Cada vez más pareciera que hay más gente que dice que Estados Unidos está "roto". Inicialmente podemos decir que Estados Unidos está quebrado, quiebra económica clásica, los ingresos son muy inferiores a los gastos, por lo que tiene necesariamente que endeudarse para poder funcionar. Lo que pasa es que ya no puede pagar la deuda que contrajo y quiere exprimir a los demás países para sacarle todos los "cobres" que tengan y apropiárselos.
Se genera así una primera percepción de "Estados Unidos está roto" debido a que su desequilibrio fiscal, que obliga a un endeudamiento constante, lo cual fue sostenible durante una época gracias a su posición como emisor del dólar, pero esta posición hegemónica tiene su costo y las tensiones internas y externas que estaban solapadas se hacen más evidentes, claro que al ser padecidas por los sectores pobres, son presentadas vilmente en los medios como una de sus características de grupo social.
Trump no asume esta realidad propia, sino que hace responsable de ella a todos los países del mundo y además los insulta y los escupe, todo para que el ciudadano no tome conciencia de la responsabilidad de su grupo de súper ricos que dirigen al país y se le vaya a ocurrir buscar sustituirlos. Es el Locus externo que tratamos en otro artículo, que se refiere a creer que las causas externas son las responsables, en este caso de la crisis de Estados Unidos y no las internas. El Locus externo de Donald Trump se volvió loco.
Y como toda fisura que se extiende irremediable e irreparablemente, esta deuda va generando nuevas grietas y afectando otros aspectos, como la capacidad de inversión en infraestructura y servicios sociales, fractura cada vez más amplia abarcando ciudades estadounidenses enteras mientras que las divisiones políticas dificultan soluciones estructurales. Así solamente en 25 ciudades tomadas de referencia como las más pobres de Estados Unidos la población pobre representa el 40% o más del total poblacional, lo que se denomina como tasa de extrema pobreza o concentrada. Detroit-Warren, Terre Haute, Cleveland, Memphis, Flint, son algunas ciudades norteamericanas donde impera la pobreza.
Así Estados Unidos llevado por su clase social imperialista, gasta enormes cantidades de dinero en una guerra que destruye ciudades en Ucrania y en Palestina, no tiene dinero para mejorar las ciudades y las condiciones de vida de sus ciudadanos.
Y aunque si Estados Unidos no está "roto" todavía en un sentido literal, esta dinámica refleja un sistema que necesita ajustes profundos para evitar mayores desequilibrios y restaurar la confianza en su estabilidad económica y política, no vaya a caer en pedazos por todas partes.
Además de los principios capitalistas e imperialistas que llevan a favorecer un sector social elitesco y abandonar la totalidad de la sociedad, otra de las principales causas es la profunda polarización política que divide al país entre los partidos Demócrata y Republicano. Esta división dificulta enormemente la gobernabilidad, manifestándose en debates acalorados, un frecuente bloqueo legislativo y una notable falta de compromiso en la resolución de temas cruciales para la nación. Inclusive se habla en sectores de la sociedad americana que es posible una guerra civil en ese país.
La grieta creciente se manifiesta en la desigualdad económica entre los más ricos y los más pobres que se ha ensanchado considerablemente, generando una sensación de injusticia y la percepción de que el "sueño americano" se ha vuelto inalcanzable para una parte importante de la población y que además fue un sueño muy corto en esa nación, mientras no tenía competidores. A esto se suma la problemática del sistema de salud, cuyo elevado costo deja a millones de personas sin acceso adecuado a atención médica, lo que se considera una grave deficiencia en un país desarrollado.
Estos son solo algunos aspectos de la "rotura" de Estados Unidos, originado por su sistema capitalista, su versión imperialista capaz de construir 750 bases militares en el mundo pero que no puede reconstruir sus ciudades, todo lo cual puede llevar a pensar que tienen razón los estadounidenses que dicen que su país está roto. Solo falta el grupo social que tenga una propuesta de reconstrucción compartida y participada por la mayoría de la gente de ese país.
Y los trabajadores deben estar claros en los Estados Unidos, todo el aumento de ingresos que pueda producir el aumento de los aranceles no será para su beneficio, sino para llenar los bolsillos de los ricos y súper ricos de ese país.