Los presidentes demócratas y republicanos de EEUU, ninguno de los cuales ha podido exhibir condición alguna que los caracterice como personas civilizadas preocupadas por los destinos de la humanidad. "En consecuencia, los responsables políticos con Joe Biden deberían adoptar cambios de índole estructural, demográfica y tecnológica como forma de mitigar los riesgos a largo plazo. En lugar de imponer restricciones a las nuevas industrias y tecnologías, o de culpar a otros países por deslucido desempeño económico, EEUU debería volver a apostar por el capital humano, la innovación, el emprendimiento y las industrias del futuro" La caída económica esta cada vez más cerca,
El propio Biden y sus funcionarios se han encargado de afirmar en estos primeros 50 días, lo único que le importa es hacer que el mundo funcione bajo la égida de los valores estadounidenses que significan imposición, dolor y muerte. Su propio pueblo lo ha podido comprobar a través del manejo de la pandemia que ha hecho el gobierno y que ha significado más de medio millón de muertos, evidencia de que la salud de los ciudadanos tiene muy poca importancia y su sacrificio se entiende como una consecuencia de las acciones de China y de la OMS.
Ya se sabe que Biden ordenó bombardear Siria el pasado 25 de febrero para supuestamente atacar a las milicias populares que enfrentan la presencia ilegal de Estados Unidos en el país, equiparando de esta manera -muy rápidamente- con su antecesor de quien dijo diferenciarse.
Sobre China opinó que es el enemigo estratégico con la que se establecerá una "extrema competencia". Al hablar del presidente Xi Jinping consideró que: "No tiene un solo hueso democrático en su cuerpo y no lo digo como una crítica, sino que es una realidad».
A pesar de todo, si alguna posibilidad de acercamiento y/o entendimiento podía esperarse en la relación entre las dos potencias, ella quedó totalmente descartada después de las conversaciones de alto nivel realizadas en Anchorage, Alaska, los días 18 y 19 de marzo pasados. El discurso brutalmente agresivo y alejado de cualquier práctica diplomática del secretario de Estado Anthony Blinken reclamando al gobierno de China por su actuación en Xinjiang, Hong Kong y Taiwán, que son de absoluta incumbencia de Beijing, despejaron del panorama la idea de un cambio de política respecto de la administración Trump. En algunos aspectos, el nuevo secretario de Estado fue incluso más provocador y belicoso que su antecesor Mike Pompeo, lo cual es mucho decir.
Respecto a Rusia, Biden creó una "pantalla de humo" al decir que su país ya no se someterá a sus acciones agresivas como si fuera Rusia la que aplica una feroz política de sanciones a Estados Unidos y no lo contrario. Siguió la diatriba afirmando que su administración se comprometía a contrarrestar el "autoritarismo" tanto de Beijing como de Moscú, insistió en su deseo de marcar distancia con Trump lo cual no deja de ser risible. En una arenga propia de la guerra, aseguró que Estados Unidos debe "estar ahí frente al avance del autoritarismo, en particular las crecientes ambiciones de China y el deseo de Rusia de debilitar nuestra democracia". Envalentonado aseveró que le había dejado claro al Presidente Putin que "de una manera muy diferente a mi antecesor, la época en que Estados Unidos se sometió a los actos agresivos de Rusia se acabó". Más recientemente, concluyó su "apreciación" sobre Rusia diciendo que creía que el presidente Vladimir Putin era un asesino. Esta opinión no merece mayores comentarios, solo se pueden explicar al observar que Biden se cayó tres veces en la escalera que lo llevaba al avión presidencial. Más su caída final de se avecina con el crecimiento económico de su primer adversario, China desbanca a Estados Unidos como la mayor economía del mundo en 2028, cinco años antes de lo previsto anteriormente por el Centro de Investigación Económica y de Negocios (CEBR, por sus siglas en inglés).
Según el centro de estudios británico, el "hábil" manejo de la pandemia de covid-19 aumentará su ritmo de crecimiento en comparación con EE.UU. y Europa en los próximos años.
En este nuevo escenario, India se convertiría en la tercera economía del mundo en 2030, lugar que actualmente ocupa Japón.
Aunque China fue el primer país afectado por el virus, los economistas dicen que controló la enfermedad a través de una acción rápida y extremadamente estricta, una estrategia que le permitió evitar la repetición de confinamientos económicamente paralizantes como ha ocurrido en otras partes del mundo.
