Cuando hablamos de Estado Socialista, seguramente quienes únicamente están pendientes de cualquier expresión surgida del proceso para satanizarla; inmediatamente se trasladan al modelo soviético, que tuvo su época histórica y su espacio con unas condiciones subjetivas, especificas bien diferentes al momento histórico que vivimos y a la realidad real de nuestro país y nuestro continente donde estamos construyendo un nuevo socialismo lógicamente en el marco de la concepción científica que Karl Marx y Frederick Engels, sentaron a través de la interpretación de la historia y la respuesta revolucionaria con el papel de la clase obrera en las transformaciones imperativas que se requieren para alcanzar un mundo digno nuevo. Un mundo justo donde no exista la explotación del hombre por el hombre sino una sociedad donde el ciudadano y la ciudadana no sean un número más en las estadísticas, sino que sean guías, arquitectos, ejecutoras y ejecutores de un proyecto para la construcción de la nueva sociedad, con hombres y mujeres, con participación, activa, democrática y protagónica en la consolidación del nuevo mundo que queremos y merecemos, pleno de libertades, felicidad y libre de guerras e imperios sanguinarios que para satisfacer ambiciones de consumismo desmedido destrozan la paz del universo.
Por eso es que nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías líder y guía de este proceso revolucionario que ya dejó de pertenecernos en exclusividad a nosotros para convertirse en un huracán, que en su núcleo lleva a todo el continente Americano, al Caribe, al África y otras latitudes el amor revolucionario inspirado en el pensamiento de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, José Martí, José de San Martín, Bernardo O'Higgins Riquelmi, Emiliano Zapata, Pancho Villa (Doroteo Arango) Farabundo Martí, Francisco Morazan, Marx, Engels, Lenín y otros tantos pensadores, que nos dejaron su legado; habla siempre del desarrollo integral, porque ciertamente en este etapa de la revolución bolivariana, que requiere de trabajo y más trabajo, de sacrificios y más sacrificios, para consolidar las bases de la sociedad socialista, tránsito a la sociedad comunista, tenemos que necesariamente recordar al Che, al guerrillero heroico, cuando en su discurso en la clausura del seminario Juventud y Revolución, el 9 de mayo de 1964, en la Habana expresó: “Porque el Socialismo, ahora en esta etapa de construcción de socialismo y comunismo no se ha hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes, se están haciendo para el hombre integral, el hombre debe transformarse conjuntamente con la producción y no haríamos una tarea adecuada si solamente fuéramos a la vez productores de artículos de materia prima y no fuéramos a la vez productores de hombres”. El Ché insistía en la transformación del trabajador y la trabajadora en la misma medida que se transforman los medios de producción, para sacar al trabajo del contexto capitalista, que lo concibe solo como,una herramienta para producir plusvalía.
En sus reuniones con los trabajadores por lo general antes de iniciar una jornada de trabajo voluntario, en su rol de Ministro de Industrias de Cuba, siempre les arengaba con sus reflexiones a cerca de la importancia del trabajo, como forjador de conciencia revolucionaria. Sostenía: “ Por eso nosotros al hacer las normas de trabajo establecimos eso que hemos llamado un poco ridícula “desestímulo material”, pero que tiene un sentido, es decir, el estímulo material nosotros lo reconocemos como negativo,entonces atacamos lo negativo, es decir atacamos que el hombre seas capaz de ganar un salario, estar frente a un trabajo, recibir ese salario y no cumplir con una tarea.
Y es que en la construcción del socialismo, más que trabajo, se requiere es cumplir una tarea, que va más allá de las imple ejecución de una actividad para producir mercancía, sino que implica el compromiso ideológico, que no puede estar circunscrito a “cumplí mi horario y fuera”. En la construcción del socialismo, más que involucrarse se necesita comprometerse y ese compromiso implica cambiar de actitud, ver el trabajo desde una óptica diferente, no como castigo, mucho menos medio de simple subsistencia, sino el instrumento de la forja integral de la conciencia revolucionaria, como la única vía en la construcción de una sociedad más justa, donde se pueda exigir a cada cual según sus capacidades y dar a cada quien según sus necesidades.
Por eso la importancia del trabajo voluntario, porque nos enseña a asumir las tareas con satisfacción, con amor y orgullo revolucionario, de poder dar de nuestras capacidades lo necesario para fortalecer a otros y recibir de ellos para nuestra retroalimentación, en un proceso donde todos emitimos, recibimos, decodificamos y retornamos mensajes y conocimientos, para una misma causa, que es la construcción de la nueva sociedad, con mujeres y hombres nuevos, libres, con la suficiente fortaleza ideológica que nos conduce al Estado Socialista.
Periodista*
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