El "rating" en los medios del Estado: Grandes mentiras y pequeñas verdades

A finales de 2014, la cadena FOX comenzó a anunciar a través de algunas operadoras de TV por suscripción un nuevo paquete "premium", en el que ofrecían, por un "módico" precio mensual, siete nuevos canales de películas y series de TV. Estos nuevos canales "premium" estuvieron desbloqueados durante siete días para que la gente los conociera y se sintiera motivada a comprar el paquete.

Pero lo interesante era la forma como la cadena FOX usaba sus canales actuales (Fox, FX, Nat Geo, Universal, Cine Canal, MovieCity, Utilísima, Fox Sports, etc.) para promocionar sus siete canales nuevos: mientras veías Los Simpson, The Walking Dead u alguno de sus programas de mayor sintonía, te pasaban una promoción en la cual te decían, rápidamente y en tiempo real, lo que se estaba transmitiendo en ese momento en los siete nuevos canales premium de FOX: determinada película de acción en el canal Movies, determinada serie de TV en el canal Family, una serie vieja en el canal de Recuerdos, y así. Esto despertaba el interés de cualquier incauto, porque sin importar tus gustos siempre había algo que iba a llamarte la atención en alguno de esos siete canales.

Si bien la promoción ya finalizó, los canales de Rupert Murdoch continúan apoyándose entre sí a la hora de promocionar nuevos programas, series, películas o temporadas. Cuando va a haber algún estreno importante en algún canal de FOX, aparecen promociones, cintillos y comerciales en los demás canales invitándote a ver el nuevo programa o la nueva temporada de una serie de televisión.

Esta práctica me pareció un plagio de la idea de un amigo de Vive TV, quien desde hace años lleva proponiendo algo similar para el Sistema de Medios Públicos: que VTV mostrara anuncios que inviten a las personas a sintonizar no sólo sus propios programas, sino los programas en las demás televisoras del sistema de medios. Por ejemplo, un nuevo documental en Telesur, una buena película en Vive, una nueva serie en ConcienciaTV, un programa de turismo en Tves, un concierto en Avila TV, demostraciones sobre joropo en el futuro canal del MinCultura, programas en televisoras comunitarias, etcétera. Estas tapas debían mostrarse también en los otros canales públicos, los cuales, además, debían informar mediante cintillos el inicio de actos especiales en VTV, con el fin de que la gente estuviese informada del inicio de algún evento en el canal del Estado sin tener que interrumpir la programación de los demás canales públicos. De hecho, Vive hizo esto por algún tiempo hace varios años, pero parece que, ante la falta de reciprocidad, dejaron de hacerlo.

Básicamente, mi amigo piensa así: si alguien está viendo VTV, se aburre y quiere cambiar de canal, es mucho mejor que cambie a cualquier otra televisora revolucionaria, a que cambie a un canal del sistema capitalista. Mi amigo se sentía mal de que numerosas producciones originales y de buena calidad que hacía Vive TV prácticamente no eran conocidas por nadie, y opinaba que, si alguien estaba viendo VTV, veía estas cuñas y cambiaba a Vive, eso no perjudicaría en nada a la revolución, pero si cambiaba a Televen, Venevisión o canales de cable como FOX por no conocer las otras alternativas que existían en los medios públicos, eso sí sería un punto negativo para nosotros, y uno positivo para la colonialización cultural y mediática de la que somos víctimas.
 

Lamentablemente, dicha idea no caló. Los canales de televisión del Estado venezolano, en la opinión de muchos, siguen funcionando como pequeñas islas que compiten entre sí y que raras veces se reconocen y se apoyan unas a otras. O al menos, así nos parece desde afuera.

El ejemplo más reciente de esa falta de colaboración, a mi parecer, ocurrió en el Festival Musical Suena Caracas 2014, un esfuerzo realizado por la Alcaldía de Caracas para traer músicos venezolanos y de otros países con el fin de amenizar durante 10 días las celebraciones decembrinas... algo que la mayoría de los caraqueños aplaudimos y disfrutamos a pesar de las discrepancias políticas que hayamos tenido con algunos de los músicos invitados, y a pesar de que los artistas de la industria cultural fueron mayoría por encima de los artistas tradicionales. Cosas que esperemos se vayan mejorando en el futuro.

