A propósito de la renuncia de Yanis Varoufakis

La anti-ciencia del capitalismo actual

Muy por el contrario de las especulaciones habermasianas que creen ver en la ciencia un instrumento más del capitalismo, éste en su más reciente y dominante versión financiera y globalizadora, revela un profundo carácter anticientífico. No otra cosa puede concluirse luego de enterarnos de las lecciones que el ahora, ex ministro de Finanzas de Grecia, le impartió a los técnicos de la Unión Europea. Las noticias revelan la incomodidad de los economistas neoliberales, enamorados de sus abstrusos e irreales modelos sin vínculos con la realidad, cada vez que Varoufakis, uniendo político y economía (como debe ser), les mostraba la debilidad de sus argumentos. Al parecer la inteligencia sigue ofendiendo, incluso en esos cenáculos europeos, al punto de pedir la "ausencia" del Ministro griego.

Pero Varoufakis es uno más de una creciente pléyade de economistas e investigadores sociales, que vienen demostrando desde mediados del siglo XX, las debilidades de construir modelos basados en presupuestos falsos o supersimplificados, tal como los que ofrece la llamada Teoría Económica Neoliberal y su fundamento en la supuesta racionalidad de los agentes económicos. Existen toneladas de evidencias de todo tipo, desde los reiterados cracks bursátiles hasta las investigaciones en psicología social y neurociencias, que dan al traste con toda la seudoeconomía neoliberal. Sin embargo, ella sigue siendo ampliamente cultivada en Universidades e Instituciones de renombre, por el servicio encubridor que le prestan al capitalismo financiero internacional, tal como lo señalaba el propio Varoufakis, hace dos años.

Lamentablemente, la postura anti-científica del capitalismo actual, no se reduce al campo económico. A donde usted mire y donde la evidencia científica afecte al capital, allí verá desplegada con toda su furia la típica estrategia capitalista de sembrar confusión. Usualmente se despliega en tres etapas, diseñadas por empresas de relaciones públicas:

  1. Negar los hechos.

  2. Decir que no es posible establecer causalidad o correlación entre los factores que dan cuenta de los efectos nocivos, porque pueden haber muchos otros factores en juego.

  3. Afirmar que los efectos descritos por los científicos como nocivos, en realidad son positivos.

El caso del calentamiento global es paradigmático: primero afirmaron que no existía, luego ante el cúmulo de evidencias reunidas desde los años 60 del siglo XX hasta la fecha, algunas ya conocidas por el Presidente de EEUU Lyndon B. Jhonson, pasaron a la segunda etapa señalando que podía deberse a causas naturales. Finalmente, ante la abrumadora y hasta ahora incontestable evidencia científica que reconoce su origen en la acción humana, pasaron a la tercera etapa, afirmando que el calor favorece la vida en el planeta…

Igualmente significativo fue la actitud de las tabacaleras y su campaña de 1969 "la duda es nuestra negocio", con el cual sembraron dudas ante la creciente evidencia acerca del perjudicial efecto del cigarrillo sobre la salud. Una nota paradójica es que al obrar de esta manera, las tabacaleras se convirtieron en los "padres ideológicos del postmodernismo" actual y su posición anticientífica.

Un tercer caso, tal vez más grave que los anteriores, son las transnacionales farmacéuticas y de cuyas prácticas anticientíficas ya hemos comentado en un artículo anterior. Con su postura hegemónica, incluso en la academia y cierta literatura científica, las farmacéuticas al desvirtuar el concepto de medicina basada en evidencias, están de hecho frenando todo progreso científico dirigido al descubrimiento de nuevos tratamientos médicos.

Por supuesto, en ningún momento ninguna transnacional capitalista o sus adalides, presentan investigaciones serias que sustenten sus afirmaciones, lo que sí hacen es emprender masivas campañas de desinformación con el cual engañan a mucha gente haciéndoles creer que el tema en cuestión, aún no tiene una respuesta científica unificada.

Tradicionalmente se ha señalado que la ciencia renace en el mundo contemporáneo gracias al desarrollo del capitalismo. Tal vez sea cierto, pero lo que afirmo es que en su etapa actual, el capitalismo es una fuerza profundamente regresiva, al destruir una de las actividades sociales que en otro momento parece que contribuyó a renacer, como es la actividad científica. Y esto ocurre porque los valores intrínsecos a la actividad científica, como el espíritu crítico, el escepticismo, la evaluación de las evidencias, el debate con los pares y el preguntarse el qué y el por qué de las cosas, se han vuelto terriblemente amenazantes para el capitalismo actual.

Política y ciencia son dos actividades que los revolucionarios de todo el mundo deben ser capaces de comprender y manejar en su lucha contra el capitalismo, subordinando la segunda a la primera, como claramente lo hicieron en el pasado hombres de la talla del Ché Guevara, Salvador Allende, el Comandante Chávez y Oscar Varsavsky. Yanis Varoufakis lo tiene muy claro, demasiado, tal vez de allí su ausencia.



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Bernardo Ancidey

Licenciado en Física.

 bernardo.ancidey@gmail.com

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