La Cumbre de Riad es el lugar en que el nuevo orden multilateral ya se vislumbra. El agudo sarcasmo del Ministro ruso de relaciones exteriores, Serguei Lavrov, cuando le preguntaron por qué no había invitado a los europeos a la cumbre sobre Ucrania es muy revelador. En esta mesa de negociación de Riad están sentados los adultos. Los europeos están sentados en París en la mesa de los niños.
Trump ha comprendido la verdad de la operación militar de Rusia en Ucrania: la operación militar no fué un acto de agresión de Rusia. como gritan a coro los europeos. Fue una operación obligada por la agresión del gobierno de Zelensky contra la población mayoritaria de cultura rusa. Rusia tuvo que intervenir para evitar la masacre que estaba cometiendo Volodimir Zelensky. Zelensky es el único responsable del sacrificio de decenas de miles de jóvenes ucranianos y que no han sido más porque Rusia no está haciendo una guerra de verdad a Ucrania y ni siquiera han atentado contra Kiev. Como bien reconoció Trump si Rusia hubiera hecho la guerra de verdad hubiera destruido todas las ciudades ucranianas en un solo día porque siempre ha tenido la superioridad aérea. Pero Rusia ha tenido siempre que pudo una guerra limitada a la destrucción indispensable; en una especie de guerra civil porque Ucrania y Rusia son pueblos hermanos por la sangre y la cultura. Algo que nunca pasó por la cabeza a Zelensky que siempre mostró y demostró un odio visceral a todo lo ruso;tal vez porque no es genuinamente ucraniano. No es cristiano ortodoxo. Su religión es el judaísmo, un credo muy difícil de hacer identificar con el pueblo que los rodea porque su religión es precisamente la de creerse un pueblo superior: el pueblo elegido.
Los acuerdos de Minsk, otorgan autonomía y respeto de su cultura a los diversos grupos culturales que integran a Ucrania. Ucrania es un mosaico de culturas cuyo único nexo común es la lengua rusa. Lengua cuya cuna es precisamente Kiev. Los hechos fueron del modo siguiente. En mayo del 2014,Victoria Nuland Subsecretaria de estado de Estados Unidos preparó con la complicidad de la Unión Europea el golpe de estado que derrocó al gobierno legítimo de Ucrania, presidido por Victor Yanukovich. Lo derrocó para instalar en su lugar una junta de gobierno de correligionarios de la Nuland cuyo primer acto fué prohibir el uso de la lengua rusa, para iniciar una campaña de desarraigo cultural como el cometido por Estados Unidos contra la lengua española en las Filipinas. Como era de esperar, las provincias del Donbass, que habían sido desgajadas de Rusia y regaladas a Ucrania por Lenin en 1917, se negaron a reconocer a la junta de gobierno designada por la Nuland.
La junta cambió los mandos del ejército ucraniano por miembros de las milicias pro nazis nostálgicas de la ocupación alemana cuando los nazis prometieron separar a Ucrania de la Unión Soviética. Esos grupos pro nazis admiradores del colaboracionista nazi Stephan Bandera. La Junta envió tropas y bandas de matones a someter las provincias que no reconocían su autoridad. Las milicias de las provincias derrotaron a las tropas de Kiev y el nuevo gobierno ucraniano de Petro Poroshenko se resignó a firmar los acuerdos de Minsk de los que la Alemania de Merkel y Francia de Hollande eran garantes. Más adelante tanto Angela Merkel como Francois Hollande reconocieron que los habían firmado los acuerdos sólo como una estratagema para ganar el tiempo para ir asimilando a Ucrania en la OTAN equipando y entrenando en las tácticas y los equipos OTAN , preparando así al ejército ucraniano para una guerra contra Rusia.
Eso revela que desde un principio los políticos europeos pensaban usar Ucrania para atacar a Rusia y despojarle de sus vastos recursos. Por eso la provocación constante durante la presidencia de Joe Biden cuyo hijo Hunter recibía un suntuoso salario de la empresa ucraniana de administración del tránsito de gas ruso hacia Europa.
Trump ha reconocido todas estas intrigas y por ello ha prohibido esta semana que se hable de agresión rusa a Ucrania; porque la agresión allí vino de Zelensky y Biden.
Para colmo se han descubierto fraudes en los 500 millardos que la Administración Biden entregó a Zelensky Por todos esos motivos ni Zelensky ni la Unión Europea fueron invitados a la cumbre de Riad donde la solución realista a la confrontación creada en Ucrania solo puede ser solucionada en un diálogo realista entre el nuevo gobierno de Trump y el de Vladimir Putin. Como Trump irá a visitar luego a Xi Jinping los signos apuntan hacia una nueva cooperación multilateral entre Estados Unidos, Rusia y China.
Ya se sabe que Xi Jinping viajará a Moscú para presidir con Putin el Desfile de la Victoria del 9 del próximo 9 de mayo. Si Putin invita también a Trump y este acepta tendremos allí presente una ocasión equivalente a la que se realizó a fines de la Segunda Guerra Mundial en Yalta donde se diseñó el orden mundial que prevaleció desde el 1845 hasta el 2025.
