Día Ciento Cuarenta y Cuatro

Mario Rajoy en el ocaso caminando por el filo de la navaja del 2018

"Ustedes son un partido incapaz de limpiar de corruptos las instituciones porque ustedes son los corruptos" dijo Pablo Iglesias en el Congreso de España, refiriéndose a Mario Rajoy, al fascista, el monárquico, el aliado de la oposición venezolana y también al corrupto. Este pendenciero personaje español es el retrato más fidedigno, auténtico, la copia más fiel de la esencia, del sentimiento y de las convicciones políticas que se anidan en el alma y en el cerebro de la ultraderecha opositora Venezolana. No solamente, por las venas de apátridas consumados como Julio Borges, Antonio Ledezma, Maricori, Lilian Tintori, Leopoldo López, Henrique Capriles y los otros carcamales, de la misma ralea, circula el veneno fascista del repudiado expresidente. También ese sentimiento habita en gente sencilla, sin relevancia alguna, en algunos pequeños seres sin ninguna significación, pero llenos de odio contra los desposeídos, humillados y ofendidos a quienes llaman chusma, comunistas o chavistas.

Los que idolatran el fascismo español desde Venezuela son una minoría de personas nacidas aquí, sin identidad nacional, con la idiosincrasia de los que vinieron a conquistarnos, en el S XVI, en nombre de los Reyes de España. El sentimiento monárquico y colonial es una pasión maligna tan universal como las ideas antagónicas, de la emancipación y la independencia, adoptados por la Venezuela libre y soberana de Bolívar, Chávez y Maduro. Aquellos que heredaron el sentimiento de sumisión y servilismo brindado al antiguo imperio español les va como el anillo al dedo, el nuevo signo recolonizador y se ponen, sin reparo, al servicio del imperialismo norteamericano.

El hecho de que el expresidente Rajoy lo hayan echado a patadas del gobierno español por corrupto es un duro golpe para sus protegidos de aquí, que se ufanan del apoyo de las ratas internacionales con que cuentan. Ahora tienen una teta menos de dónde pegarse los fascistas vernáculos. No se trata de pensar que las cosas en España vayan a dar un vuelco radical pero al menos se puede esperar un poco más de equilibrio en el manejo de las relaciones diplomáticas.

Quien podía pensar, hace algunos días, que el principal detractor de Maduro en Europa iba a salir derrotado políticamente, en la forma tan vergonzosa como lo sacaron del gobierno, mientras Nicolás Maduro, hace apenas once días, fue reelecto con el 67% de los votos. Tenemos que valorar respectivamente, en su enorme dimensión política internacional, la honrosa victoria de Maduro y en contraste la denigrante derrota política de Rajoy. Podemos decir, sin lugar a dudas, que en esta guerra imperialista contra Venezuela la revolución bolivariana le está ganando la batalla ética a la derecha internacional, único bastión que le queda a la oposición antinacional para arremeter contra el gobierno y el pueblo venezolano.

Celebremos como nuestra esa victoria política de la izquierda española unida al PSOE y apoyemos el avance de las luchas democráticas del pueblo español. Démosle nuestro sentido pésame a la oposición venezolana por esta fulminante derrota en sus filas internacionales.

 



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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