Los palestinos regresan con esperanza, siendo una multitud con un solo corazón.
Desde aquí, los acompañamos en su camino hacia esa casa destruida que sigue siendo un hogar. Compartimos su ansia por un éxodo que anhela un final feliz, con imágenes bíblicas. Las fuerzas judías, genocidas, en sus tanques vigilan a la gente indefensa y desgarrada, pero cantar, rezar y llorar se convierte en la alegría del regreso. Las amapolas del regreso y las anémonas de la bienvenida simbolizan la solidaridad y la justicia en cada latido, recorriendo un camino lleno de desafíos y esperanzas.
Es una comunidad, unida por un solo corazón, que enfrenta la adversidad con entereza y deseos de superar. La imagen de su casa destruida aún representa su hogar refleja, su fortaleza y el deseo de reconstruir su vida y si se quiere ese camino de miles de años. Canciones, oraciones y lágrimas no solo expresan su sufrimiento, sino también las emociones de retorno después de tan tremenda experiencia, a pesar de la vigilancia constante de las fuerzas opresoras.
Las flores del regreso, como las amapolas y las anémonas, dan la bienvenida y el apoyo solidario de aquellos que los acompañan desde lejos. Cada latido del corazón de esa comunidad es una muestra de justicia y de un camino recorrido con perseverancia.
La lucha por la libertad y la dignidad está marcada por estos símbolos de esperanza y resistencia, que acompañan a los palestinos en su viaje hacia un hogar feliz y reconstruido, deseo compartido por la mayoría incuestionable del mundo.