Hay una vieja copla popular que dice más o menos así: “Si ves a un negro comiendo- con un blanco en compañía- o el blanco le debe al negro- o es del negro la comía”. Algo parecido está ocurriendo con el problema de Honduras y su aparente cercana solución.
Siempre dijimos –y lo escribimos-, sin ser los únicos en pensar así, que desde el mismo día del golpe, la situación pudo haberse resuelto a favor de la institucionalidad si los Estados Unidos (USA) intervenían en ese sentido, pues ellos –como se pudo comprobar posteriormente- estaban involucrados hasta los tuétanos. Ante el apabullante rechazo expresado por la OEA, ONU, Unión Europea y todas las organizaciones sociales del mundo, apareció hipócritamente Hillary Clinton sumándose al coro antigolpista y ofreciendo el mamotreto de la “solución Arias”: trampa que al final parece que está próxima a atrapar a muchos ingenuos “demócratas” del planeta y, lamentablemente, a muchos de quienes al principio se rasgaban las vestiduras por el “retorno sin condiciones” del Presidente Manuel Zelaya.
Lo curioso, aunque
no inesperado, es que cuando falta menos de un mes para la fecha de
los comicios hondureños, EEUU movilice hacia Tegucigalpa una Comisión
de “altísimo nivel” con la “solución” en su portafolios, la
cual sin chistar mucho y sin conocerse detalles, Micheletti y el resto
de sus gorilas parecen haber aceptado. Pero el pueblo de la patria de
Morazán sigue activamente vigilando, nutrido de un aprendizaje en la
universidad de la lucha callejera y tal vez sea muy difícil que se
trague pasivamente una salida made in USA…sin dar la pelea.
(*) Premio Nacional de Periodismo 2007