Las comunidades cristianas con espiritualidad liberadora celebran este domingo 16 de julio, el día internacional de todos los niños y niñas y a su vez reflexionan sobre la situación de los pueblos, en medio de la crisis mundial. Esta toma de conciencia y de transformación requiere una renovación espiritual en diferentes partes del mundo. Y nos obliga a impulsarla con mayor urgencia, sobre todo, frente a los escenarios que se avizoran para el futuro de la humanidad, debido a la persistencia de crisis ecológica, energética, de alimentos, de vivienda y de los peligros generados por las confrontaciones bélicas, contexto en el cual, la sociedad de la globalización mercantil parece decirle a la mayoría de la población infantil "No hay lugar para ustedes."
Un declive espiritual y de valores ha impregnado a la sociedad. La confrontación política tradicional da paso hacia una cultura de la violencia, generada por la búsqueda del máximo lucro a cualquier costo y la enorme tecnología comunicacional mina la mente de los niños, niñas, jóvenes y hasta los adultos.
Frente a estos conflictos se perciben intentos de detener las espirales de violencia fomentada por los grandes poderes vinculados con la industria armamentista y generadora del odio y de divisiones humanas con actitudes irresponsables frente a la vida.
En estos tiempos difíciles se requiere sembrar valores en las niñas y en los niños del mundo, para pasar con urgencia de una sociedad que cierra las puertas a una sociedad inclusiva. De una sociedad marcada por la insensibilidad mercantilista, a una sociedad con conciencia solidaria. De una sociedad que legisla el rechazo a la inmigración, a una sociedad que practique la virtud de la hospitalidad, capaz de asumir la propuesta de Jesús: "Dejen que los niños se acerquen a mí."
Paulo Freire, con su "pedagogía del oprimido" y la educación como práctica de la libertad, plantea que es importante incluir en la formación humana mediante la familia, la comunidad eclesial, la comunidad social, en los valores tratados de sembrar en la conciencia de los niños y las niñas con los cuentos, canciones, dibujos, arte infantil, actos conmemorativos, actividades de solidaridad, para acompañar las labores académicas formativas, como intentos de cultivar una conciencia ética que no puede resultar de una obligación, de un premio o de un castigo, sino de una convicción espiritual personal.
Desde Fundalatin felicitamos a todos los niños y niñas en su día y nos unimos a seguir construyendo con criterio amplio y constructivo y con una sistematización útil, para la memoria histórica. Factor importante para formar sociedades comprometidas con la vida, llevando siempre consigo la alegría del Evangelio.