Sólo para tener una idea, y compararla con Venezuela, la República de Mali, ubicada en el occidente de África, tiene una superficie territorial de 1.240.000 km² (no tiene litoral), unos 15 millones de habitantes, un Producto Interno Bruto (PIB) de 17 mil millones de dólares y un Indice de Desarrollo Humano (IDH) de 0,371.
Venezuela, por su parte, tiene una superficie territorial de 916.445 km² y ejerce soberanía sobre unos 800.000 km² del mar Caribe bajo el concepto de Zona Económica Exclusiva, tiene una población de 28 millones de habitantes, un PIB de 380 mil millones de dólares y un IDH de 0,756.
En este país Africano, el pasado 22 de marzo, una rebelión militar depuso al presidente Amadou Toumani Touré, suspendió las garantías constitucionales y cerró todas las fronteras. El portavoz inicial de los rebeldes fue el teniente Amadou Konaré, quien habló en nombre del Comité Nacional para el Retorno de la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE). Inmediatamente después de conocida la noticia, numerosos países, entre ellos Venezuela, condenaron ese hecho, al tiempo que la Unión Africana suspendió a Malí como miembro de esa organización y la Unión Europea suspendió la ayuda económica a ese país.
A propósito de este nuevo acontecimiento en territorios africanos, a comienzos de este mes Patrice Gourdin publicó un extenso artículo titulado “Al Qaida au Sahara et au Sahel. Contribution á la compréhension d’une menace complexe“ (www.diploweb.com/Al-Qaida-au-Sahara-et-au-Sahel.html), a través del cual analiza el proceso geopolítico que se viene desarrollando en la región del Sahara-Sahel, de la que forma parte Mali, donde opera el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), integrado a la red Al Qaeda bajo la denominación de Al Qaeda en los Países del Maghreb Islámico (AQMI).
Uno de los datos más interesantes que revela Gourdin indica que la zona de acción del AQMI coincide con la que es habitada por la etnia de los tuaregs, y en Mali, específicamente, tienen su santuario en la región montañosa de Trimentine, que forma parte de un conjunto montañoso mayor denominado Adrar des Ifoghas, en la provincia de Kidal, al noreste de Mali. Esta provincia forma parte de una región conocida como Azawad, junto con las provincias de Tombouctou y Gao, para las cuales el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad, alzado en armas, quiere la autonomía.
Justamente, una de las justificaciones de la rebelión militar nucleada en torno al CNRDRE, tiene que ver con la supuesta debilidad del gobierno que presidía Amadou Toumani Touré, para enfrentar el accionar autonómico de los tuaregs al norte de Mali. La rebelión militar, por cierto, ha sido apoyada a través de una declaración por el denominado Movimiento Popular del 22 de Marzo de 2012, del cual forma parte, de manera destacada, el Partido Solidaridad Africana por el Desarrollo y la Independencia (SADI), considerado de izquierda, antiiemperialista y progadafista.
Y para concluir este corto escrito, no está demás el dato que ya había aportado en el año 2005, Struye de Swielande, en su artículo “Le retour de Washington sur le continent africaine“ ( www.diploweb.com/Le-retour-de-Washington-sur-le.html), donde da cuenta del lanzamiento de la llamada iniciativa de Estados Unidos de cooperación militar pan-Sahel, para combatir a la red Al Qaeda, en asociación con los países de mayoría musulmana Mali, Níger, Chad y Mauritania. Eso explica, en cierta forma, el siguiente titular aparecido el 6 de marzo de 2012: “Se agrava la situación en el norte de Mali. La aviación americana entra en acción” (www.algeria-watch.org/fr/article/pol/geopolitique/mali_aviation_americaine.htm). Como para intentar armar ese rompecabezas geopolítico.