La Naturaleza Reaccionaria del Gobierno Argentino

Para abrir las sesiones ordinarias del      Congreso, la presidenta hizo un discurso interminable, en el que,      otra vez, como cada año, se empeñó en demostrar la cuadratura del      círculo. Para ella, Argentina es el paraíso. No importa que      después de NUEVE AÑOS de administración kirchnerista, el 70% de      los trabajadores ganen menos de $2300 según el Indek, cuando la      canasta familiar ronda los $6500 (apreciación de la CTA      michelista). No importa que el 80% de los jubilados cobren la      mínima, casi 4 veces menos que esa canasta. No importan los      reconocidos 35% de trabajadores en negro, sin ningún tipo de      cobertura social. No importan el saqueo de las corporaciones      internacionales petroleras y mineras, no importa el modelo de      producción contaminante, no importa la concentración de la tierra      y de la riqueza. No importa que los trenes choquen. No importa que      en 9 años de gobierno "pingüino", según datos propios del IndeK,      el 20% más rico de la población se lleve el 48% del PBI y el 20%      más pobre sólo el 4,2%.

Para la presidenta      todo eso está bien.

Ayer se sustentó en      cifras del FMI, con lo cual basó su discurso en la ironía... pero      sesgadamente reconoció la deslegitimáción del organismo de estadísticas oficial del país.
Cargó contra "los que fueron responsables de las políticas que      llevaron al país al desastre y hoy la critican", como si ella no      hubiese tenido nada que ver con esas políticas...
 Lloró a su marido como corresponde a un ser humano que ha perdido      a su compañero de vida, pero en su cargo y en la apertura de las      sesiones ordinarias del Congreso, tanto hincapié parece una      política sobreactuada para obtener réditos políticos. El "a veces      no sé si vale la pena seguir" sonó a amenaza de poca monta para      quien debería asumir la evaluación popular de sus políticas como      algo natural

Lo cierto es que, con      cierto tufillo místico religioso, la señora se asume como "el      único camino posible", donde todo el que se ponga en contra es el "mal". Todo lo que ella hace "es lo correcto", y lo malo de      nuestra sociedad hay que atribuírselo a los que le ponen palos "a      su rueda". Una particular visión del manejo del poder, que      justifica decisiones tales como pagar millones de dólares a los      buitres, subsidiar a los empresarios... mientras se le niega el      82% a los jubilados o se le pone techo a las “paritarias”. La      "distribución de la riqueza" discriminada por el gobierno,      favorece largamente a los poderosos.

La "futbolización" de la política, con barras tirando papelitos y alentando y      aplaudiendo cada palabra de la "señora" al mejor estilo barra      brava, protagonizado por los camisas pardas de la Cámpora,      verdaderos profesionales de la política, ha dejado algunas      perlitas en la tarde de ayer. Una, la ovación al juez español      Baltasar Garzón. Tanto esos chicos como la presidenta, que se      reivindican “setentistas”, han enaltecido a un personaje que desde      uno de los poderes del estado ibérico ha perseguido a los      luchadores del pueblo vasco por su liberación. Esto es, al menos,      una contradicción con el discurso, cuando no una muestra de      hilacha ¿Qué les parece que hubiese hecho don Baltasar con los      compañeros Montoneros o del ERP?

La otra, el silencio      incómodo ante el furtivo ataque de la “señora” contra los      docentes, aunque al final hasta aplaudieron cuando de manera      oportunista y desligándose de su propia responsabilidad, dijo que      había que poner “a los chicos primero” para justificar una postura      reaccionaria como pocas. Más teniendo en cuenta que hablaba frente      a quienes hace sólo unos días se duplicaron sus dietas para ganar      algo más de $30.000 mensuales, vergonzoso hecho sobre el cual nada      dijo la presidenta

No es casualidad      semejante postura ante un gremio “testigo” en la lucha por la      dignidad laboral. Si se le pega a los docentes, qué puede quedar      para los demás. La presidenta es un verdadero “animal político”, y      na da puntada sin hilo: ayer siguió profundizando su discurso      antiobrero, demostrando su naturaleza de derecha.

Y el duro futuro que      se nos viene



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Gustavo Robles


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