Se plantea para los estudiosos del constitucionalismo latinoamericano, la eterna lucha de los pueblos por querer jugar el papel protagónico que le corresponde a cada nación caribeña y suramericana. Definirse entre las democracias representativas y democracias participativas. Ahora, aquí está el detalle, para dónde? pueden dirigirse los hermanos de la República de Honduras, donde existe un régimen de gobierno republicano, democrático y representativo.
El 11 de enero de 1982 entró en vigor una nueva Constitución que sigue vigente y fue enmendada en 1995. Continúan en el enigma de dejarse someter por el representativismo o romper con el paradigma de ser sujetos protagónico de su propio destino. La enigmática postura del Gobierno de Facto, en una situación difícil que no se alcanza a comprender, o que difícilmente puede entenderse o interpretarse.
Veamos que nos trae la Constitución de Honduras: Artículo 1. Honduras es un Estado de derecho, soberano, constituido como república libre, democrática e independiente para asegurar a sus habitantes el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social. Artículo 2. La soberanía corresponde al pueblo del cual emanan todos los poderes del Estado que se ejercen por representación. La suplantación de la soberanía popular y la usurpación de los poderes constituidos se tipifican como delitos de traición a la Patria. La responsabilidad en estos casos es imprescriptible y podrá ser deducida de oficio o a petición de cualquier ciudadano. Artículo 3. Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos, el pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional.
Esta situación plantea para el golpeado pueblo hondureño un esquema de resistencia constitucional, haciendo uso de su autonomía y autodeterminación les queda la vía que le dejan las oligarquías; la desobediencia a un gobierno violento quebrantador de todo orden constitucional. La flagrante violación a elementales convenios y pactos internacionales en materia de derechos humanos suscritos y ratificados por un decadente gobierno de facto que actúa de espalda a una realidad que le golpea como un huracán y les obliga inexorablemente a una transformación profunda y estructural, para dar respuesta a ese reclamo histórico que exige Honduras. Existe un presidente electo democráticamente como lo señala su carta magna, pero también existe un presidente ilegitimo, antidemocrático y usurpador nombrado por un congreso, un sistema judicial y unas fuerzas armadas que avalan la ilegalidad.
El paradigma para esta nación Centroamérica y caribeña esta: entre dejarse vencer por una oligarquía elitesca que históricamente ha representado a sus conciudadanos y en nombre de esa representación, se dan el tupé de secuestrar a su presidente, expulsarlo de su terruño y encima sembrarle un expediente montado con la saña imperial, para arrancar de un zarpazo lo que mas de 7 millones de almas eligieron por la vía del voto, para dirigir los destinos del pueblo hondureño. Desafiar a los organismos internacionales, como la inoperante O.E.A y la servil O.N.U, es parte de la estrategia para desmontar o destronar a las integraciones regionales como MERCOSUR, UNASUR, ALBA entre otros, para incitar una nueva modalidad táctica de generar el eclipse de las voluntades soberanas de los pueblos libres. O liberarse por ahora con el apoyo del gobierno Brasileño quien ha tomado una postura interesante ateniéndose a la sabia y paciente inteligencia de su presidente Lula da Silva, tampoco nada fácil, pero si es probable que se promueva desde esa posición estratégica, la tan ansiada paz democrática y el restablecimiento del hilo constitucional con los propios métodos que le ofrece su constitución.
Honduras es miembro fundador de la Organización de Estados Americanos (OEA) y pertenece a importantes organizaciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comunidad Democrática Centroamericana, el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el Mercado Común Centroamericano (MCCA), la Organización Mundial del Comercio (OMC) o la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Recurrir a la resurrección para construir el elemento paradigmático del desplazamiento de la representación por el de la participación, fraguado en la lucha popular y de resistencia para desobedecer a un gobierno que quebranta su propia constitución y sus propias leyes.
Esperamos más temprano que tarde el retorno del Presidente Manuel Zelaya a la Presidencia de su País como lo decidió el soberanisimo pueblo de Honduras.