Pildoritas 84 (año IX)

Fidel, como Bolívar, Chávez y tantos otros, no se ha ido, se queda multiplicado en millones

Fidel no ha muerto como no murió Bolívar, como no murió Chávez, los grandes hombres, esos que dejan huellas imborrables de su paso por la vida, sobre todo haciendo el bien, consumiéndose por un ideal y entregando cada minuto de su existencia a los más pobres y desposeídos de la tierra, se quedan, cuando cambian de plano terrenal, incluso, más presentes que antes de ese cambio, porque están tan incrustados en el corazón de los pueblos que se sienten, aun no estando físicamente, como si jamás hubiesen partido, la inmensidad de su obra, de su legado y de sus enseñanzas, les reviven en cada momento en el desarrollo de la historia.

Si Bolívar que es uno de esos grandes, es recordado por enormes masas de pueblo, no solo en los países que liberó sino a lo largo y ancho del globo, sigue vivo, y su espíritu no se ha ido, aun cuando en su época la tecnología no permitía conservar su memoria como ahora, su obra y sus enseñanzas, si no se ha ido y es referencia obligada de pensadores, maestros, historiadores, etc., los hombres como Fidel y Chávez, entre otros a nivel mundial, son personajes a los que los registros de su obra, están documentados de tal manera, que el solo hecho de acudir a sus fuentes, revela la grandeza de sus ejecutorias.

Se nos fue Fidel, como ayer Bolívar y Chávez, pero estos hombres son tan inmensos, que dejan con nosotros su espíritu inmortal, son por ello referencia obligada, porque a diferencia de muchos que pretenden ser líderes de sus pueblos y para nada logran serlo, por su pobreza de espíritu y de pensamiento, estos seres pareciera que nacen predestinados para dejar su sello marcado eternamente sobre sus pueblos, y lo más importante, un legado de tal dimensión que nunca pareciera dejar de estar vigente, porque además tienen la virtud de ser visionarios para poder avizorar, lo que vendrá y así adelantarse a los tiempos y poder en consecuencia orientar, con propiedad el curso de la historia y de los pueblos que la escriben.

Basta leer por ejemplo las predicciones de El Libertador en infinidad de documentos como la Carta de Jamaica, el discurso de Angostura entre muchos, o de Fidel sobre los cambios climáticos, entre tantos aportes para la humanidad, o de Chávez en el último documento de importancia enorme como el llamado Plan de la Patria, en el que no dejó nada al azar ni a la improvisación, para concluir, por fuerza, que estos seres, son privilegiados por la Providencia para cumplir el rol que está destinado para hombres que aparecen para irrumpir en la historia, de manera excepcional, con misiones, las cuales solo ellos podrían llevar a cabo, ser capaces de orientar a los pueblos, revolucionar el estado de cosas y comprobar que hay alternativas diferentes para mejorar la vida de esos pueblos y llevarlos a alcanzar metas de felicidad y calidad de vida.

Fidel, ahora que no va a estar físicamente, igual que ha sucedido con otros grandes hombres de la historia, va a trascender de tal manera, que la llama de sus enseñanzas crecerá cada día, la inmensidad de su obra no sufrirá la mella del tiempo y las futuras generaciones lo tendrán presente, como si fuese de la suya, por ello no lloremos su partida física, no se ha ido, se ha quedado multiplicado en millones de corazones, solo que pidió un descanso para ir a encontrarse con los inmortales que le precedieron y desde donde estén, ahora fortalecidos con su llegada al otro plano, van a estar pendientes de sus pueblos para continuar desde allá, proyectando su obra inmensa que ningún enemigo de los pueblos podrá borrar, sencillamente porque se hicieron carne, sangre y espíritu de los hombres y mujeres, que les vieron luchar y entregar su vida por el prójimo que ha tenido y seguirá teniendo el privilegio de su presencia eterna.-

Y quienes aquí y en Miami hacen fiesta creyendo que sin Fidel, muere la Revolución Cubana, se equivocan de medio a medio, su pobreza de espíritu obnubilado por su único objetivo que es reconquistar los privilegios que les permitan seguir explotando a los pueblos y fabricando pobres, que no les deja ver más allá de sus narices, están equivocados, la fuerza de la obra de Fidel hace la Revolución irreversible, por ello de nuevo los eternos detractores se van a quedar con los crespos hechos.-



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Saúl Molina


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