SEÑORES GOBERNANTES DE CHILE:
No destruyan la amistad tradicional de los pueblos hermanos
A pesar de la distancia geográfica que nos separa, quiso el destino que venezolanos(as) y chilenos(as) fuésemos no tan solo pueblos hermanos sino en cierto modo complementarios. Sin entrar en explicaciones, ahí está la figura señera de Don Andrés Bello. Aquí en Venezuela, multitud de chilenos(as) perseguidos por el pinochetismo encontraron una nueva Patria. Por el momento quiero resaltar los nombres de los ilustres lingüistas Hugo Obregón Muñoz y Jorge Díaz Pozo, importantes estudiosos del idioma y cultura de nuestro querido pueblo originario pumeyaruro del llanero estado Apure. Actualmente hay muchos venezolanos(as) instalados en la hermosa república austral dando lo mejor de sí mismos, en beneficio de su segunda Patria.
Por eso no entiendo la locura – ojalá no traiga consecuencias fatales – de maltratar hasta provocarles posiblemente la muerte con métodos pre-genocidas, a un número significativo de compatriotas venezolanos, acampados improvisadamente en la ciudad de Iquique en el norte chileno. Ellos(as) son migrantes que han recorrido, en medio de las más atroces circunstancias, miles de kilómetros para encontrar un país amigo y hospitalario, ante la interminable crisis humanitaria que hoy presenta la tierra natal de Bolívar. Insisto en reiterar que arremeter violentamente, con los carabineros, contra las muy modestas familias que permanecen en ese segmento del país chileno en condiciones infrahumanas y torturadas por la miseria más degradante, conduce directamente a causarles daños irreparables y hasta exponerlas a la pérdida de sus vidas, debido a su extremada vulnerabilidad.
Ello constituye evidentemente un crimen de lesa humanidad imprescriptible y contribuye a la siembra de un espiral de odio vengativo, de enemistad declarada entre nuestros dos pueblos que hasta hace poco compartían una fraternidad ejemplar y aparentemente indestructible. Sé que la migración a gran escala crea situaciones muy delicadas que es difícil superar; pero como seres humanos que somos, tenemos la obligación de poner a prueba toda nuestra inteligencia, creatividad y solidaridad para encontrar soluciones viables y compatibles con la dignidad inscrita en la conformación genética de nuestra especie y en la normatividad intrínseca de todas nuestras culturas socio diversas. En razón de lo expuesto, hacemos esta denuncia - y seguiremos haciéndolas en todas las situaciones análogas que se dieren en cualquier lugar del planeta- porque ya nos cansamos de referirnos a los derechos humanos -inclusive de la mayor jerarquía- en términos solamente abstractos, genéricos, difusos, retóricos y, por tanto, poco vinculantes.
Señores gobernantes de Chile: ustedes tienen la palabra; pero más allá de una respuesta verbal, la obligación ética y el deber histórico de poner fin a esa escalada demencial de sadismo suicida institucionalizado. El cual seguramente se revertirá sobre ustedes si se niegan a rectificar prontamente su conducta improcedente y a reparar, en todo lo posible, los daños infligidos no solamente a las víctimas directas sino a la inmensa mayoría de venezolanos(as) y chilenos(as) honestos. Quienes reivindicamos nuestro deber y derecho a seguir viviendo en hermandad indisoluble: construyendo juntos un futuro feliz y próspero para todos.
Esteban Emilio Mosonyi
C.I: 1.728.557