La tarea que nos corresponde hoy a quienes venimos trochando la senda del socialismo no de ahora, sino de cuando hombres y mujeres de esta tierra, sin distinción de clases, edad, color ni religión, deslindaron con los traidores de la oligarquía que nos robaron la jornada del "23 de enero del 58", para encubrir sus sucios designios y en ese deslinde tomaron las armas contra un sistema que no les representaba, es la misma que hemos ejercido durante estos 42 años que han transcurrido.
Ahora con más vigor, porque tenemos un líder como el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, que supo entender la decisión y el sueño de aquella generación del 58 y que luego del análisis histórico ha venido interpretando y plasmando a través de las ejecutorias del gobierno bolivariano, herramienta para el tránsito del capitalismo al socialismo.
Cuando hacemos esta afirmación es porque esa experiencia nos permite advertir, como cobijándose bajo el nombre del Comandante Hugo Chávez y de la Revolución Bolivariana, con las gorras y chaquetas rojas rojitas, los mismos maromeros del oportunismo claro con edades diferentes, del año 58, se presentan ahora con el discurso del bolivarianismo, para alcanzar sus aspiraciones, como lo hicieron al regreso del "exilio", los mentores de la IV República, cuando el pueblo armado de conciencia y de esa herencia bolivariana de forjadores de libertad, echó de Miraflores al General Marcos Pérez Jiménez.
Las promesas y lisonjas se esfumaron una vez que los actores alcanzaron el poder político, el cual pusieron al servicio del poder económico, el mismo que había utilizado a Pérez Jiménez y sus colaboradores para oprimir al pueblo. Es decir la misma oligarquía,simplemente cambió de arlequín y de sicarios, hasta que en 1998, con las clarinadas del 27F y del 4F, el pueblo dijo basta y se sacudió la bota oligarca, hechura del imperio, para dar paso una democracia participativa y protagónica, que tenemos en pleno desarrollo.
Pero esa democracia está en peligro, porque los lacayos del imperio y la burguesía, no cesan en su trabajo y van corrompiendo almas, que disfrazadas de Caperucitas se adentran en el bosque de la revolución para hacer el trabajo que sus amos no pueden realizar. Esa avanzada tenemos que desenmascararla aunque en ello nos vaya la vida. Es necesario salir al ruedo. El socialismo no se construye con discursos bonitos encerrados entre cuatro paredes, o en el ambiente con aire acondicionado de un cafetín. No. Mil veces no, el socialismo se construye combatiendo diariamente,en la fábrica, en la oficina, en el colegio, en la universidad, en el campo, en el barrio y especialmente en el ámbito comunicacional, en la batalla de las ideas.
Tenemos que hacer no solo que la gente nos perciba, como revolucionarios, sino que nos vea como tal, que nos parezcamos a la revolución. Tenemos que deslindar entre esas figuras que se venden como jóvenes promesas de la revolución,despreciando a los adultos mayores, e insinuando que el líder de la revolución no cree en viejos, pero que ya en su joven trayectoria tienen más rayas que una zebra.
No podemos andar con el discurso socialista si no lo acompañamos con la acción. No podemos presentarnos como socialistas si estamos aspirando es alcanzar una posición para enriquecernos amparados en el "liderazgo" que ejercemos. Si tenemos una caución por estafa o apropiación indebida en la fábrica o institución donde nos desenvolvemos no podemos ser vistos como líderes y en eso los camaradas trabajadores deben ser muy celosos.
El socialismo y la revolución, la segunda como engendradora del primero requieren de mucha integridad, lealtad, solidaridad, respeto, información, fortaleza ideológica, equidad y trabajo, que permitan crear un escudo anti corrupción.
La revolución es enemiga del chisme y la disociación, del abuso de poder, de la anarquía como instrumento de lucha, de las zancadillas y revanchas, que también son acciones de corrupción porque con ellas se busca construir espacios de chantaje y terror para como el gato ocultar las excretas. Por eso insistimos, no basta con decir soy comunista, socialista, chavista, bolivariano. Hay que parecerse al socialismo, al comunista y a la revolución.
Periodista *
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