Chile y el Eje de la Desintegración en América Latina

Pinochet está vivito y activado, aunque ahora se encuentra operando subterráneamente desde algún campo de difuntos. El Chile de hoy es un caso en el que no podemos dejar de pensar porque sin ser Bolivia o Ecuador; la confrontación electoral del próximo domingo nos toca un poco y lo que suceda en esa confrontación, auque las diferencias entre las opciones no son muy marcadas; los resultados de esta segunda vuelta pueden ser un elemento que aporte fuerza a la derecha latinoamericana para alentar las agresiones sobre Venezuela, Bolivia y Ecuador. Si sale airoso el “pinochista” Piñera, la derecha acumulara más braza para su sardina en el ámbito de América Latina y con ello se fortalecerá el circuito de la guerra integrado por Colombia, Perú, Costa Rica, Panamá, Honduras y Chile que sumaria mas activamente a ese bloque de la guerra.

El ALBA que anda pregonando y practicando la solidaridad, la cooperación y la integración entre los pueblos tendrá que disponer de más tiempo y energía para enfrentar las políticas de desintegración que este eje fomenta entre los pueblo de América Latina.

El “caso Chile” también debe interesarnos porque es una manera de visualizar las consecuencias que produjo la dictadura de Pinochet y un gobierno de “concertación” que efectivamente no tomó mucha distancia de la política neoliberal implementada por la dictadura.

Estas consecuencias tiene muchas formas de manifestarse o concretarse, pero hay una a través de la cual se obtienen argumentos para entender otras. El desempeño y discurso de Marco Antonio Enríquez-Ominami sirve de mucho para comprender el Chile de hoy. Oí a este “viejo” dirigente de la política Chilena ofrecer su versión después de conocido los resultados electorales del 13 de diciembre del año 2009 y uno de los planteamientos que logró repetir muy enfáticamente el candidato Enríquez-Ominami, estuvo orientado a la desactivación de sus electores para dejarlo sin opción en la segunda vuelta. Fue una manifestación de la antipolítica o un apoyo disimulado al candidato de Pinochet.

Sabía que este “viejo” dirigente de la política Chilena era hijo de uno de los dirigentes claves de Chile en la década de los setentas, que no logró (según se dice) comprender ese proceso y es también hijo de un dirigente del partido socialista chileno. Es decir, este “viejo” dirigente es hijo de dos hombres, pero esto no es lo que interesa: ser hijo dos hombres. En este caso preocupa o llama la atención, que teniendo estos antecedentes y habiendo participado en una confrontación electoral salga con ese discurso de no comprometerse claramente con las opciones electorales confrontadas. Las preguntas son como obligatoria: ¿tenía un programa de gobierno? ¿Cómo es que tenía un programa y sale con esta de voten por el candidato de su preferencia? ¿Desconoce el sentido del proyecto de la derecha chilena? ¿Fue un candidato puramente comercial sin nada que ofrecer en el ámbito de la política?

Esta última interrogante abre espacio para otras reflexiones sobre el caso Chileno y entender la función que la antipolítica ha venido desempeñando en la región para abrirle espacio (con aparente inocencia) a las opciones de derecha. Los “culitos pelaos” venezolanos son una manera de entender el “mensaje” de la “juventud” oposicionista en el país y de comprender las razones por las cuales Enríquez-Ominami dio libertad a sus seguidores para que votaran por cualquiera opción en la confrontación de este domingo. Es un tipo de discurso aparentemente inofensivo y de ejercicio de democrático, pero con su carga política definida porque lleva a la confusión y desactivación.

Este hijo de dos hombres (tiene el apellidos de su padre biológico y padre adoptivo) es en el fondo un eunuco político, que aunque no vivió directamente la tragedia de Chile, no es fácil comprender, los argumentos que ofreció para mantenerse fuera de la confrontación electoral de este domingo y desactivar a sus seguidores.

El “caso chileno” abre también una ventana para entender el papel que la clase media desempeña en estos procesos de antipolítica para alimentar formulas derechistas y fascistas. En todo esto, surge también otra pregunta para la reflexión: ¿La sociedad chilena le quedó pendiente algún aprendizaje con el gobierno de Pinochet?


evaristomarcano@cantv.net





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Evaristo Marcano Marín


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