Elecciones parlamentarias en Colombia. ¿Qué sucedió? ¿Qué sigue para la izquierda?

Concluyeron las jornadas electorales en Colombia el pasado domingo 12 de Marzo en medio de un ambiente tenso y plagado de ataques guerrilleros en gran parte de la geografía nacional. Lo que incluyó quemas de buses en ciudades como Bogotá, destrucción de papeletas electorales en algunos poblados, paralización del transporte en muchas zonas rurales, asaltos a caravanas acompañadas de fuerzas militares, etc.

El ambiente de circo que precedió la campaña electoral, fue ampliamente notorio. El gobierno que preside Álvaro Uribe Vélez (quien aspira a ser reelegido) y sus partidarios gastaron todas sus baterías propagandísticas a través de los medios de alienación masiva (El Tiempo, RCN, Caracol y TV) con montajes burdos y pésimamente diseñados como el de la desmovilización de un frente guerrillero de 70 hombres de las FARC. Según los “medios” se entregó el comandante (que ha estado preso en la cárcel la Picota de Bogotá hace dos años, luego de escapar de la guerrilla con una millonaria suma de dinero), armas y un avión. De acuerdo a este show publicitario, el frente la Gaitana entregó ese mismo día un pequeño avión que era usado para transporte de armas y cocaína. Versión desmentida, al día siguiente, por la Aeronáutica Civil quien afirmó que la aeronave llevaba más de dos años inmovilizada en uno de sus hangares.

La propaganda mediática se intensificó, a tal punto, que fue imposible encender un radio, ver la TV o leer la primera página de un diario sin encontrar el mismo mensaje a la población: votemos masivamente para salvar la democracia y derrotar el “terrorismo”. Ni que decir de las vallas publicitarias en el espacio público. “Me la juego por Colombia” decía uno con la mano en el corazón; “Por la Seguridad Democrática”, replicaba el otro; “Por el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas” decía el más fanático. Ese fue el calado de las “tesis políticas”. Vacuidad, banalidad o más promesa de guerra. Pura imagen y marketing. Podría decirse, que quien no salió en la foto con el jefe de campaña posando su mano en el corazón, no fue elegido. No se sabe el monto exacto de lo que gastaron en publicidad y compra de votos, pero fue un hecho que compraron gente por un bulto de cemento, mercados, y hasta $40.000 y $50.000. No hay que extrañarse, esa es una de las características de las maquinarias
partidistas en el país.

Sin lugar a dudas, el espectáculo festivo y de circo, o “gran fiesta democrática en medio de una tranquilidad casi del cien por ciento”, para el Ministro de gobierno Sabas Pretelt, las elecciones del domingo hacen bastante compleja la situación política nacional.
Estadísticas electorales
Según la Registraduría Nacional del Estado, el potencial de votación en Colombia es de 26,595.171 personas. De éstas votaron 10,780.668, en los cuales hay que incluir 272.645 que votaron en blanco, 1.053.721 nulos y 336.539 tarjetas no marcadas lo cual ha dado pie para criticar las dificultades que tuvieron muchos a la hora de elegir, y lo complicado de los tarjetones electorales. Finalmente, la abstención fue del 60% a nivel nacional, y en algunas regiones alcanzó el 70%. Sobre todo en aquellas donde se sintió el paro armado decretado por las FARC.

El Polo Democrático Alternativo (PDA) obtuvo 11 curules para Senado, y el Partido Liberal 17. Estos dos conformarían el bloque de la oposición. Ambos suman un 26% de los votos. El PDA con 915.000 votos (9,74%) y el Partido Liberal con 1.457.000 (15,52%).

El bloque uribista se consolidó al obtener una la mayoría de senadores y representantes a la cámara. Logró un 70% de los escaños al Senado y una cifra similar a la Cámara. Para el Senado las sillas quedaron así: Partido de la U. 20 senadores, Partido Conservador 18, Cambio Radical 15, Convergencia Ciudadana 7, Alas Equipo Colombia 5, Colombia Democrática 3, Colombia Viva 2. Para un total de 70 de las 100 sillas. Sin embargo, a pesar de los 6.160.000 votos que logró el bloque por Uribe, no hay un avance considerable de votantes, teniendo en cuenta lo invertido en propaganda publicitaria, manipulación mediática, presión armadas del paramilitarismo y el uso de maquinarias proselitistas que en época de elecciones se convierten en verdaderas empresas dedicadas a cazar votos a cualquier precio. En resumen por el bloque de Uribe votó un 23% de los 26,5 millones de votantes potenciales.

Otro elemento de análisis que hay que tener en cuenta es la alta abstención nacional, del 60%. Ya que ésta hay que evaluarla en relación a lo que mencionábamos arriba. La efectividad de las aceitadas maquinarias electorales que en época de elecciones se convierten en verdaderas empresas en busca de una preciada mercancía: el voto.

Las derrotas
Entre los derrotados de esta “contienda”, históricamente desigual, están los quemados por retiro del apoyo de sus gamonales políticos y las empresas electorales que no los querían más. Es el caso de Eleonora Pineda y Rocío Arias, quienes estuvieron en el parlamento como voceras y representantes del paramilitarismo, siendo uribistas a ultranza pero cuyo jefe ordenó callarlas, ya habían hecho mucho escándalo con sus vínculos paramilitares.

