Hace ya mucho tiempo que estoy convencida de que pertenecemos a una especie, gracias a Dios en vías de extinción, maldita. Y si no es así ¿cómo es posible que sigamos viviendo tranquilos (yo entre todos), mientras millones de nuestros congéneres mueren de hambre y sed, otros millones son masacrados permanentemente en nombre de la libertad (o de cualquier otro eufemismo sin consistencia)?.
Ahora mismo vemos la muerte por hambre en el cuerno de África, que podría ser eliminada de un plumazo sólo con dejar de invadir a Irak, Afganistán y Libia y emplear ese dinero en ayudar efectivamente a esa gente y no como ahora con pañitos de agua tibia. Todos tranquilos no sentamos a la mesa.
Ahora mismo vemos la muerte y la destrucción de los Libios, (el premio nóbel de la paz, obama, la monitorea jugando golf en sus vacaciones,), y somos capaces de seguir adelante como si nada. Admiro profundamente a Chávez que con su valor personal y moral de siempre, habla en público sobre el asunto, lo denuncia, lo pone al descubierto. ¿Dónde están los demás?, ¿Cuántos indignados en el mundo vamos a salir a la calle, no a realizar una marcha que sólo sirve para que se burlen de nosotros, si no a decretar una huelga universal de brazos caídos en contra de del imperialismo?
Todos sabemos que más tarde o más temprano, si no hacemos algo efectivo, nos tocará a nosotros, no importa que tanto se vendan los árabes de la liga árabe ni los mejicanos o chilenos al poder del dinero, ni cuanto se arrastren los franceses o los alemanes, por ejemplo, nada de eso importara, el apetito de los ricos es insaciable y cuando se agote lo que le saquen a un pueblo marcharan sobre otro, por supuesto si es que antes la naturaleza, la sabia naturaleza, no ha solucionado el problema borrándonos del mapa de un plumazo. ¿Vamos a esperar cruzados de brazos? El Diablo (fíjense que lo escribo con Mayúscula porque es uno de los pocos que lo merece) va ganando.
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