Honduras siempre

El cinismo con que actúa Roberto Micheletti y quienes le acompañan, no tiene límites. Desde que asumió el poder acompañado por la derecha hondureña, ha desatado la persecución y represión contra su pueblo. Para sorpresa del dictador, Manuel Zelaya apareció en territorio hondureño con la intención de enfrentar al sátrapa desde el interior del país. Aún cuando el presidente legítimo ha recibido la solidaridad de la mayoría de los países del mundo, no ha sido posible restituir la legalidad en Honduras.

Si alguna vez se pensó que con el advenimiento del siglo XXI, las luchas intestinas por el poder se acabarían, se cometió un error pues los aspirantes a dictadores todavía crecen en las huestes de los partidos políticos de derecha. América Latina sufrió el siglo pasado el embate de regímenes dictatoriales cuyos costos hoy día son indeterminados. Asesinatos, desapariciones forzadas, torturas y el desconocimiento de los derechos fundamentales del hombre constituyeron el norte de los gobiernos de terror encabezados por civiles y miliares que asumieron el poder por la vía de la violencia. Al gobierno de facto encabezado por Micheletti poco le importa el colectivo hondureño. Su interés primordial es conservar el poder económico para la clase privilegiada. Ejercer influencias en otros países está en su agenda. Cuando se asalta la constitucionalidad se pierde el respeto a los valores democráticos.

Con el regreso del presidente constitucional Manuel Zelaya al territorio hondureño se profundizan las protestas. Es evidente que el momio cambiará de táctica para permanecer en el poder. Después del fracaso de las negociaciones en Costa Rica- con las que no estamos de acuerdo pues la dignidad no se negocia – llamó a los partidos políticos a elecciones. Sin embargo, debe entenderse la convocatoria como una forma de desviar la atención mundial ante la crisis que vive Honduras. No dudamos que detrás de un proceso electoral a todas luces ilegal, se esconde el deseo de los fascistas de seguir usurpando los poderes públicos. Para las oligarquías centroamericanas mantener una punta de lanza en su territorio significa avanzar hacia la imposición de modelos de explotación económica que solo le favorece a ellos.

Honduras entra en una nueva etapa. Hasta la presente fecha el gobierno ilegal de Micheletti detenta el gobierno. Los días venideros marcarán la historia de la nación pues la escalada represiva se incrementará. Ya vimos como se atentó contra la embajada de Brasil; sabemos que no se medirán al momento de actuar contra Zelaya y sus seguidores.La lucha continuará. El pueblo de Morazán desplegará su conciencia para rechazar al impostor; no descansará hasta asumir de nuevo la libertad plena que se merece.


caminosaltair@hotmail.com


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