La televisora pública Avila TV, con el apoyo de técnicos y equipos de Vive Televisión, se encargó de la transmisión en vivo y directo de casi todos los conciertos del Suena Caracas realizados desde la Plaza Diego Ibarra. Sin duda un regalo para todos los caraqueños y para todo el país, teniendo en cuenta los elevados costos que tuvo la realización de este festival. Pero, ¿saben qué fue triste? No haber visto ni en VTV, ni en Tves ni en ningún otro canal televisivo del Estado, invitaciones a sintonizar Avila TV y ver allí los conciertos. Es verdad que hubo pases cortos en VTV, pero nunca vimos que se informara que los conciertos estaban siendo transmitidos en Avila TV.

El difícil debate sobre la televisión pública venezolana

El tema de las televisoras públicas revolucionarias es un asunto que amerita un profundo debate. Un debate serio, fraterno y que permita conocer claramente hacia dónde vamos y cuales son los objetivos de los medios públicos. Se alega, por ejemplo, que la Televisora Venezolana Social (Tves) debió cambiar profundamente su línea debido a que, en la gestión anterior, tenía muy poco rating (anglicismo innecesario; más bien deberíamos hablar de "índices de audiencia"). Esta televisora del Estado revolucionario anuncia que próximamente transmitirá concursos de belleza y programas al estilo de "La Guerra de los Sexos". Ha transmitido reguetones con letras sexistas y usa con frecuencia presentadoras que se visten poniéndose a sí mismas como objetos sexuales, causando críticas de parte de numerosos sectores del proceso revolucionario. Un documento imprescindible para este debate fue emitido por la importante red de colectivos "La Araña Feminista" el pasado mes de noviembre [5].
 

El 9 de octubre, el vicepresidente de Tves, Roberto Mesutti, se defendió en el programa "Entre todos" de VTV, conducido por Luis Guillermo García [1], de las críticas desde sectores revolucionarios por el giro que ha dado el canal. Mesutti les pidió a los chavistas "suavizarse" y señaló que, gracias a su gestión, Tves había aumentado considerablemente en audiencia a diferencia de "los otros 700 medios" del Estado que, en su opinión, no son vistos por casi nadie.

No se pueden despreciar ciertos logros de la nueva gestión de Tves. Pero también ellos tienen que reconocer la enorme ayuda que han recibido de los otros medios del Estado en su tarea de aumentar el rating. Por ejemplo, el estreno de la magazine matutina "Te ves en la mañana" contó con anuncios frecuentes y diarios desde el noticiero de VTV, informando a su audiencia cuáles serían los invitados y la temática del programa del día siguiente. También hubo artículos de apoyo en Correo del Orinoco, Últimas Noticias, emisoras de radio y otros medios de comunicación.

Ojalá que canales como Vive, Ávila TV, Conciencia TV u otros medios públicos pudiesen contar con apoyos similares cada vez que vayan a estrenar algún nuevo programa televisivo, en particular cuando se trate de programas de corte político, histórico, social o de interés para la revolución y para la formación ideológica de nuestro pueblo. Lamentablemente, eso no ha ocurrido en esos casos. Y eso es algo que hay que tener muy en cuenta, en particular cuando vayamos a acusar a estas televisoras de ser "medios públicos sin público".

Si no promocionamos sus programas, si no le decimos a la gente lo que nuestras nuevas televisoras están ofreciendo, si no anunciamos las producciones realmente novedosas que algunas de ellas hacen pero en cambio sí promocionamos vigorosamente a la misma industria del entretenimiento que tanto daño nos ha hecho a nosotros, a nuestro país y a nuestro proceso, ¿podemos entonces culpar a "los 700 medios del Estado" de no tener sintonía? Si Vive o Avila dedican su equipo a hacer una nueva serie de televisión y nadie se entera de su estreno, ¿tenemos moral para criticarlos porque supuestamente nadie los ve?
 

