En diciembre de 1988 cursaba tercer semestre de Comunicación Social en la UCV, y gracias a una carrera técnica culminada en Administración me empleaba como auditor al servicio del entonces INCE, en su sede central de la avenida Nueva Granada. Mi ingreso mensual no era del todo despreciable para alguien que no tenía mayores responsabilidades: más de 6 mil bolívares al mes y aceptables beneficios contractuales que, aunque muy atractivos, no superaron mis deseos de enfilar pasos hacia Tribuna Popular; para esa época, el semanario –hoy es mensual- del Partido Comunista de Venezuela que celebra 63 años de fundado (el periódico, no el partido). El “paquete económico” se reducía a 4 mil bolívares menos, pero acompañado de una oportunidad que jamás tuvo ni tendrá significado monetario en la vida: poner mi humilde pluma al servicio de la revolución.
Desde el primer día todo fue diferente al frío ambiente de una sala de números y documentos mercantiles. Rostros de los padres del comunismo mundial adheridos a las viejas paredes del aún recio edificio Cantaclaro, en la parroquia San Juan, me dieron la bienvenida. ¡Era el paraíso!
Por no estar autorizado por ellos y ellas, omito acá los nombres de hombres y mujeres periodistas que inmediatamente hicieron de este pichón uno más del equipo. Otros imberbes –algunos hoy en la acera política de enfrente- corrieron la misma suerte y entre todos hicimos un equipo de primera línea. Inolvidable experiencia aquélla.
Fui reportero de ese medio rebelde en diversos hechos, todos ligados al justificado accionar político que exigía nuevos senderos. El 27 de febrero de 1989, con su Caracazo a cuestas, me tomó en la calle. Mis fotografías, porque también hice e hicimos de reporteros gráficos, fueron determinantes (así me lo dijo entonces un diputado) para descubrir a los asesinos de la estudiante y activista Yulimar Reyes, acribillada por la Policía Metropolitana ese día en las inmediaciones de Parque Central.
Fue Tribuna Popular mi despegue. Gracias, camaradas, por la oportunidad. ¡Qué orgullo haber empezado allí!
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