Joe Biden: "salvemos al capitalismo, estúpido"

No se trata de salvaguardar los derechos humanos; no es defender y propagar imponiendo la democracia liberal en su condición sine qua non de ser representativa; no nos referimos a la distribución equitativa de los excedentes junto con lo significado de la acumulación; tampoco es propagar la matriz de proteger el ecosistema, la flora, la fauna, en fin, el planeta; menos defender los derechos civiles ni de la sociedad ni del pueblo; la obligatoriedad de promover la alienación a través de los medios electrónicos junto con la importancia del consumismo de comida chatarra, por ejemplo; es, en última instancia, salvar el sistema capitalista en su versión original manchesteriana "a lo yanqui" sin importar sus efectos en las clases sociales al tiempo que evitando la lucha de clases; sin importar los efectos reales, es decir, caiga quien caiga.

Para ello, para alcanzar los objetivos sistémicos de salvación, sí es imperativo y necesario, impulsaremos, dice Washington, los golpes de estado a los gobiernos rebeldes y necios, impulsaremos las pandemias, llevaremos las guerras en sus diferentes expresiones post-modernas a países donde sus recursos naturales sean fundamentales para engrasar al sistema capitalista, protegeremos e impulsaremos el consumo de estupefacientes, opiaceos, los suicidios de los veteranos de guerra, a los pobres y desadaptados los trataremos al muy estilo fascista, procederemos a los asesinatos selectivos, en fin, a la obligante necesidad de promover el caos nacional y global. Es el sistema económico y religioso lo que hay que salvar para así poder alcanzar el Edén terrenal (doctrina anglo-calvinista-norteamericana) como a la teológica en sus diferentes expresiones judeo-cristianas. ¿Ideología necesaria?

¿Cómo se está desarrollando esta política del imperio?

Recordamos que en nuestro anterior definíamos tres áreas de "supremo interés" para Washington y el capitalismo anglo-sajón. En la zona europea los países del Báltico y el Mar Negro (Rusia), la Cuenca del Caribe (Venezuela) y los mares Oriental y Meridional de China (R.P.China). Cada una de ellas con diseños y objetivos estratégicos precisos en sus tres dimensiones temporales. Ante esta realidad y circunstancia para el mantenimiento del Poder estadounidense en su expresión y praxis imperial (evitemos confundir "imperio" con "imperialismo") es obligante, actualmente, el muy urgente el control de Venezuela no solo por sus recursos naturales y sociales como por su realidad geográfica e histórica: Cuenca de El Caribe versus Mar Negro y Mar Báltico y los mares Oriental y Meridional de China así como que Venezuela es la puerta de entrada y salida del continente suramericano.

Analicemos la tesis referida a la "amenaza global del Imperio del Centro", República Popular China, según la Casa Blanca.

Sí realizamos un análisis de las confrontaciones entre ambos países podríamos llegar a la conclusión de que serían, las confrontaciones, muy parecidas al análisis conclusivo que se alcanzó en la "Tercera Internacional" (1926) referidas al proceso revolucionario contra las "Potencias Extranjeras"; por lo cual debemos tener, siempre presente, esas realidades que permanecen en el inconsciente colectivo del pueblo chino como en las decisiones geopolíticas que aprueban la más alta dirigencia del Partido Comunista Chino.

En ese orden histórico desde la "Primera Guerra del Opio" hasta la proclamación de la República Popular China, 1° de octubre de 1949, China vivió, prácticamente, bajo el control de las "Potencia Extranjeras" sustentándose en los "Tratados y Acuerdos". China se vio humillada por las invasiones de los diferentes imperios y los EEUU de Norteamérica lo que la llevó a convertirse en una semi-colonia.

En ese orden, el gobierno de Japón está consciente sobre las invasiones y humillaciones que les infringieron al pueblo y gobiernos chinos desde Manchuria pasando por el "puente de Marco Polo" y la invasión militar a Shanghai como la "Masacre de Nanjing". Gran Bretaña la humilló desde la "Primera Guerra del Opio" hasta sufrir, el gobierno británcio, la humillación por la "devolución de Hongkong y de los Nuevos Territorios". Los EEUU de Norteamérica co-partícipe de los beneficios socio-militares por los contenidos en los tratados firmados.

Las decisiones de Política de Estado que viene implementando Washington, en particular el Presidente Joe Biden, están profundamente alejadas de las particularidades que definen la Historia de China y su pueblo al mantener sus análisis dentro de la conjunción de una ideología anti-comunista acompañada por una religiosidad militante. Es decir, a nuestro comprender, Joe Biden aún no ha superado su ideario ideológico con el cual se ejerció como legislador.

Conversemos de guerra. Hay dos variables de importancia geo-estratégica. Los EEUU de Norteamérica no han experimentado una invasión extranjera en su territorio "nunca-jamás"; por ello es imperativo evitar confundir el significado militar de la "Guerra Civil del Norte contra el Sur". La segunda variable es igual en importancia y similar a la anterior; además Japón "se rindió" a los EEUU de Norteamérica por los efectos de las bombas atómicas de fabricación norteamericana. China ha sufrido invasiones, guerras y humillaciones de ambos países en mención como de las otras "Doce Potencias Extranjeras".

La geopolítica mundial se encuentra en las puertas de "cambios profundos globales" por lo cual entraremos a esa nueva realidad pacíficamente o de manera violenta. Joe Biden viene manipulando su frente interno con dos matrices de opinión: Rusia y China como contradicciones fundamentales mientras que frente a esas realidades pareciera que "su patio trasero" se encuentra en llamas.



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Miguel Ángel Del Pozo


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