Estoy seguro de que programas como "Son de la Zona", que conduce el músico Magú en Avila TV; "Vive con Cancha", programa de Vive que reseña a numerosas bandas musicales venezolanas, o "Piedras en el Zapato", un excelente programa temático en el canal Conciencia TV, serían mucho más conocidos y tendrían mucha más sintonía si existiera este tipo de cooperación entre medios públicos. Rupert Murdoch obliga a sus canales de televisión a anunciarse entre sí, en particular cuando van a estrenar una película o la nueva temporada de una serie. Y lo hace porque a él sí le duelen los millones que ha gastado en crear nuevos contenidos y nuevas televisoras, y porque él no quiere perder dinero. Nosotros para nada queremos imitar a ese señor, pero hay que reconocer que detallitos como ese sí los tenemos que calcar.

Debo confesar que he estado escribiendo este artículo desde octubre. Me había abstenido de publicarlo esperando el momento más oportuno. Sin embargo, pude ver a camaradas, amigos y personas que admiro enormemente discutiendo de forma muy dura este tema, en sus cuentas de Twitter el penúltimo día de 2014. Y los malentendidos que suelen ocurrir en las redes sociales pueden causar que fraternos amigos dejen de serlo, en particular cuando algunos sienten que están subestimando su trabajo.

Son discusiones entre camaradas revolucionarios que, de hecho, vienen del mismo lugar que yo: de medios alternativos, comunitarios y populares, que han tenido que hacer crecer sus medios con las uñas, prácticamente sin recursos. Quienes tienen razón de sentirse heridos cuando algunas personas del alto gobierno defienden el estilo de televisión comercial, que cuenta con gigantescos recursos a su disposición (los derechos de transmisión de un evento deportivo, de una película o de un especial musical de una o dos horas de duración pueden costar cientos de miles, o millones de bolívares). E incluso te sacan en cara que ellos sí tienen mucha audiencia.

Tal vez la imposibilidad de sentarse con todos nosotros para explicarnos por qué ahora se desprecia lo que se hace desde algunos medios del Estado, y por qué se reivindica lo que tanto hemos criticado durante 15 años, es la causa de estas duras discusiones que ahora también están aflorando en redes sociales.
Ojalá los jóvenes que estudian comunicación social (aquellos que en dos, cinco o diez años estarán tomando decisiones en los medios de la Revolución) debatan con profundidad este tema y, cuando reemplacen a la generación actual -tienen que hacerlo para que las cosas cambien-, puedan construir contenidos televisivos realmente necesarios para la revolución, pero con ese toque estético y de forma tan necesario, como para que nuestro pueblo prefiera ver nuestros medios, antes que los del sistema capitalista. Ya no hablaríamos de "medios públicos con público", porque nuestro objetivo no es solamente que nos vean. Hablaríamos de contenidos revolucionarios que el pueblo sienta como suyos.

Uno de los primeros temas que hay que discutir es el rating. ¿Cuán importante es? ¿Quién lo mide? ¿Cuánto público tiene que obtener un programa, para ser considerado exitoso?

Amando u odiando los índices de audiencia

Yo sí creo que el rating es importante para nuestros medios. Si un programa no es visto por nadie, es un esfuerzo perdido en todos los sentidos: producción, monetario, etc. No es lo más importante, pero es un parámetro que hay que tomar en cuenta. No podemos asumir la actitud de un camarada que dirigió radioemisoras del Sibci, quien decía con orgullo que "a mí el rating no me importa para nada". El desdeñar las estadísticas es, tal vez, uno de los errores más graves que hemos tenido los que creemos en el uso de los medios de comunicación como herramienta para avanzar en el socialismo. No hemos tenido en cuenta los distintos tipos de audiencia, las diferencias por edad, género, ubicación geográfica y otros parámetros. Por eso es que caló tanto aquella frase del productor venezolano Esteban Trapiello: "los medios públicos sin público".

Por supuesto que el rating tiene su importancia. Pero el otro extremo del asunto es poner el rating como el centro de todo, y ese es otro error aún más peligroso, sobre todo cuando decidimos renunciar a principios de la revolución con el supuesto objetivo de ganar audiencias. Por encima del rating SIEMPRE debe prevalecer la decisión política sobre cuál es el contenido que deseamos llevar a nuestra población. Y de allí la eterna discusión sobre la forma y el fondo; la estética y los contenidos.

Vamos a poner un ejemplo. Supongamos que queremos un programa que fomente las tradiciones populares venezolanas, para que nuestro pueblo conozca más a nuestros cultores. ¡Eso es una decisión política!
 

