Vueltas que da la vida. Turquía ahora será una figura atacada por los EE.UU. Ya lo fue desde que Recep Tayyip Erdogan le pidió a Rusia disculpas por el avión tumbado y metió en la cárcel a dos involucrados en el incidente, criaturas que, por cierto, terminaron involucradas en el reciente conato de golpe de Estado turco. Ante el temor del “ablandamiento” del tirano turco frente al enemigo, los estadounidenses, como acostumbran, maquinaron dentro de las fuerzas armadas su golpe, buscando mayor dureza. Cero disculpas, Rusia es una mierda y debe de ser cercada progresivamente como pretende la OTAN desde hace unos años.
Pero mayor mano dura que Erdogan no hay. Descarado, su hijo trafica petróleo por el “negado” oleoducto de Siria y lo vende; cínico, promotor del terrorismo contra Siria, mano titiritera de la OTAN precipitando guerras; asesino: si hay oposición a sus planes, periodistas o cualquier cuerpo que rezume sangre, lo elimina. No obstante, no importa. No importa si es otro más severo el que tenga que venir siempre y cuando haga de buena marioneta y le dé el pecho a Rusia.
Como no son ellos ─los gringos─ allá en su esquina los que han de padecer los efectos que ellos mismos en otros propician, no les importa. Después del derribo del avión ruso y las consecuentes medidas de presión de Rusia, cayó el turismo, la importación de alimentos y otros insumos, impactando el bolsillo de un sector de la economía. La oposición presiona y pide el restablecimiento con Rusia, reblandeciendo la línea dura impuesta por la OTAN en ese país, a no dudar, monitoreada por los EE.UU. desde su comodidad conspiradora. Tal cual como motorizan y monitorean los EE.UU. el comportamiento titiritero también de Europa, a quien tienen al borde de la guerra y de la ruina, con el islamismo y el terrorismo ajustándole las cuentas no ellos allá en su rincón invulnerado, sino a Francia, luego será Inglaterra, España, Bélgica.
Y la torta de voltea de manera inevitable. Quienes avisan del golpe a Erdogan son los rusos e iraníes, en especial los primero con sus sofisticados equipos de intercepción de comunicaciones establecidos en Latakia, Siria, cerca de la frontera turca. Ahora el enemigo es el salvador y el salvador, el enemigo. En los actuales momentos se desteje el golpe y afloran un líder opositor turco exiliado en los EE.UU. involucrado y unos EE.UU. amenazando a Turquía con que no los acuse de promotores del mismo. Purga en el ejército, filas tumbadas afectas al gringo, Francia chillando advirtiendo a Erdogan con que no abuse con su razia. Claro como un hachazo en la cabeza a pleno sol.
Ahora Turquía, como Grecia apegándose cada vez más a Rusia, es otra molestia en la OTAN. No manejable, recelosa, desengañada, utilizada. Sin duda una victoria para el Kremlin. Se acabó el amorío occidentalista. Relaciones con Rusia restablecidas y fin de la instrumentación turca para la guerra en la región. Lo dice la lógica y la geopolítica: ¿tiene sentido estar en guerra al lado de un coloso, mandado por el otro a provocarlo? En caso de una confrontación global, lo primero que volaría del mapa sería Turquía por obra de la fuerza rusa y sus aliados, sin que allá en la esquinita los estadounidenses todavía reciban un disparo.