Colombia y China: dos guerras civiles en tiempos diferentes

Al tratar de ver el reflejo de un hecho histórico sobre una realidad actual nos sometemos a la crítica con opiniones vehementes aun cuando nuestro interés no es trasladar una realidad pasada sobre la actual además de considerar que se tratan, en este caso concreto, de dos países diametralmente diferentes como antropológicamente anversos pero las realidades ocurridas entonces en China y en curso actual en Colombia son tan parecidas que no podemos escapar de la propuesta de tratar de penetrar en esas similitudes sociales, económicas, semi-coloniales, militares e, incluso, aquellas referidas a los estupefacientes con ciertas y particulares diferencias. Temas que por espacio no cubriremos en su totalidad.

Comencemos por China. Tratar de circunscribir el proceso de "Guerra Civil de China" es, políticamente, arriesgado cuando, generalmente, se considera ese hecho histórico al proceso militar-civil que se desarrollaron entre los años 1947-1949. Pero también podríamos considerar aquel desarrollo político-nacional post-1911 que dividió al país en "feudos-provinciales" tutelados por los "señores de la guerra"; en ese orden para una aproximación latinoamericana serían nuestros "caudillos latinoamericanos militarizados". Éstos personajes de la guerra sustentaban sus poderes en varios factores: el respaldo militar, financiero y comercial de las potencias extranjeras, la producción y el tráfico del estupefaciente-opio bien fuera importado desde la India, bien de producción nacional, las migraciones tanto las interna-provinciales como los movimientos hacia las zonas urbanas industrializadas junto a un acuerdo inter-caudillos provinciales. A ello se le debían adicionar tendencias políticas internas con extrañas ideologías, unas más serias y profesionales mientras otras de tipo montonero.

Básicamente ese eran los escenarios de la realidad nacional en China, en guerra permanente, sustentada por los importantes intereses de las diferentes potencias imperiales donde se expresaban las diferentes confrontaciones sistémicas inter-potencias europeas, japonesa y norteamericana. Esas realidades fueron los paradigmas sobre los que se fundamentaron las decisiones político-militares que asumieron Mao Zedong y Zhu De, imponiéndolas al partido comunista chino, alejándose de las influencias de Moscú como confrontando al Comité Central radicado, temporalmente, en la paradigmática ciudad de Shanghai. En definitiva el triunfo final de Mao se sustentó en un diseño de "guerra civil total" que se desarrollaría a partir de 1947 cuando fracasara, inevitablemente, aquel acuerdo suscrito con apoyo de Washington cual fuera firmado por Mao Zedong, el partido comunista, por un lado, Chiang Kaishek acompañado por el "militarismo nacionalista-mafioso" controlado por los hermanos Chen Chen junto con el apoyo de la Embajada norteamericana radicada en la ciudad de Nanjing.

Colombia en su historia colonial como post-colonial es profundamente hispana. Su antropología social es comparada con los personajes de las novelas de la "Generación del 98" español. Los mismos dramas, las mismas divisiones de clases, el mismo racismo social allá por la pobreza acá por las realidades sociales. Colombia padece de la misma religiosidad que los Carlistas como la misma radicalidad de los falangistas con un generalato consciente de su ubicación social pero alejado tanto de las clases sociales tradicionales como de las nuevas clases emergentes provinciales dirigidas por aquel de los cojones, según Chávez. En Colombia el desarrollo de la agricultura se asemeja al de aquellas fincas meridionales andaluzas con una centralidad, Bogotá, similar a la centralidad madrileña. Con una economía que depende de dos factores fundamentales: la producción de estupefacientes y las inversiones anglo-norteamericanas acompañadas por una fuerte presencia técnico-militar en bases militares colombianas bajo el modelo similar a aquel que se desarrolló en Vietnam. La migración es consecuencia de factores conocidos con las curiosidades actuales de los traslados de esas migraciones internas ya no hacia Venezuela, fundamentalmente, sino hacia las zonas urbanas colombianas; una muestra han sido los sucesos de Cali.

Oficial como popularmente no podemos hablar de feudos geográficamente circunscritos debido a la anarquía imperante, actualmente, en todo el territorio nacional-colombiano; es decir, no se han conformado sub-conjuntos espaciales cuales podríamos definir como un "mini-estado-feudo" independientes de las ocupaciones parcial-temporales territoriales según las características antropológico-sociales y causal-militares.

En ese orden de ideas, quizás sí las FARC-EP no hubieran firmado el acuerdo de La Habana aún podríamos referirnos a un país con un Estado confrontado en dos sub-conjuntos nacionales. La dispersión consecuente por la firma del "acuerdo" junto con la desmovilización del paramilitarismo tuvo como consecuencia el "síndrome de El Salvador". Es decir, el desarrollo exponencial de montoneras anarquizadas que tratan de sobrevivir sin poder alcanzar un acuerdo con limitaciones entre ellas. Es decir, en última instancia, no solo es la expresión profunda de la praxis de la anarquía sin poder alcanzar un "gobierno anarquista" tipo el POUM sino "grupos armados" sin ideologías estructuradas y consecuentes ya sea dentro de los paradigmas liberales y/o de ideologías de izquierda enfrentadas entre ellas en un status quo similar al de los tiempos históricos de aquel general-dictador vietnamita que terminaría junto con su hermano derrocado y asesinados por sus contrincantes bajo las bendiciones del presidente católico norteamericano.

¿Cuál podría ser el desarrollo a corto y mediano plazo de esos escenarios?

Venezuela no es ni Laos ni Kampuchea (Cambodia).

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.



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Miguel Ángel Del Pozo


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