La resolución contra el embargo estadounidense a Cuba fue
aprobada por la Asamblea General de la ONU por 188 votos a favor, tres en contra
(Estados Unidos, Israel y Palau) y dos abstenciones (Islas Marshall y
Micronesia). El texto, significativamente destaca la importancia del respeto
estricto al que se deben las naciones a los principios de la Carta de la ONU,
entre ellos la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no
injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación
internacionales, condenando coherentemente por ello la Ley Helms-Burton de 1996
de EEUU por contravenir tales principios de la ONU.
El canciller cubano Bruno Rodríguez expresó antes de la votación
"la firme voluntad de Cuba de avanzar hacia la normalización de relaciones
con los Estados Unidos", y propuso una "agenda para un diálogo
bilateral" entre Washington y La Habana para alcanzar la normalización de
relaciones con los Estados Unidos, mediante un diálogo respetuoso, sin
condiciones previas, sobre bases recíprocas y de igualdad soberana.
El número de condenas que registra la ONU contra la bárbara
medida de EEUU de continuar con el
asedio desde hace medio
siglo a la isla caribeña, coincide con el número de años que, tras la disolución
de la antigua URSS, finalizó la Guerra Fría, y con ello Cuba dejó de estar
alineada en el bloque soviético. Resulta incomprensible después de la
desaparición hace 21 años de los bloques militares, declarados mutuamente
enemigos, que EEUU persista en una táctica de guerra de asedio contra Cuba, táctica rechazada, en
muchos casos, incluso en las guerras medievales por el ensañamiento que
entrañaba contra la población civil.
Las justificaciones propagandísticas de esta tropelía están en
consonancia con la educación mediática de EEUU de su población civil, de erigirse en el campeón mundial de
la lucha por la "libertad", con la que justifica sus desmanes en todo el
mundo de guerras e injerencias; argumento que en este caso podrá convencer a una
parte de la sociedad estadounidense pero que no sirve ni convence, salvo al
régimen israelita, al resto de naciones del mundo por contravenir flagrantemente
los principios fundacionales de la ONU, los cuales EEUU, puesto que demuestra no
creer en los mismos, pisotea sin escrúpulos cuando puede y estima
conveniente.
Desde el punto de vista de las razones políticas de EEUU para
persistir en el bloqueo cubano, tienen que ver con la tutela que EEUU ha venido
protagonizando sobre los países de América Latina. El bloqueo a Cuba ha sido el
castigo puesto al país tutelado díscolo que dejo de serlo y, en la mente de los
estrategas estadounidenses que se creen rectores de naciones, se hacia necesario
tal bloqueo para escarmentar en cabeza ajena a otros posibles candidatos a
rebelarse; pero tal medida no ha parecido surtir efecto, pues, en los últimos
años otros países Latinoamericanos particularmente Venezuela, Ecuador y Bolivia
se han emancipado de la tutela de EEUU y, por ello, la propaganda mediática
estadounidense ha redoblado las infamias contra estos países calificándolos de
totalitarios, cuando objetivamente sus sistemas electorales aventajan
democráticamente al oscurantista y decimonónico sistema electoral de EEUU de
compromisarios para elegir presidente.
Los medios de comunicación Occidentales siguen anclados en el
esquema de la guerra fríade
demonizar a toda nación que no se subordine a EEUU, y de ocultar o minimizar
todas las noticias que pueden dañar la imagen de EEUU, como la presente condena
por la Asamblea General de la ONU por su bloqueo a Cuba. Este tratamiento
mediático es inquietante, pues, la reciente historia de la humanidad demuestra
que lo más peligroso para justificar la barbarie, es la indiferencia de los
pueblos ante los abusos de sus gobernantes contra otras naciones, aunque en
algunos casos, como pasó con la guerra de Vietnam el pueblo de EEUU reaccionó
positivamente contra la misma.
En los últimos años, a pesar de que los países Latinoamericanos
han ido avanzando en afirmar su personalidad alejados de la tutela
estadounidense y que ha tenido, hasta ahora, su máxima expresión política con la
constitución de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y de la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), no se ha avanzado mucho en la
oposición al bloqueo estadounidense a Cuba. Si bien la condena es unánime por
parte de estos organismos políticos, no se ha ido más allá de la misma.
Toda organización política regional de naciones se construye y
se afirma en base a dos principios fundamentales, por una parte, el
fortalecimiento de las relaciones entre sus estados miembros, y por otra, con la
defensa colectiva de todos sus miembros frente a la agresión externa que pueda
sufrir uno de sus miembros. En el caso de la CELAC, Cuba pertenece a esta
organización política, y aunque la misma está en proceso de formación, tiene su
principal prueba de fuego para demostrar su naturaleza solidaria latinoamericana
en las medidas que pueda adoptar contra EEUU por su sistemático ataque político
y comercial contra uno de sus miembros como es Cuba.
Se debe avanzar en medidas efectivas que hagan reflexionar
seriamente a EEUU para que desista del anacrónico y cruel bloqueo a Cuba, sobre
todo porque hasta ahora, tras 21 años de condenas por la Asamblea General de la
ONU, ha quedado evidenciado que EEUU no atiende a razones democráticas
internacionales, por lo tanto, la CELAC tendría que hacer de la resolución de
este contencioso el primer punto de su agenda, pues mientras no se resuelva, sus
fundamentos como organización seguirán siendo
débiles.
jacolomo@movistar.es