DEA: el capo mayor

Recientemente el jefe de espionaje de la Dirección Estadounidense
Antidrogas (DEA), Rodney Benson, compareció ante el comité senatorial
para el control del narcotráfico internacional, convocado por un grupo
de senadores interesado en la lucha antidrogas, donde arremetió contra
Venezuela, al acusar a nuestro país de no querer cooperar en la lucha
antinarcóticos, “por razones desconocidas”. Estas falaces
declaraciones fueron complementadas por el otrora embajador yankee en
nuestro país William Brownfield, secretario de estado adjunto para
narcóticos y seguridad. Quien en una mesa redonda en la sede del
comando sur en Miami, manifestó que en los últimos seis años ha
existido una explosión de droga ilícita por Venezuela.

En tal sentido, es importante resaltar que los pueblos que luchan por
su emancipación, están consientes del obstáculo que representan los
países que se autodenominan desarrollados y su aplicación pragmática
de un inhumano neocolonialismo, donde la satanización y
estigmatización pasa por el sometimiento al escarnio público a través
del uso desmedido de los grandes medios globalizados, de manera tal de
presentarnos como poco colaboradores tanto en la lucha contra el
terrorismo, como el narcotráfico.

Esas recurrentes y sistemáticas declaraciones, basadas en la
difamación, no solo constituyen una nueva agresión contra nuestro
líder y timonel, el compañero Chávez y el pueblo venezolano, sino que
forman parte de su macabro libreto de generación de las condiciones
subjetivas para intervenir.

Las insólitas declaraciones de William Brownfield, tristemente
recordado en nuestro país por golpista y financista de grupos
fascistas criollos, deben ser respondidas con contundencia, en
descargo de la dignidad del pueblo venezolano, siendo substancial
acotar que la soberanísima República Bolivariana de Venezuela, en once
años de revolución ha desarrollado en todo momento una efectiva lucha
contra el flagelo mundial de las drogas, en la cual se hizo necesario
poner fin a las relaciones con la DEA, el capo mayor y más grande
cartel del narcotráfico internacional que para satisfacer su voracidad
mercantilista, ha convertido a los Estados Unidos en el país con el
mayor consumo de drogas en el planeta. Aseveración que tiene su
sustento en el Informe Mundial Sobre Las Drogas 2011, emitido por la
Oficina De Las Naciones Unidas Contra La Droga y Delito (ONUDD), donde
se ratifica que el mayor mercado de cocaína sigue siendo los Estados
Unidos, con un consumo calculado en 157 toneladas, es decir 36% del
mercado mundial; Primer productor mundial (cultivo bajo techo) de
hierba de cannabis; Primer productor mundial de drogas sintéticas como
la “piperazinas” y la “mefredona”, además de permitir que la
producción de Opio en Afganistán se haya incrementado en 20%.



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Pedro Carreño


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