Cuando vemos la ingratitud televisada a nivel mundial, con asombro sentimos la bajeza de los seres humanos. No podemos claudicar ante lo que es un símbolo de antivida, de parte de todas aquellas personas que deberían guardar, aunque sea por dignidad un agradecimiento debido hacia un gobierno que desinteresadamente y arriesgando muchas cosas importantes para la vida política del país, se comprometió contra todo pronostico con la liberación de los retenidos por las FARC.
¿Será que así esta condenada a ser la Canalla Mediática en todas partes del mundo?
Que gran desilusión fue ver a una Ingrid pedir al gobierno de Colombia que proceda al rescate por la vía militar, después que ella está sana y salva. Lo más triste era que ella misma en varias comunicaciones pidió, cuando estaba cautiva, a los organismos humanitarios internacionales que detuvieran las intenciones del gobierno colombiano de rescatar a sangre y fuego a los rehenes. Que egoísmo e insensibilidad hacia sus compañeros y compañeras de cautiverio que todavía están retenidos.
Si la acción mediadora de Venezuela, fue para rescatar sanos y salvos a las personas que se rescataron, entonces hemos hecho lo correcto. Si solo se hubiese rescatado a una sola persona en esa oportunidad, Venezuela entonces hizo lo que es debido. Le damos gracias a Dios que Once Militares y Policías, tres contratistas norteamericanos e Ingrid Betancourt estén vivos. Lo que no podemos admitir es tanto desagradecimiento por parte de una persona que movió tanta solidaridad y tantos sentimientos alrededor del mundo en general, y en el gobierno venezolano en particular.
Todos y todas vimos como el presidente Chávez intervino en la Cumbre de Republica Dominicana, para que la Señora Mamá de Ingrid, pudiera pasar y lanzar su pedido de auxilio a todos los líderes reunidos en este evento. Además vimos como la señora Yolanda Pulecio fue recibida y apoyada por el gobierno venezolano en varias oportunidades, hasta salio en el Aló Presidente como Invitada de Honor, en más de una ocasión.
Todo esto lo vio el mundo entero, decir lo contrario como hace la oligarquía Colombiana y los medios de Comunicación Privados nacionales e internacionales, es una gran infamia y un acto de injusticia muy notable.
No podemos abandonar la lucha por los más débiles, ni podemos desanimarnos frente a quienes hacen de las mentiras verdades, a través de la manipulación y el palangrismo. Hay mucho por hacer en América Latina y en el mundo. Que los malagradecidos se queden con sus infamias y con sus conciencias acusándolos de traidores, todos los días de su existencia.
Lo importante es que regresaron vivos y viva, sanos y salva, lo importante es que triunfó la vida en medio de tanto contexto de muerte. Lo importante es que nuestro gobierno y los gobiernos progresistas de nuestro continente se han comprometido con la vida y con la Justicia Social.
Lo malagradecidos pasaran a la historia como personas innobles y carentes de valores y principios. Los actos generosos de solidaridad y de amor perduran en la historia. Dice San Pablo que lo único que permanece, por ser el eterno reflejo de Dios, es el Amor. La Canalla mediática jamás podrá vencer a la verdad. Nadie resiste el escrutinio de la historia, y la historia ya nos absolvió.
¡El Pueblo Nunca Olvida!
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