Colombia: ¿Un espejo para mirarnos?

“hay gente que habla por decir algo,
no porque tenga algo qué decir”
(Quino)


Tres pasiones intensas me han llevado por distintos caminos: la Literatura, la docencia y la política. Ninguna más intensa que la otra. Como individuo político procuro contribuir, desde mi modesta posición, con mi posibilidad y capacidad de aportar luces para la Paz y la armonía aún en el desacuerdo. Ello me obliga a conocer la historia y aprender de sus lecciones. Por esta razón escogí ir a Colombia a realizar mi postgrado, para estar cerca de una experiencia que aunque dolorosa no deja de ser útil para quienes queremos abrir y abonar un camino aquí que nos lleve a la paz y a la justicia, para que haya equidad, hermandad y orgullo de ser venezolanos.

La violencia en Colombia muestra múltiples rostros y es un solo espejo para que nos miremos: hay la violencia común, la institucional, la familiar, la sexual, la guerrillera, la oficial, la paramilitar, la del narcotráfico, la Judicial, la de la indiferencia, la Mediática (franco camarógrafos, paraperiodismo, que llegan antes que el asesino, la victima y la noticia al lugar de los hechos), la Empresarial, etc. La televisión y La radio son una permanente fuente de morbo y noticias necrológicas. En las novelas inoculan la violencia y el modelo de los gomelos (hijos ricos) que heredan o sostienen un “negocio de familia” de dudosa moralidad, tienen enemigos como tener amigos (algo “natural”) mandan a matar y son respetables miembros de la “Sociedad civil”, con su cohorte de matones y abogados de siete zuelas. Se dan el lujo de decir que tal Universidad es sólo para narcos o hijos de políticos (que es casi lo mismo). ¡Ah, y en medio de esa violencia una historia de amor!. ¿No son acaso esas mismas novelas las que ahora pasaban como chorizos en ese canal que llamaban RCTV un “Alto Para-pana”?. Matar, no importa cómo se llame la víctima, ni su rango social, condición profesional, su dimensión pública o privada, su edad, la familia a que pertenece, o el modo en que rindió su vida. Todo por regalarle una nevera llena a la madre el asesino hace su oficio sin que le mueva una pestaña. .
No hay medida, se perdió la brújula. El DAS con una septicemia y metástasis ética; La Policía Militar y La Policía están por todas partes y custodian las marchas con dos cordones de seguridad, a una distancia de un efectivo o efectiva a cada cinco metros (y nadie habla de dictadura, de provocación, de amenaza), ni se atreve a agredirlos con las manos blancas, o sucias. Los canales de televisión no existen como tales, son sólo casas “Programadoras independientes” que compiten por los horarios ante una Comisión Nacional de Televisión, para acceder a los canales. En la administración de Justicia he visto algunos avances contra la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado. Se dictan inmediatas “medidas de aseguramiento” de bienes de los sometidos a juicio y existe una “Ley de extinción de dominio” que puede ser retroactiva a veinte años atrás para determinar delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, sin argumentar la “No retroactibilidad” de la ley en la aplicación de la norma . ¿Y se dice que Venezuela está gobernada por un Dictador?. En ese país Siempre sale alguien a vivir y otro a matar. Se ha llegado al extremo de que LA VIDA ES LO MÁS VALE Y LO QUE MENOS VALE. He visto con verdadero asco cómo una “mujer” (con minúscula) que dice provenir de Colombia ha despotricado contra el noble gentilicio de los venezolanos y las venezolanas, pero ante la avalancha de dignas respuestas contra semejante Majadera de baja estofa no tengo màs que añadir sino recomendarle a mis amigos columnistas un proverbio chino que dice que “el enemigo se vuelve peligros sólo cuando comienza a tener razón sobre nosotros”. Semejante necedad sólo debe provenir de alguien que tiene el alma estreñida y a ese tipo de personas que la misma Biblia desearía no hubiesen nacido porque más valdría que sus madres hubieran sido estériles.

Sin embargo, he conocido también la OTRA COLOMBIA, la de los que se alegran de algún triunfo tuyo, los que te preguntan ¿Qué has venido a hacer aquí?, la de los que hacen vida universitaria, van a las fábricas, a las oficinas, a las peluquerías, a las calles, a los templos, a los parques, a encontrar una paz que cada día se oculta más, y que aunque llegan a sus casas de nuevo con las manos vacías de paz, trabajan duro y con optimismo porque están ahítos de Esperanza y de capacidades. Saben .como decía Nietzsche, que “cuando se mira demasiado tiempo un abismo, uno termina siendo el abismo”.

Por eso DEBEN SUPERARLO pero les falta más Decisión, conciencia histórica, sentido de pertenencia Y les falta. sobre todo, mayor Organización Política y un buen cuerpo de leyes que se cumplan sin dar paso a la impunidad, para que no se cumpla la lapidaria frase del escritor colombiano Rafael Humberto Moreno Durán, quien una vez expresó lo siguiente: “Colombia es un país sin identidad propia porque el aristócrata quiere ser inglés, el intelectual quiere ser francés, la clase media vivir en los Estados Unidos y los pobres quieren ser mexicanos”. Por ello se gano la malquerencia de muchos que pretenden vivir más de apariencias que de valores reales. Pero Colombia tiene una identidad de hombres y mujeres ingeniosos, emprendedores, conscientes de su tragedia pero también de su anhelo de un mundo mejor. Virtudes ciudadanas y políticas que desde hace unos diez años a este tiempo abundan en Venezuela y que sin embargo deben acentuarse en un tiempo histórico trascendental comparable a los albores de la Independencia en el siglo XIX.
¿Una cultura de éstas nos la vamos a dejar imponer aquí en Venezuela?.

gabrinadja@yahoo.com


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Gabriel Mantilla


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