3 de octubre de 2024.- Mientras la crisis humanitaria en Gaza sigue agravándose día tras día como consecuencia de la guerra entre Israel y Hamás, crece la preocupación por la disminución de la salud pública debido a las prolongadas inundaciones.
Los repetidos ataques aéreos y las evacuaciones forzosas de las últimas semanas han empujado a muchos gazatíes a desplazarse a áreas que son focos de inundaciones.
La afluencia de lluvias torrenciales ha agravado enormemente el deficiente sistema de saneamiento, aumentando el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua.
Los expertos sanitarios temen que las condiciones sigan empeorando en los próximos meses del otoño y el invierno boreal.
Uno de los principales motivos de preocupación para los funcionarios sanitarios es la gran acumulación de agua sucia causada por la acumulación de lluvias torrenciales.
Esto ha creado un caldo de cultivo idóneo para bacterias, virus y mosquitos. Además, las fuertes inundaciones aumentan enormemente las posibilidades de contaminación del agua, que puede causar enfermedades como el cólera y la hepatitis A.
El Global WASH Cluster añade que el aumento de las inundaciones eleva la probabilidad de que los ya martirizados habitantes de la destruida Franja sufran mordeduras de serpiente. También se afirma que se espera que la salud mental de los desplazados empeore a medida que las condiciones de vida sean más duras.
En un comunicado de prensa emitido el 30 de septiembre por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el portavoz del secretario general, Stéphane Dujarric, declaró que se prevé que 215 centros de enseñanza que albergan a unos 34 000 niños resulten gravemente dañados por las inundaciones.
Se prevé también que cientos de miles de habitantes de Gaza se vean desplazados internamente en la próxima temporada de lluvias.
La temporada de lluvias del año pasado fue calificada de «catastrófica» por las autoridades sanitarias, que se produjo poco después de que Israel comenzará a bombardear y destruir Gaza, como represalia a los ataques de la milicia armada Hamás en territorio israelí, el 7 de octubre de 2023.
Ajith Sunghay, jefe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnud) para el Territorio Palestino Ocupado, describió los niveles de saneamiento en Gaza el año pasado como «inhabitables».
Añadió que la mayoría de los desplazados no tienen acceso a ropa ni mantas para mantenerse calientes.
Sunghay hace hincapié en las duras condiciones de los meses de invierno en Gaza afirmando que teme que mueran muchos civiles, ya que las consecuencias de esa estación en medio de la crisis humanitaria en la Franja, son «totalmente predecibles».
En la actualidad, el sistema sanitario de Gaza no está debidamente equipado para hacer frente a la afluencia de enfermos y heridos que se prevé para el último trimestre de 2024.
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Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), actualmente solo hay 17 hospitales que siguen funcionando parcialmente en Gaza, y todos ellos se enfrentan a una importante escasez de combustible, medicamentos y suministros.
Se calcula que alrededor de 1,4 millones de personas no recibieron sus raciones mensuales de alimentos en septiembre debido a la falta de suministros.
Actualmente, las organizaciones humanitarias están entregando 600 000 comidas diarias a pesar de las continuas dificultades de acceso.
Además, según estimaciones del Banco Mundial, en la actualidad 100 % de los habitantes de Gaza vive en la pobreza.
La Ocha advierte de que nuevas restricciones de la ayuda humanitaria en zonas críticamente vulnerables agravarán enormemente el deterioro de la salud pública, ya que las organizaciones de ayuda no podrán prepararse para la próxima estación de lluvias.
La ONU y sus organizaciones afiliadas han desarrollado un plan de preparación para el invierno en un esfuerzo por mitigar las duras condiciones de vida observadas en Gaza para el último trimestre del año.
El objetivo de este plan es ayudar a más de 850 000 personas en casi 50 de las zonas más afectadas por las inundaciones.
«Se requieren 242 millones de dólares para mejorar las condiciones de los refugios; proporcionar ropa de abrigo y mantas; y redirigir las aguas de las inundaciones lejos de infraestructuras críticas y vertederos, entre otras intervenciones», destacó Dujarric.
Sin embargo, la Ocha reconoce que estos esfuerzos no tendrán éxito si no se levantan las restricciones, permitiendo un acceso más fácil entre los almacenes de suministros y los refugios para desplazados.
La ONU urge más contribuciones de los donantes, ya que se prevé que las condiciones de vida se endurezcan en los próximos meses.