Ahora, la pregunta es: cómo hacerlo. ¿Hacemos un programa de conciertos? Muy bien. ¿Hicimos mediciones y nos dimos cuenta de que ese programa no tiene rating? Promocionémoslo más, a través de todos nuestros medios, incluyendo prensa, radio, canales de TV aliados y web. Mezclemos artistas conocidos con aquellos que no lo son tanto. Traigamos anfitriones reconocidos. Consigamos asesores que hayan sido exitosos en otros países para que hagan sugerencias (eso sí: la decisión final siempre es nuestra). Si eso no funciona, cambiemos el formato a ver qué pasa. Hagámoslo tal vez estilo reality show, serie juvenil o telenovela, con una trama sencilla en la cual nuestros cultores intervengan, tengan el protagonismo y demuestren lo que hacen. O probemos con el género de concursos musicales, que la la industria alienante del entretenimiento ha usado para impulsar sus enlatados con indudable éxito. ¿Por qué aquí no nos atrevemos a hacer nada parecido? ¿A qué le tememos?

¡Lo que no podemos hacer nunca, es darnos por vencidos! Por ejemplo: decidir que los cultores venezolanos "son aburridos y no generan rating", y por lo tanto tenemos que sacarlos del aire y poner en su lugar a unas muchachas tetonas en shorcitos haciendo peleas en piscinas de barro "a ver si así sube la audiencia". ¡En eso no podemos caer nunca, coño! Por respeto a nuestras camaradas que tanto han luchado porque se reconozcan los derechos de la mujer y se les deje de tratar como objetos, por ellas no podemos caer en eso. Y porque es estúpido que el gobierno revolucionario esté diciendo por Vive TV: "somos feministas, respetemos a las mujeres", pero en otra televisora pública ponemos a reguetoneros que cantan: "menéame esos cocos, mami, que te voy a meter el serrucho".

¿Necesitamos programas de esparcimiento y entretenimiento? ¡Por supuesto! Pero sin destruir la lucha de camaradas, ni violar nuestros principios. Llamar a un programa de concursos "En mi casa mando yo", usando una frase que es usada con frecuencia en aquellos hogares donde hay violencia familiar, es tan poco recomendable como poner a concursar a personas de piel blanca contra personas de piel negra y llamar al programa "La raza superior". O hacer un programa de concursos entre israelíes y palestinos llamado "Daño colateral". No estoy en contra de los programas de concurso, pero tal vez, por rechazo a las decenas de feminicidios que hay todos los años en nuestro país, deberían discutir si el nombre y el concepto que tiene es el más adecuado.

Es cierto que no todo en RCTV era malo; una amiga me recordaba algunos programas que transmitía "la parabólica de Sábado Mundial", importados de algún país europeo, en el que un grupo de personas formaban un equipo azul y las otras un equipo verde, y hacían competencias de troncos, carreras, trepar cuerdas, ese tipo de cosas. O los programas de competencias de conocimientos entre liceístas que tanto vimos en los años 80 y 90. ¿Por qué no revivirlos y demostrar así que nuestros estudiantes de liceos bolivarianos sí se están formando admirablemente?

Los ratings televisivos en el siglo XXI

Las personas con más de 30 años seguramente recordarán las guerras por el rating que hacían Venevisión y RCTV hasta los años noventa. Hubo un tiempo en el que ambas televisoras usaban las promos de las películas y series del domingo para lanzarse puntas una contra otra (por ejemplo, Homero diciéndole a Bart: "Prométeme que nunca verás ese otro canal"). Al día siguiente del Miss Venezuela o de Radio Rochela, cada televisora emitía promos donde presumían de haber logrado 20, 30 o más puntos de rating.

Luego, llegó y se popularizó la televisión por suscripción. Y hoy ya es normal que una familia tenga 120 canales de TV a su disposición: que el padre de familia y sus amigos estén en la sala viendo un partido de beisbol, la madre esté viendo una telenovela, la hija esté viendo una serie de TV en su cuarto y los niños pequeños están viendo Disney o Discovery Kids. Las grandes televisoras de propósito general, como Venevisión, RCTV o Televen (o las "networks" gringas, como ABC, CBS y NBC), han dado paso a cientos de canales diferentes orientados a determinadas audiencias, aunque la verdad es que esos cientos de canales son propiedad de unos pocos monopolios mediáticos (Time Warner, Fox, Sony, Viacom, etc.).

