Venezuela, elecciones norteamericanas, geopolítica global

El escenario internacional tiene puesta sus atenciones en las elecciones presidenciales a celebrarse (3 de noviembre, 2020) en los Estados Unidos de Norteamérica. Los gobienos de derechas, "socios y aliados" del imperio norteamericano, se encuentran suscribiendo las tesis político-ideológicas del actual Presidente Donald Trump, candidato a continuar como huesped de la Casa Blanca; el candidato "de la oposición" (sic), ex-Vicepresidente John Biden, tratando de convertirse en el segundo vicepresidente quien espera ser unigido como presidente electo en las temporalidades de la post-Guerra Mundial. Entre ambos se expresan unas muy importantes diferencias conceptuales en cuanto las suscripciones sociales de sus votantes cuales en vez de ser la expresión de una "lucha de clases", es la más profunda contradicción social interno-nacional de la propia historia norteamericana; es decir, el inconsciente colectivo histórico convertido en consciente se expresa en el presente actual social por lógica dialéctica evolutiva de la historia norteamericana.

Es obvio el impacto que se viene desarrollando globalmente por el proceso eleccionario norteamericano tanto en la escena internacional como, fundamentalmente, a lo interno nacional de la sociedad norteamericana. En la realidad político-social actual a lo interno del imperio estadounidense se ha desarrollado una objetiva y dura confrontación sustentada en la praxis de las políticas que ha venido ejecutando el gobierno de Donald Trump desde las decisiones económicas pasando por las sociales-migrantes para descansar en lo significado de una filosofí antropológica anti-natura.

Los marxistas dirían en clara frase: es el desarrollo inevitable de la "lucha de clases" dormida desde los primeros momentos que se fueran desarrollando las políticas de la construcción de la nación norteamericana. Pero no queda, únicamente, en esa calificación conceptual sino que en referencia a la ontológía marxiana, en su praxis real, la nación norteamericana se encuentra, por primera vez, en tratar de alcanzar, por superación, su propia realidad histórica eurocéntrica-dependiente para, sí logra superar su propia crisis estructural, adherirse a la realidad histórica, por significativa, de lo que representa, realmente, el continente americano.

Los resultados de las elecciones presidenciales en el imperio contemporáneo-norteamericano marcarán, inevitablemente, un antes y un después del actual proceso del "cambio de Era" (Rafael Correa dixit) sobre lo significado de estos comienzos del nuevo milenio independientemente de quien elijan las y los votantes estadounidenses. Es decir, a partir del 3 de noviembre y días sucesivos, por aquello del voto por correo, la geopolítica global comenzará a verse impactada por un proceso de "nueva realidad geo-estratégica" de la cual dependerá sí la Humanidad se verá confrontada con una guerra mundial catastrófica por nuclear o bien se alcanzarán acuerdos de "paz equilibrada". Analicemos.

Para poder comprender nuestra tesis referida a la "nueva realidad geo-estratégica" sustentada en la "nueva geopolítica global" es necesario realizar un estrictico seguimiento a los continuos viajes, discursos y sentencias que el actual Secretario de Estado, Mike Pompeo, viene realizando desde su nombramiento como "canciller del Imperio" (para nada parecido a Metternich a pesar de Henry Kissinger). Tres objetivos fundamentales: Rusia, China y América Latina incluyendo Centroamérica y el Caribe excepto por Cuba. Es decir, el señor Pompeo es el vocero de los representantes fácticos del Poder (Müller Rojas dixit desde su Eternidad) en el rescate de lo significado del concepto "Imperio capitalista" en el referente actual de la reingeniería de la "fase superior del Imperialismo". En otras palabras, la imposición, en su significación conceptual, del "liberalismo del siglo XIX en siglo XXI".

Cuando un imperio se prepara para su reformulación constitucional referida a "las fronteras" debe, geo-estratégicamente, prepararse para las contradicciones que se vayan expresando en sus desarrollos en "permanente expansión" (Alfred Thayer dixit). Las tesis geo-estratégicas que se vienen desarrollando, por imposición a los "socios y aliados" por los EEUU de Norteamérica, es la de "cercar al enemigo" como podemos observar y concluir cuando analizamos las alianzas suscritas con aquellos países que "rodean a Rusia y China".

Los EEUU de Norteamérica al objetivar sus fortalezas y debilidades táctico-estratégicas frente a su enemigo tradicional como es la Federación Rusa y su siempre añorada posición en aquella China del siglo XIX, alcanzan a conocer y reconocer sus propias realidades geográfico-militares. Es decir, tanto Rusia como China tienen "serias contradicciones" geo-estratégicas con sus vecinos. En el caso de Rusia con toda la Europa que va desde la península Ibérica hasta Polonia (Lisboa-Varsovia) mientras que China, objetivamente, está rodeada por países con sus serias desaveniencias geo-históricas. Es, ese orden de ideas, que las políticas actuales del imperio significadas en la "Nueva Doctrina Monroe" buscan alcanzar el total control del continente americano por sus reservas energéticas, minerales y metales, tierras fétiles, acuíferos como su real aislamiento geográfico de sus contrincantes imperiales.

Independiente del resultado de las elecciones norteamericanas ellas afectarán, inevitablemente, por obviedad, a la República Bolivariana de Venezuela cuando se analizen esos resultados desde una visión geopolítica global.

Es un asunto de las relaciones objetivas en las que se encuentran inmersa las estructuras fundamentales del Estado norteamericano en su profunda crisis tanto en su estructura económica como en su superestructura, desde un análisis marxista, frente a los procesos de permanente crecimiento aún dentro de sus propias contradicciones y falencias tanto de la Federación Rusa como de la República Popular China.

Es decir, sí se nos permite, estamos entrando en escenarios obligados de una redifinición conceptual de la geopolítica mundial-globalizada cual se contradice, per se, con el concepto histórico "Imperio" agravado por su propia realidad post-moderna. Es decir, aquellos escenarios que se manifestaron en el continente europeo en los tiempos de Napoleón y Metternich son de

obligada referencia para diseños de políticas estructurales socio-económicas; en otras palabras, es la confrontación inevitable entre el capitalismo versus el socialismo desde lo sistémico.

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.



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Miguel Ángel Del Pozo


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