ahora de súpermanes revolucionarios.
requenave1@gmail.com