Detrás del NO en el plebiscito por el Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el gobierno de Colombia, estuvo una campaña subliminal a favor de la desaprobación del documento. Por ello, es necesario analizar esta estrategia para saber cómo actúan internacionalmente los medios de derecha.
La manipulación imperó dependiendo del sector de la población. Una muestra de ella fue la difusión en redes sociales de que Timochenko podría llegar a la presidencia de Colombia. Esto más bien contribuiría a revertir el alto nivel de exclusión.
Colombia no puede estar peor con gobiernos de derecha. Es un país donde impera la desigualdad. El índice de pobreza extrema aumentó del 2013 al 2014, y en 2015 casi se mantuvo igual, mientras que aquí bajó, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal. Y mientras el Gobierno de Venezuela se ha preocupado por mejorar el nivel educativo de la población, hasta convertirse en el segundo país con el índice más alto en educación superior en Latinoamérica, Colombia ocupa el octavo lugar, según cifras de la Unesco.
Además de manipular, no se estimuló al pueblo neogranadino a leer el documento sino se le vendió su tergiversación. En cambio, cuando en 2007 aquí se sometió a referendo algunos artículos a reformar de la Constitución venezolana, estos se difundieron ampliamente.
Por otro lado, el Acuerdo se demonizó, asociándolo a la impunidad. E hicieron ver que significaría el castrochavismo. Más demonización entonces. Sin embargo, según el coeficiente de Gini, nuestro país es el segundo con menor desigualdad en el continente, mientras la nación granadina es la más desigual.
En resumen, como decía Hugo Chávez, debemos luchar incansablemente contra esos medios en manos de la derecha. Estos hacen de la desinformación y tergiversación su política editorial. Ese mal manejo y abstención de más del 60% en el país vecino fueron la fórmula para el NO.
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