Aunque definitivamente no estamos convencidos de la “gesta heroica” de Edward Snowden, por el ruido que en nuestra percepción de reportero policial de muchos años, nos producen algunas circunstancias de la deserción y las subsiguientes a su denuncia, del contratista, de la CIA, porque es lo que efectivamente representa, no podemos negar que ha acaparado la atención mundial.
Y aunque no entendemos el apresuramiento de algunos jefes de Estado al ofrecerle asilo, político o humanitario, como tampoco entendemos la prisión de un revolucionario, como Julián Conrado, en un país revolucionario, como la República Bolivariana de Venezuela, trataremos de puntualizar algunas cosas sobre el candente tema.
Para ser justos daremos el beneficio de la duda a Edward Snowden, espía contratado por la Booz Allen Hamiltón, que presta como contratista servicios externos de inteligencia a la NSA, por sus siglas en inglés, Agencia de Seguridad Nacional, órgano en cuyos hombres reposa la mayor responsabilidad sobre la seguridad de la primera potencia militar del planeta. Vamos a pensar que la denuncia de Snowden, viene a confirmar lo que sabemos desde hace décadas, la condición de Estado Forajido, del imperio norteamericano, que espía, saquea y atropella a quien le viene en ganas y no de ahora, sino a lo largo de todo el siglo XX y particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando por su condición de victorioso en el conflicto se quedó con la mayor tajada de la torta, incluyendo el ámbito comunicacional, que hasta entonces no le había llamado mucho la atención, pero que con la creación de la United Press International, inicia el proyecto de dominación en este terreno y es así como a la hora del reparto desplaza a la Reuter, Ansa y demás agencias europeas que presentaban al continente americano desde su óptica.
Ese proyecto comienza con la designación de los directores de los principales diarios de Hispanoamérica y otras latitudes, como corresponsales de UPI, con sueldo en dólares, que le garantizaba el control de la información y además sembraba la imagen y credibilidad de su aparato comunicacional en buena parte del mundo.
Desde entonces ese monstruo representado por el complejo militar, industrial y comunicacional, creado y dirigido por el sionismo, ha venido avanzando paulatinamente en un proyecto para dominar al mundo e imponer su dictadura global, como lo está logrando hasta ahora incluyendo con el apoderamiento del espacio sideral, al cual ha contaminado con millones de toneladas de chatarra y de uranio, que constituyen una amenaza para la raza humana, amén de la que está propiciando con la presión ejercida sobre la Federación Rusa, China, Irán, Corea del Norte y demás potencias emergentes, para forzarlas a caer en una desenfrenada carrera armamentista, que pudiera desembocar en una conflagración nuclear, si el imperio gringo y sus aliados europeos, cristalizan el proyecto de arrasar con los gobiernos de Siria e Irán, que les dejaría el camino libre para llegar a China y poner en boga la estrategia de Barack Hussein Obama, contra el gigante asiático, que no es otra que la de profundizar las diferencias étnicas y religiosas, existentes en Asia Central, libreto que ya les dio resultados en los Balcanes, como parte del derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y, en cierto modo en el Medio Oriente, actualmente en pleno desarrollo en Egipto, donde busca revertir la victoria del pueblo y en Siria, en pos de echar del poder al presidente Bashard Al Assad, incómodo gobernante árabe, para sus planes.
Visto todo esto no encaje en nuestro receptor el periplo que hace Eduard Snowder, tras sus revelaciones, hasta llegar al aeropuerto de Moscú donde permanece en calidad de transeúnte y desde donde ha ignorado la oferta de asilo del gobierno ruso. ¿Si está allí en ese territorio, donde los trámites para salir de su limbo serían más expeditos y su traslado menos riesgoso, que le lleva a pedir asilo justamente a países que están en la mira del imperio, como son: Ecuador, Nicaragua y Venezuela? ¿No resulta más riesgoso para su integridad, salir de Moscú atravesando todo un mundo de arena movediza para él, hasta llegar a este lado del mundo?
¿Porque Moscú sede de la cumbre de países productores de gas? ¿ La jugada contra la vida de Evo Morales, fue ciertamente por el chisme de un ignorante en el mundo diplomático, como el embajador imperial en Viena ó, forma parte del ajedrez del imperio?
¿Si hay ex oficiales de la CIA, viviendo tranquilamente, luego que mediante publicaciones le han sacado los trapitos al sol, con pelos y señales, porque el supuesto ensañamiento de Washington, contra un contratista?
Son preguntas que desde nuestra ignorancia en la materia dejamos en el ambiente. Pero al mismo tiempo preguntamos: ¿Si desafiamos al imperio por Snowden, porque nos engatillamos frente a un cachorro del Pentágono y mantenemos privado de libertad al cantautor Julián Conrado, digno combatiente por la causa del pueblo colombiano?
No hay duda que Venezuela, como país soberano y con principios humanitarios e internacionalistas, tiene todo el derecho de ofrecerle protección política o humanitaria a quien se considera perseguido por el país, número uno en el mundo como violador de los derechos humanos y de todas las instancias legales en el orbe. Pero en nuestra humilde opinión, creemos que situaciones como esta se deben sopesar con toda serenidad e informar ampliamente al pueblo, por que la decisión y, quien es en realidad el beneficiario, porque hasta ahora lo único que sabemos que se trata de un contratista de la CIA ¿Y el resto?. No podemos dejar cabos sueltos, que den razones a los enemigos de la patria para continuar horadando las bases del proceso revolucionario, que ya tienen bastante con el combustible que les hemos inyectado con la impunidad, brindada al autor intelectual de la muerte de once compatriotas, por el solo hecho de estar cobijado con el manto de inmunidad por haber sido candidato presidencial y ahora mercader de la soberanía de la patria.
Ojalá y el tiempo de la razón a quienes han tomado para si la causa de Snowden sin mayor reparo, como la causa del siglo, que lo ha convertido en la estrella del momento.