El VI Congreso del Partido Comunista, que se celebrará del 16 al 19 de Abril, recogerá las conclusiones finales del debate de los delegados de la vanguardia inspirados en la consulta popular que protagonizó toda la población cubana desde el pasado 1 de diciembre, en base al borrador “Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, hasta el 28 de febrero.
Desde la publicación del borrador en Internet en el diario electrónico Cubadebate el 9 de noviembre, rápidamente la discusión se ha internacionalizado en la izquierda revolucionaria, al ser Cuba el único modelo socialista que resistió la caída del Muro del Berlín en 1989 y sigue resistiendo el bloqueo del imperialismo norteamericano. Se han podido analizar diferentes posturas, como el debate cibernético enriquecedor que se produjo entre el argentino columnista de La Jornada y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, Guillermo Almeyra, y el reconocido sociólogo Atilio Borón.
Mientras Borón afirmó en su relato “Cuba tiempos de Cambio” que “entre los cubanos se ha hecho carne la convicción de que el actual ordenamiento económico, inspirado en el modelo soviético de planificación ultra-centralizada, se encuentra agotado” concluyendo que Cuba se interna en un proceso de transformaciones y de actualización del socialismo contra el retorno al capitalismo, Almeyra, como crítica en su escrito “Cuba: el cambio que ve Atilio Borón” expone que la isla “no va en la dirección de más justicia, más igualdad, más solidaridad, más socialismo sino en la dirección contraria. Refuerzan el papel del vértice del Estado que dirige al partido, y de los directores de las empresas, deciden por los trabajadores en vez de establecer mecanismos de consulta a éstos y de control por éstos” .
Muchos de estos debates centrados en el burocratismo o la centralización planificada de la producción han dejado de lado uno de los pilares fundamentales del socialismo y del avance en Cuba, la dicotomía entre igualdad e igualitarismo. Hasta la actualidad, Cuba, inspirada en parte en el modelo soviético, creó una estructura social de igualitarismo que paralizaba el aumento de la productividad y de la iniciativa comunitaria en mejora de la economía social y nacional.
Las nuevas generaciones nacidas después del triunfo de la Revolución que no conocían el sistema dictatorial de Batista o el funcionamiento de otros países capitalistas con alto índice de subdesarrollo y desigualdad etiquetan la realidad económica cubana y la posibilidad de acudir a servicios y bienes del estado (educación, sanidad, víveres con la carta de racionamiento,..) como algo evidente y normal, sin percibir su duro coste. Todas y todos los cubanos, abastecidos con un salario muy similar y la disposición de los mismos servicios, aún realizando diferentes trabajos y con diversos niveles de productividad, acaban sometidos a una economía estatista muy asistencialita. ¿Quién querrá trabajar duramente en el campo con el caliente sol caribeño si casi sin trabajar recibe un salario o compensación similar? Incluso, con la apertura de Cuba al turismo en el Periodo Especial y la circulación de la doble moneda – antes dólar y peso cubano – cualquier persona que trabajase en ese campo laboral o en alguna empresa mixta con inversiones internacionales, podría recibir mayor salario con roles de baja formación y bajo impacto social que con roles de gran trascendencia en la sociedad, como profesores, doctores, campesinos,… limitando así la potenciación e iniciativa del capital humano.
El Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución quiere convertir el socialismo asistencialista cubano e igualitarista, en un socialismo de igualdad con las mismas oportunidades. El estado cubano no dejará de otorgar como servicios y bienes públicos la base de la vivencia y del desarrollo social, como la vivienda digna, el servicio de salud y educación gratuito sin privacidad, el trabajo digno para todo ciudadano,… pero en relación al cálculo del nivel salarial de cada trabajador debe buscarlo a partir de los indicadores del tipo de producción que ejecuta, del nivel de productividad, de los resultados programados y conseguidos,… para hacer mas eficiente el sistema de la economía socialista.
No solamente se gana con esto un crecimiento de conciencia revolucionaria, sino también estimula la producción, y consecuentemente produce un aumento económico en Cuba para mejorar los servicios del estado socialista. Ya recordó Raúl Castro, en su discurso del pasado 18 de diciembre, que “no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”, señalando que estos cambios en Cuba “tratan sencillamente de transformar conceptos erróneos e insostenibles acerca del Socialismo, como consecuencia del excesivo enfoque paternalista, idealista e igualitarista que instituyó la Revolución. Y confirmando Raúl sobre la dicotomía central que hemos presentado, “confundimos el socialismo con las gratuidades y subsidios, la igualdad con el igualitarismo, donde expresión manifiesta de igualitarismo beneficia lo mismo a los que trabajan y a aquellos que no lo hacen, y genera prácticas de trueque y reventa en el mercado sumergido” . Karl Marx acotó la célebre frase en la Crítica del Programa de Gotha “de cada cual según sus capacidades a cada cual según sus necesidades”, como base de un modelo sin clases sociales tras la transición del socialismo al comunismo. Cuba, sigue la guía con el VI Congreso del PCC, pasando de igualitarismo a igualdad, e incentivando las habilidades productivas de los trabajadores (capacidades) y ofreciendo el estado los servicios a aquellos que los requieren (necesidades).
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