Durante ese tiempo se ha visto a muchos animales recuperando terreno perdido, introduciéndose en las ciudades ante la ausencia de humanos. Pero ahora también sabemos que esa falta de vida está afectando a todos aquellos que comparten las calles. Y las ratas, esos roedores que nadie quiere ver pero que siempre están presentes, son un ejemplo de cómo el covid-19 llega a todas partes.
El Centro de control y prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) ha alertado de un "comportamiento inusual o agresivo" en las ratas provocadas por la ausencia de personas en las calles. Ya no hay restos de alimentos por el suelo ni bolsas de basura en las puertas de los restaurantes: se han quedado sin sustento de un día para otro.
Se comen a sus crías
Según explica el CDC en un informe sobre roedores, las ratas que normalmente buscan su comida en los basureros están recurriendo a comerse a sus crías ante la ausencia de otro alimento: "El confinamiento en toda la comunidad ha llevado a una disminución de los alimentos disponibles para los roedores, especialmente en áreas comerciales densas".
Así, el informe recogido por The Guardian explica que "algunas jurisdicciones han informado de un aumento en la actividad de los roedores a medida que buscan nuevas fuentes de alimentos. Los programas de salud ambiental y control de roedores pueden ver un aumento en las solicitudes de servicio relacionadas con roedores e informes de comportamiento inusual o agresivo".
Hay avisos de ese aumento en la agresividad de las ratas desde todos los puntos del país, desde Nueva York hasta Nueva Orleans, pasando por Chicago. Según Bobby Corrigan, experto en roedores, esa agresividad de las ratas urbanas no disminuirá: "Muchas de estas ratas que viven en nuestras ciudades dependen de su comida nocturna, que son los restaurantes, hoteles, bares y tiendas y todo lo que consumimos sobre la marcha".
Si los humanos no generan basura, las ratas no encuentran alimento y se vuelven agresivas para poder sobrevivir
La CDC reconoce que el aumento de la población de roedores es habitual durante los desastres naturales y ofrece medidas preventivas para evitar males mayores. Entre sus recomendaciones "incluyen sellar el acceso a hogares y negocios, eliminar escombros y vegetación pesada, mantener la basura en contenedores bien cubiertos y retirar los alimentos para mascotas y aves de los patios y jardines".