Hoy se está comentando en la llamada "gran prensa", impresa y audiovisual, acerca de los "25 años de la caída del Muro de Berlín". La industria cultural del entretenimiento, los medios corporativos nacionales e internacionales se atiborran de "análisis" y comentarios de "sesudos" expertos que descargan con delirio aquellos acontecimientos. Llama la atención el intento de algunos de ellos de hacer comparación con lo que acontece en la actual coyuntura política y social venezolana a partir de la llegada e irrupción de Chávez y del actual proceso político que se inició a partir del año 1998, con el triunfo electoral del comandante.
Uno de los comentarios acerca de esos acontecimientos provienen del hoy tristemente célebre "Santos Yorme", Pompeyo Márquez, en su columna de el diario Ültimas Noticias, jueves 13/11/14, pág. 36. Titula sus comentarios con.."Berlín-Venezuela"...No voy a extenderme sobre sus comentarios, simplemente invito a su lectura con sentido crítico y argumentativo...De mi parte, lamentablemente "Santos Yorme", ex-stalinista devenido en socialdemócrata, se despacha con resentimiento, racismo social y fundamentalismo cultural propio de quien cabalga sobre sus hombros la derrota y la frustración. La senilidad que le acompaña no le permite, pareciera, producir un análisis en profundidad de aquellos acontecimientos y las consecuencias que se derivaron las cuales están reflejadas en la actual Alemania "reunificada".
De aquellos años cuando el Muro se venía a pique y las burguesías alemanas,européas y el Departamento de Estado norteamericano celebraban eufóricamente, hoy hay mucha tela que cortar a partir de la mayor crisis que está viviendo el llamado "Mundo Líbre" la cual está superando la crisis mundial que se inició en 1929. Ahora, la población de la antigua Alemania Oriental está volviendo la mirada hacia la izquierda, tratando de superar los errores del pasado pero buscando una alternativa que los aleje del capitalismo neoliberal el cual ha pasado de ser una simple ilusión de armonía.
Lo que fracasó en Rusia y en Europa del Este fue el estatismo, una suerte de capitalismo de Estado burocratizado, autoritario y corrupto. Las ideas y los principios del socialismo con la premisa del desarrolllo de las fuerzas productivas, tal como lo imaginaron desde Marx, Lenin y Trotsky entre otros, quedaron postergadas. La dirigencia soviética y sus aliados quedaron entrampados en la "Guerra Fría" propiciada por el capitalismo mundial a través de la estrategia geopolítica del Departamento de Estado norteamericano, sus aliados européos y sus subalternos en el resto del mundo.
La crisis del capitalismo está convenciendo a los alemanes y européos de que el capitalismo es un fraude. Las llamadas clases medias, profesionales, trabajadores, jubilados, los jóvenes, están pagando la crisis financiera con altos impuestos producto de la codicia de los banqueros. Un primer signo de esta realidad, es que los partidos y organizaciones derechistas en el Este de Alemanía están desprestigiados y está surgiendo una nueva fuerza crítica, progresista, que busca alternativa superando el modelo neoliberal impuesto a partir de la caída del Muro.