Rodolfo Walsh, el imprescindible

Aún sin ser un conocedor profundo de la obra de Walsh -advertencia que hago a los compañeros lectores- y seguro que este breve espacio no será suficiente, deseo brindar elementos que permitan acercarse a la memoria de este insigne periodista argentino, al significado de su obra y a la trascendencia de su lucha, contextualizando así la importancia del reciente otorgamiento al Presidente Chávez del Premio que lleva su nombre. 

Para algunos Walsh fue un excelente profesional del periodismo prestado a la literatura; para otros, un gran literato con inclinaciones periodísticas; para todos, una persona integral que vivió y murió por sus ideales y sufrió en primera persona los estragos de la lucha al caer en combate su hija María Victoria y su amigo Francisco Urondo, militantes junto a Walsh del movimiento político de “los montoneros”. 

Sus obras, referencias obligadas del periodismo de investigación y de denuncia, desenmascararon verdades que muchos preferían mantener ocultas sobre los atroces crímenes cometidos por las dictaduras de derecha en su país, ciclo que comenzó con la publicación de su obra “Operación Masacre” en 1957. Desde entonces luchó contra las injusticias y los abusos de poder, hasta que en 1977, 20 años más tarde, fue “desaparecido” por la ultraderecha, que así le cobró esa vieja cuenta.  

Este muy breve recorrido sienta las bases para comprender que el Premio recibido por el Presidente venezolano tiene una profunda carga ideológica, que se multiplica al ser otorgado por la Universidad de la Plata, institución bandera de las luchas sociales y con una triste lista de “desaparecidos”- terrible eufemismo que oculta tras si el fantasma de la muerte- durante aquellos aciagos años. 

Las manifestaciones nacionales e internacionales de rechazo ante el otorgamiento del Premio de este año y los malsanos comentarios sobre el reconocimiento en sí (vincular la portada de “Operación Masacre” con supuestos delitos cometidos por el Presidente venezolano), dejan ver no sólo la profunda ignorancia de algunos sino que, peor aún, se irrespeta la memoria de los miles de “desaparecidos”, el propio Walsh entre ellos, y sobre cuyos hombros cabe íntegramente la frase de Bertolt Bretch: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.” 

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Oliver Reina

Gerundiando: Haciendo, revolucionando, sintiendo, leyendo, escribiendo, escuchando, acompañando, conversando, CREANDO. Ah, y pichón de y que fotógrafo

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