Líneas Ácidas:

Zelaya no estuviste a la altura…

Decenas de muertos, centenares de heridos, miles perseguidos, millones reprimidos y una democracia hecha boñiga. Es el saldo de lo acontecido en Honduras. Medio cobardía, medio inocencia. Lo cierto es que Zelaya se cansó; en aquel día en que el mundo vio cómo este hombre transitaba por trochas, montañas y senderos, con el apoyo de un puñado de personas a su alrededor, y acompañado a la distancia por los deseos y las ansias de un pueblo que esperaba a su líder dispuesto a dar la vida por él, y en el fondo por ellos mismos, por su futuro y su país, pensamos que sería el renacer hondureño. Y así fue. El pueblo hermano de Honduras estuvo a la altura y respondió con gallardía a su cita con la historia. Abandonó cualquier temor y marchó con la constitución y la esperanza en sus manos, la de devolverle el sentido y el rumbo a su patria. Pero así como detrás de un gran hombre hay una gran mujer, detrás de un pueblo heroico y dadivoso, como el que demostró ser aquel, deben también existir guías y líderes dispuestos a correr la suerte de éste.

Creo ahora después de todo que Zelaya entró a aquel país con la esperanza contumaz, de que los gringos hicieran por él lo que nunca hicieron en éste continente, apoyar la democracia y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Pero ¿Qué creíste Zelaya? ¿De verdad pensaste que Obama era una palomita? ¿No distinguiste entre el  disfraz de cordero y el lobo oculto en él? ¿De verdad pensaste que Obama representaba una política distinta a la del imperio?

Durante el discurso en West Point, dónde el Nobel de la Paz enviaba nuevas tropas al Medio Oriente, muchos dijeron con sorpresa: “es Bush hablando”, ¡qué va! no era Bush, no es nadie, quien se monte en esa silla habla por el imperio, no hay autonomía, hay un guion del que nadie escapa. Creo a estas alturas que a Zelaya no lo dejaron ver la chiribitas, se dejó llevar por el espejismo Obama, razón tenía el sabio Platón, una cosa es lo que se ve, el mundo de las sensaciones, y otra el mundo de la razón.  Los recientes acontecimientos, la firma de acuerdos, que al parecer cuentan con el visto bueno del ex presidente, como lo llamó Fernández, entierran cualquier perspectiva mínima de que en Honduras se restituya el hilo constitucional. Empieza el lavado del golpe y muestra al imperio aguaitado.. Un exangüe Zelaya dejó a su pueblo en el estercolero, claudicó, inclusive, pienso, traicionó a quienes le respaldaron incólumes. No estuvo a la altura. La historia le juzgará.

 




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