Otros derrotados, igualmente, son los ex alcaldes de Bogotá, Antanas Mockus y Enrique Peñalosa. El primero terminó su carrera política convertido en un payaso callejero. No alcanzó a sacar ninguno de sus candidatos al Senado, y quedó en entredicho su candidatura para presidenciales. Y el segundo fuera de pasarse vacilando de un partido a otro, no logró convertir en votos su prestigio de “buen” gobernante. También quedó por fuera Carlos Moreno de Caro, cuyo eslogan decía “Dejen jugar al Moreno” y lo dejaron jugando con Mockus como malabarín de la calle, por fuera del parlamento.

A Habib Merheg y Dief Maloof también ordenaron investigarlos y luego sacarlos de las listas de partidos y movimientos uribistas ya que tienen vínculos con paramilitares y narcos. Pero los últimos lograron crear un movimiento propio que ante la inyección de miles de millones de pesos, pudieron llegar raspados al parlamento nuevamente.

Lo nuevo
Lo “nuevo” fue la crecida de madre que se dio un movimiento llamado Convergencia Ciudadana, que pasó de tener dos senadores a meter 7 en este nuevo período legislativo. Solo hay una razón que explica este salto “cualitativo” de esta nueva fuerza política. Le dio cabida a candidatos vinculados al paramilitarismo que lo inundaron de dinero. Su vocero, el Senador Luis Alberto Gil en una entrevista soltó esta perla “Somos uribistas independientes”. Así, con absurdo y pérdida de significantes a bordo pasó la entrevista.

Lo otro “nuevo” es que llegó al Senado el movimiento Mira, ligado a la iglesia católica, antiaborto y contra los derechos de los gay y lesbianas. Sacó dos senadores. Su tendencia conservadora y reaccionaria es clara. Va a estar más cerca de Uribe y de dios que de los derechos de los pobres y otras minorías que buscan el reconocimiento con plenitud de derechos.

La oposición de izquierda y derecha
Las consultas del Partido Liberal y el Polo democrático Alternativo (PDA) fueron ganadas por Horacio Serpa y Carlos Gaviria. El primero representa a la vieja maquinaria liberal que insiste en revivir el fantasma de partido. Es un claro defensor de la institucionalidad burguesa y el modelo capitalista, auque a veces se declara socialdemócrata. Participó del gobierno de Uribe al comienzo como delegado de Colombia ante la OEA, pero hoy es un airado antiurubista y obsesionado por la presidencia, en un país donde miles sueñan con serlo y hacen carrera política para cumplir dicho anhelo. Serpa no le perdona a Uribe el entierro del vehículo más preciado de la oligarquía para mantenerse en el poder: el partido. Y en esto tiene la compañía de Cesar Gaviria, el expresidente de la apertura neoliberalismo y la globalización.

Carlos Gaviria, el candidato presidencial del PDA, ganó la consulta interna del Polo a Antonio Navarro, un ex comandante guerrillero del M19, protagonista central de la Constituyente del año 1991, con tendencia clara hacia la socialdemocracia, la conciliación con la oligarquía y la embajada de Estados Unidos en Colombia. Uno de sus últimos escándalos lo protagonizó cundo reanunció a ser candidato presidencial por el Polo, y al día siguiente volvió a relanzarse acompañado de sus seguidores.

Carlos Gaviria es un ex magistrado, profesor universitario y académico conocido por ser un defensor claro y sin ambages del Estado social de derecho. Ha sido coherente y consecuente con su postura a lo largo de los años con la idea de que Colombia necesita rehacer el Estado bajo un criterio de justicia social, redistribución de la riqueza, negociación del conflicto armado reconociendo primero que este existe, y redefinición de las relaciones internacionales a nivel político y comercial. Por eso encabeza la oposición a la firma del TLC.

Los retos de la izquierda colombiana
La izquierda colombiana y los sectores populares que apoyan al PDA como nueva alternativa al modelo de gobierno que preside Álvaro Uribe, y a la sociedad de miseria y entrega en que tienen postrada la nación, hemos dado nuestro respaldo a Carlos Gaviria por que confiamos y creemos que él es el candidato idóneo que puede enfrentarse a la reelección de Álvaro Uribe y a la firma del TLC.

Es muy grande el reto que tenemos la izquierda y el pueblo colombiano de convertir a Carlos Gaviria y al PDA en la fuerza que llegará al poder presidencial. Incluso, consiguiéndolo, tendríamos que afrontar el dilema de tener un presidente enfrentado por 4 años con un parlamento mayoritariamente en contra (70%) y comprometido con hacer ley la firma del TLC. Un parlamento de derecha que apuesta por darle continuidad a las relaciones internacionales con una potencia que en nada esconde sus pretensiones dominantes con Colombia, Latinoamérica y el mundo.

Por eso tenemos que hacer realidad lo que algunos senadores y representantes del PDA han venido sosteniendo: que las batallas contra el TLC y otras de carácter nacional, las ganaremos en la calle, la movilización, la asamblea popular. Como también es importante convertir en demanda nacional el intercambio humanitario entre las FARC y el gobierno, quien sea que llegue a la presidencia. Es decir, solo si acertamos a crear un gran movimiento social y político nacional que construiremos con las comunidades, barrios populares, campesinos desplazados y expropiados, movimiento indígena, estudiantil y obrero. Ese será el movimiento social y político del pueblo que en la calle y desde la lucha extraparlamentaria hará realidad lo que, en caso de ganar, un presidente como Carlos Gaviria acompañado por 11 senadores no podrán ganar solos en un parlamento mayoritariamente de derecha. Democracia parlamentaria combinada con democracia directa, desde las calles, campos y caminos de Colombia. Es lo
que nos espera, consecuentemente.

Olafo Montalban, Marzo 16 de 2006


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Olafo Montalban


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