El triunfo de Trump, dicho por algunos analistas y medios, logrado "contra todo pronóstico", y contrariando lo que las encuestas reflejaban, no nos debe sorprender, como ahora mismo muchos están demostrando, sin reflexionar a fondo las causas que llevaron, no al pueblo a darle el triunfo a un candidato sui generis, como este, sino a una instancia como los llamados colegios electorales, que a la final lo que vienen es a demostrar lo chucuta de una democracia como la gringa, que le entrega la decisión a unos pocos, desechando la mayoría.
De todas maneras ganase quien ganase, ambos son caimanes del mismo caño y cualquiera de los dos, seguramente no se apartaría de su lucha por mantener y acrecentar el dominio hegemónico sobre el mundo actual.
A eso nos tienen acostumbrados los gobiernos de USA, pues recordemos que el inefable George Bush Jr fue producto de este método totalmente antidemocrático, cuando a All Gore del partido demócrata, así como hoy a Hilary Clinton, le sucedió igual.
Trump será un presidente que al menos por sus características y condiciones de empresario más que político, por ahora, representa una incógnita sobre lo que hará en la práctica durante su mandato de cuatro años.
Hay que aceptar que como empresario, aplicará a su país, los parámetros que está acostumbrado a aplicar para manejar las múltiples empresas, que le han permitido ser uno de los hombres más adinerados de ese país y entonces va a ser o debería ser, más pragmático que teórico.
Por otro lado por haber salido del seno de las grandes corporaciones que son las que le dan su bendición a los candidatos que escogen para hacerlos presidentes, es decir por no ser un títere como han sido la mayoría, sino uno de los titiriteros, es posible que actúe con más libertad de acción y no le veamos cometer tantos errores como los cometidos por Obama, que se convirtió en un hacedor de guerras, y patrocinarte de golpes de estado blandos, más cuando inexplicablemente le fue otorgado el premio Nobel de la paz.
Hay que esperar entonces que por ejemplo el decreto mediante el cual, Obama declara a nuestro país como una amenaza real para los Estados Unidos, sea derogado, no solo porque es un documento rechazado por la mayoría de los pueblos del mundo, sino porque además coloca a la potencia más poderosa del mundo, como susceptible a ser víctima de un país muy pequeño y sin la fuerza bélica suficiente como para hacer buena la apreciación que se desprende del decreto macabro. Es decir es una demostración de debilidad.
Por otro lado nuestro país por ser seguro proveedor energético de USA, más bien lo que resultaría ser, si el nuevo presidente, como empresario, aplica las reglas del pragmatismo, es un amigo confiable y por tal razón tratado como se trata a quien garantiza parte del suministro necesario para la subsistencia de ese pueblo.
Entonces tendríamos que ver, en entre las primeras ejecutorias del nuevo mandatario, el restablecimiento pleno de las relaciones, otorgándole el placet al embajador designado y así bajarle el tono que el claro intervencionismo aplicado hasta ahora, por el gobierno que se va, ha dejado en el ambiente, con consecuencias fatales ejecutadas por una oposición al servicio total de los intereses imperiales.
De todas maneras, no olvidemos que lo que jamás dejaría de hacer el país del Norte, sea quien sea su presidente, es mantener su hegemonía y seguir haciendo todo lo que esté a su alcance para dominar el mundo auto asignándose como lo ha intentado hasta ahora, el papel de Policía del mundo e incluso universal.
Por ello hay que estar ojo avizor y no descuidar ni un momento, el mantener a nuestro pueblo informado y controlar y derrotar a los lacayos, que aquí han demostrado ser serviles agentes de un imperio que lo más seguro es que cambia de conductor, pero no de costumbres y prácticas voraces de dominación.
Dios quiera y quienes así pensamos estemos equivocados.-
