La espada de Bolívar cruzó el Atlántico y comienza a causar estragos a la casta política española y a su gobierno que, aliado con la heredera del franquismo la monarquía de los Borbones, en pleno siglo XXI mantiene a los ciudadanos anclados a un pasado medieval.
Ha dicho un expresidente de por allá que “…la alternativa bolivariana [como opción política a la crisis española] sería un catástrofe sin paliativos”.
El rey que, de la manera más grosera, insolente y despótica, mandó a callar en plena asamblea pública de dignatarios del mundo a un excepcional líder latinoamericano y mundial, como lo fue Hugo Chávez Frías, reciente abdicó a la Corona a favor de su hijo, Felipe, como una manera de refrescar a la descreditada monarquía española, socia fundamental de la “casta” política que desde hace mucho gobierna ese país.
Importantes movilizaciones de calle de españoles que exigen poner fin a la monarquía española han hecho relucir pancartas y consignas impregnadas de bolivarianismo y de chavismo venezolano, demostrando que las ideas y planteamientos con que Chávez levantó las banderas de lucha de los pueblos de este continente tienen aplicación en pueblos que padecen los mismos males en el viejo continente.
Los resultados electorales en elecciones parlamentarias españolas que permitieron una importante cosecha de votos a Podemos, movimiento político que representa las ideas opuestas a la política tradicional y conservadora española, son otro signo importante de los cambios que se vienen gestando en un país donde los índices de desocupados rebasa 25% de la población laboralmente activa. Es conocida por todos la estrecha relación y la plena coincidencia ideológica de Juan Carlos Monedero, uno de los principales gestores de Podemos, con la revolución Bolivariana que desde 1.999 Chávez junto al pueblo venezolano impulsó.
Cuando a las ideas les llega su tiempo los pueblos se encargarán de ponerlas en vigencia, parece que están llegando el tiempo de que los pueblos del mundo entero se deslastren de la dominación y el sometimiento que sus gobernantes le han impuesto.
Con razón los gringos, que siempre han sido tan previsores de su futuro, ahora arremeten ferozmente contra la revolución bolivariana y el legado del Comandante Chávez.