Como resultado, es la única de las economías grandes que evitó una recesión en 2020 y, según las estimaciones de los expertos, lograría un crecimiento promedio anual de 5,7% entre 2021 y 2025. La gran potencia mundial emergente, cuya política internacional ha estado orientada hasta ahora hacia el aprovechamiento de las condiciones internacionales anteriores para su propio crecimiento, con preocupaciones mucho menores sobre el futuro del mundo y el papel dirigente (en sentido de codirección) que el país debería jugar dentro del nuevo orden mundial. Ello no sería igual en el caso ruso, pero habría que agregar que Rusia no está en condiciones objetivas de cumplir un papel tan importante como el de China dentro del nuevo orden mundial.
Al opinar sobre Irán dijo que no levantará las sanciones económicas en su contra a menos que Teherán reduzca primero su enriquecimiento de uranio al nivel que acordó en el tratado internacional de 2015 destinado a restringir el desarrollo de armas nucleares. Fue Estados Unidos quien se retiró de ese tratado imponiendo fuertes sanciones y amenazas a la nación persa, asesinando además a uno de sus principales líderes militares en total violación del derecho internacional. Cuando se le preguntó directamente a Biden en una entrevista si Estados Unidos levantaría las sanciones primero, para que Irán volviera a las negociaciones, Biden respondió simplemente: «No».
Al referirse a Cuba la vocera de la Casa Blanca Jen Psaki aseguró que un cambio de las políticas se su país hacia la isla antillana no está entre las prioridades del gobierno de Joe Biden, apartándose de sus propias declaraciones en las que afirmaba que revisará las medidas de Trump para contrarrestar las que había generado el presidente Obama.
En relación con Venezuela el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló que no esperaban ningún contacto con el gobierno del presidente Maduro y que continuarán con la fallida y derrotada política de Trump de reconocer al fracasado Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
La iniciativa, de bautizada la ley Bolivar como ruta contra Venezuela : "Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el gobierno Venezolano" (Bolívar, en inglés), fue presentada por los senadores republicanos Rick Scott y Thom Tillis, así como por la demócrata Jacky Rosen, señaló Rubio, también promotor de la ley, en un comunicado.
En 2017, el Departamento del Tesoro ya impuso sanciones contra Maduro por las que congeló todos los bienes que pudiese tener en EE.UU. y también prohibía a personas e instituciones estadounidenses eventuales transacciones con el líder venezolano.
El congresista republicano Michael Waltz puso el proyecto de ley a consideración de la Cámara de Representantes, el pasado 28 de enero, agregó la nota, donde otra quincena de representantes de los dos partidos respaldan la iniciativa.
"Debemos asegurarnos de que las agencias federales de EE.UU. no le otorguen contratos gubernamentales a ninguna empresa vinculada al Presidente Maduro", dijo Rubio, el republicano de más alto rango en el subcomité sobre hemisferio occidental, crimen transnacional, seguridad civil, democracia, derechos humanos y asuntos globales de la mujer.
Scott, por su parte, defendió que "ni un centavo de los contribuyentes estadounidenses puede utilizarse para apoyar al Gobierno Bolivariano".
La prohibición no tendría carácter retroactivo y "sólo se aplicaría a los contratos realizados durante o después de la promulgación del proyecto de ley", indicó la nota.
La norma no afectaría ningún negocio con la anterior Asamblea Nacional, cuyo líder Juan Guaidó, es reconocido por la Casa Blanca como presidente interino de Venezuela.
Además, la propuesta contempla "las excepciones necesarias para prestar ayuda humanitaria y asistencia en casos de desastres, y para que la Oficina de Control de Activos Extranjeros pueda emitir una licencia válida para hacer negocios en Venezuela".
Y concede al secretario de Estado la facultad de "concluir la restricción cuando sea de interés nacional para los Estados Unidos".
Amiga que lee estas líneas, como dicen los abogados: "a las pruebas me remito". No se deje engañar por simples tinterillos, voceros grandilocuentes, analistas mediocres, periodistas mercenarios y políticos de pacotilla que le han vendido que los demócratas son la salvación.
Eso, además de ser falso, lleva a la desmoralización porque nunca ocurrirá, pero lo que es peor, conduce a la desmovilización y a bajar la guardia. Tenemos que saber que sea quien sea quien gobierne en Estados Unidos, el imperialismo no cambia un ápice su condición de pendenciera superioridad mundial. Debemos estar atentos y confiar en nuestra propia fuerza y en la inteligencia y las infinitas capacidades de los pueblos del Mundo.