La razón de ello es fácil encontrarla en la audaz y acertada decisión de Jorge Rodríguez, al parirlo como arma para el combate a favor de las causas del pueblo caraqueño que lo eligió como alcalde porque, ¿qué puede albergar el corazón de quien además de político, es poeta, escritor, médico solidario y constante enamorado de la vida? Dicho de otra manera: aquella convocatoria hecha por Jorge a Ernesto, quien a su vez invitó a Felipe Saldivia –actual Director- y a quien suscribe estuvo alimentada de sueños, anhelos, propósitos, metas más que de cifras salariales, bonos, días libres y demás figuras contractuales que jamás privaron en nuestro ánimo para hacer tangible la existencia del diario. Si de algo estamos convencidos los revolucionarios, es de que ninguna etiqueta salarial debe estar por encima de la entrega a la búsqueda de las respuestas que el pueblo exige. ¡Y vaya que el capitalino exige!
Nunca ignoramos, yo al menos, que la batalla sería tanto abierta como cerrada; que la derecha atacaría el proyecto para tratar de asfixiarlo antes de que empezara a desarrollarse y que la “izquierda” y sectores confundidos lo vieran apenas como un quince y último. La primera fracasó y la segunda no debe desechar en ningún momento lo trascendente de la existencia de un rotativo de las dimensiones del situado en Gradillas, porque el verdadero compromiso no se mide con un pobre cuánto hay pa’ eso.
¡Chávez vive…la lucha sigue!