05-08-24.-La seguidilla de hechos tras las elecciones presidenciales del 28 de julio conllevan varias miradas, entre ellas la social.
Las calles de Caracas y de las regiones han sido testigo de la presencia de venezolanos que se volcaron a protestar contra los resultados comiciales anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), según los cuales el gobernante Nicolás Maduro fue reelecto para un tercer período. La manifestación ciudadana ha desatado una creciente represión, que ha dejado un saldo de al menos 19 fallecidos y más de 1.000 detenidos, en apenas cinco días.
El viernes 2 de agosto, en rueda de prensa con medios internacionales, Maduro afirmó nuevamente que las protestas son activadas por sectores de la extrema derecha para atentar contra la paz del país. El gobernante señaló que en el contexto de las manifestaciones, hay “un conjunto de transeúntes fallecidos”, “gente que estaba llegando a su casa y fue atacada”.
El mandatario también indicó: “Tenemos 2 soldados asesinados vilmente con saña y 1 oficial general, 1 teniente coronel herido, 21 tropas profesionales militares con heridas, 120 funcionarios de la PNB [Policía Nacional Bolivariana] heridos de distinta gravedad”. Maduro indicó además que la oposición es capaz de atentar contra su propia gente.
El sociólogo Trino Márquez indicó a TalCual que la reacción social se ha generado de forma espontánea, de la misma manera como fueron los recibimientos durante las giras políticas de la líder María Corina Machado y en los lugares donde fue el aspirante presidencial de la Plataforma Unitaria, Edmundo González Urrutia, antes de los recientes comicios.
“La prueba de que es espontáneo y de que no hay ningún partido ni organización por detrás es que no es sostenido. Quien haya militado en un partido sabe lo que son las líneas de los partidos, los núcleos de base y las organizaciones de base partidista, y esto no tiene nada que ver con eso. Este es un movimiento en las calles; ni siquiera se ven banderas ni bloques ni piquetes de los partidos políticos, como había en el pasado”, señaló Márquez.
El investigador añadió que la gente ha dado una respuesta a lo que considera ha sido el robo de su voluntad popular a través del sufragio: “Una respuesta de la gente que se siente humillada, ultrajada”. Asimismo, el sociólogo destacó que ha resultado evidente que el proyecto populista que inauguró el expresidente Hugo Chávez concluyó.
“Ese proyecto estuvo basado en la renta petrolera, en los 3 millones de barriles que producía el país y en el precio del barril de petróleo a 95, 100, 110 dólares. Ese proyecto tenía que sostenerse sobre la base de dos elementos: de una producción muy alta de petróleo y unos precios muy altos. Los precios cayeron y se han ido recuperando, pero la producción se derrumbó”. refirió Márquez.
El analista apuntó que es necesario tomar en cuenta la corrupción que hay en torno al sector petrolero y el salario mínimo, que es miserable. “Esa lealtad que tenía la gente más humilde con Hugo Chávez, que les daba dinero, eso no se puede mantener”.
Otra actitud en lo social
El investigador Márquez enfatizó que la calidad de vida ha disminuido y la gente apenas puede cubrir necesidades vitales. “Ese vínculo que unía a la gente con Hugo Chávez y, al principio, con Nicolás Maduro se rompió porque ya no es posible mantener un bienestar que eleve la calidad de vida de la gente”, subrayó el sociólogo.
Trino Márquez identificó una actitud más valiente de la población venezolana y señala que, especialmente en el sector más joven, en el grupo etario de menos de 35 años, el porvenir es visto con más incertidumbre.
“A esa gente, sobre todo en el interior del país, la vida se le puso demasiado dura y, por lo tanto, esas personas tienden a perder el miedo porque la opción es irse del país por el Darién o irse caminando hacia Colombia y de allí arrancar hacia el sur o quedarse aquí y enfrentar al Gobierno. Frente a esas opciones tan dramáticas, opta, en muchos casos, por pelear, luchar”, explicó el entrevistado. Insistió en que el proyecto chavista ya no es populista en el sentido que lo fue.
Base resquebrajada
El historiador y columnista Pedro Benítez aseveró que dentro de las protestas y la reacción social llama la atención la presencia de muchachos menores de edad.
“La pregunta es: ¿todos esos muchachos son fascistas? Obviamente que no. Y si lo son, crecieron en la Venezuela chavista y son producto de eso. No son estudiantes universitarios, no es la clase media, estas no son las guarimbas que hubo desde 2014. Esta composición social es otra, es un reflejo de lo que estamos viendo en los resultados de los centros de votación”, señaló.
Benítez subrayó que “la base social del chavismo, de gente que creyó en Chávez, se terminó de quebrar el 28 de julio. A quienes ellos están metiendo presos y están exhibiendo son hijos de votantes del chavismo”. Además señaló que desde hace tiempo tiene la tesis de que tanto Chávez como Maduro propiciaron una contrarrevolución.
“No creo que el chavismo sea una revolución en el sentido clásico del siglo XX, pero sí trataron de crear, de modificar las estructuras sociales y económicas del país, pero evidentemente no lo lograron. Todo su fracaso ha sido en nombre del socialismo. Entonces, lo natural es que se dé la ley del péndulo: la gente, por lo tanto, se ha movido al otro extremo”, puntualizó el historiador.
Asimismo, indicó que en las protestas después de la elección presidencial se ha puesto de manifiesto que la crisis cotidiana de las regiones llegó a Caracas. “Ahora sabemos que ese malestar también está en los barrios de Caracas, en Petare, en Catia, en el suroeste. El chavismo gobernante ha terminado haciendo víctimas a todos aquellos a quienes prometieron redimir”, subrayó.
Como punto final, Pedro Benítez concluyó con una frase cuyo correlato bien puede encontrarse en la calle: “La revolución empoderó al pueblo y eso se le revirtió”.