Irán, cuyo nombre oficial es República Islámica de Irán, es un Estado de Oriente Medio y Asia Occidental. Es una república constitucional basada en los principios del Islán. Desde el I milenio a. C. hasta 1935 fue conocido en Occidente como Persia, aunque hoy en día este nombre sigue siendo válido y aceptado junto con el de Irán. Limita con Pakistán y Afganistán por el este; Turkmenistán por el noreste; el mar Caspio por el norte; Azerbaiyán y Armenia por el noroeste; Turquía e Irak (Región de Kurdistán) por el oeste y, finalmente, con la costa del golfo Pérsico y el golfo de Omán por el sur. Es el decimoctavo país más extenso del mundo con 1 648 195 km², Irán tiene una población de 82 millones de personas (2018 Banco Mundial) de diversas etnias. Es un país con una importancia significativa en la geopolítica al encontrarse entre Oriente Próximo, Asia Central y Asia del Sur. La capital es Teherán, centro político, industrial, comercial y cultural del país. Irán es una potencia regional, sus grandes reservas de hidrocarburos la ubican (cuartas reservas de petróleo y primeras de gas a nivel mundial) confieren una situación de superpotencia energética en potencia y le reportan desde hace décadas una sustancial renta petrolera. Los árabes son una pequeña minoría en Irán (alrededor del 1%). Irán, es miembro fundador de Naciones Unidas, Movimiento de Países No Alineados, Organización para la Cooperación Islámica y OPEP. El sistema político de Irán está basado en la Constitución de la República Islámica de 1979, que regula las relaciones entre los distintos órganos de gobierno. La máxima autoridad estatal es el Líder Supremo de Irán, aunque la dirección cotidiana de la administración corre a cargo del presidente. La religión y la lengua oficiales del país son, respectivamente, el islam y el persa.
La Revolución Iraní y la Revolución Bolivariana son hijas de una misma Historia, de las luchas de nuestros pueblos por su liberación. Esa misma historia de la lucha de nuestros pueblos, nos ha hermanado en la resistencia contra nuestro enemigo común: el imperialismo yanqui y las potencias imperialistas de Europa Occidental. Chávez desde que asumió la Presidencia de la República, puso en marcha una línea de acción estratégica dirigida a fortalecer la presencia de Venezuela en el concierto mundial y avanzar en la configuración de un mundo nuevo, multicéntrico y pluripolar. Armado de esa visión geopolítica, desarrolló una política de alianzas estratégicas con los países con economías emergentes, que disputaban en aquellos años la hegemonía estadounidense y hoy han consolidado esa posición que cuestiona la unipolaridad yanqui: China, Rusia, India, Turquía, Corea del Norte e Irán. Esa línea estratégica, diseñada y puesta en práctica por el Comandante Chávez, se ha mantenido en el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro Eso explica la respuesta firme y solidaria de la República Islámica de Irán, su gobierno y su pueblo, ante la pretensión imperialista de asfixiarnos económicamente la vida del pueblo venezolano con el bloqueo criminal. Desafiar las amenazas imperiales para que la gasolina y los aditivos producidos por el pueblo de un país bloqueado hace 40 años, como el iraní, llegue a otro país bloqueado que resiste y vence como Venezuela, es cosa de pueblos dignos, valientes y dotados de un profundo humanismo.
El Gobierno estadounidense había amenazado anteriormente con intervenir si la República Islámica de Irán entregaba combustible a Venezuela. Irán, a su vez, advirtió el sábado pasado que respondería a una posible intervención estadounidense con el uso de la fuerza. Para Irán, su comercio con Venezuela es propio de dos países independientes. Por su parte, Irán ha hecho frente a las amenazas imperiales y al mismo tiempo, ha ratificado su disposición en seguir apoyando las políticas impulsadas por su gobierno nacional.