En Venezuela, con la llegada de la Televisión Digital Abierta (TDA), que amplía la cantidad de canales de televisión que pueden existir en el espectro radioeléctrico, el gobierno bolivariano vio la oportunidad de crear una gran cantidad de nuevas televisoras de alcance nacional, orientadas a diferentes segmentos de la población, y que funcionen como una respuesta del gobierno bolivariano a la gran diversificación televisiva que se ha creado desde la industria mediática capitalista.

 

Algunas de las televisoras del Estado venezolano para 2015

Si en el año 2002 el gobierno bolivariano apenas tenía a VTV funcionando a media máquina, hoy se cuenta además con Tves, Vive, Avila TV, Antv y Telesur. Y además, están apareciendo nuevas televisoras: Conciencia TV (del Ministerio de Ciencia y Tecnología), Fanb TV (de las Fuerzas Armadas), Columbeia TV (Ministerio de Educación), ZUM TV (Ministerio de la Juventud y Deporte), 1-2-3 TV (del Ministerio de Comunicación e Información, orientado a los niños), Alba TV (que integra medios comunitarios de varias naciones), Pdvsa TV, televisoras regionales como TeleAragua y en los próximos meses podrían iniciar los canales del Ministerio de la Cultura y otros entes públicos. Además, las televisoras comunitarias y alternativas también serán incorporadas al TDA, y podrán verse en todo el país, al igual que las televisoras comerciales.

Cómo se mide el rating: Conociendo a AGB Nielsen

Para el capitalismo, conocer cuántas personas ven un canal de televisión en un momento dado es algo importantísimo. Agencias de publicidad y anunciantes pagarían prácticamente cualquier cifra por conocer estos datos, y saber así en qué canal de televisión deben anunciar la publicidad de sus productos. Los canales de televisión comerciales también necesitan saber dichas estadísticas, para conocer si la inversión que han hecho ha sido efectiva o si deben hacer cambios en su programación.

Pero del otro lado, en la revolución que intenta construir un sistema económico socialista, el rating es otro de los factores que también entran en el debate sobre nuestros medios. Se subestima a Avila TV, Vive, Tves y otras televisoras públicas porque supuestamente sus índices de audiencia son muy bajos. Pero, ¿cómo sabemos si realmente es así?

Si de verdad somos anticapitalistas, tenemos que conocer cada uno de los engranajes que usa el capitalismo para estudiar, colonializar y dominar a los pueblos. Y las empresas de medición de audiencias son uno de estos engranajes.

Como probablemente usted ya conoce, es imposible conocer cuántos televisores están sintonizando un canal de televisión en un momento dado. Un televisor es un aparato que se limita a recibir la señal de radio emitida desde una antena transmisora, procesarla y mostrarla en una pantalla. El televisor no está hecho para transmitir información de regreso, por lo que no puede informar qué canal se está sintonizando. Un televisor, sea analógico o digital, no funciona como Internet, en donde sí hay un registro certero y confiable de cuántas personas visitan una página web.
 

Por ello, en los años 50 del siglo pasado, la empresa Nielsen N.V. desarrolló una metodología para estimar cuántas personas están viendo un programa de televisión, seleccionando una muestra estadística representativa de hogares estadounidenses y colocando en ellos unos aparatos que medían constantemente qué canal de televisión estaban sintonizando, haciendo registros en rollos de papel que eran recopilados diariamente por sus empleados, para generar los reportes de audiencias.

Las grandes empresas de publicidad y las televisoras consideraron que esta empresa usaba un método científico bastante confiable, por lo que Nielsen N.V. desde entonces ha sido considerada la "medidora oficial de audiencias" en suelo estadounidense. No sólo eso, sino que Nielsen creció y se convirtió en una importante transnacional, con presencia en 100 países, incluida Venezuela.

En nuestro país, AGB Nielsen es la subsidiaria de Nielsen N.V. considerada por agencias de publicidad y canales de TV como la autoridad en mediciones de rating. En otras palabras, forma parte del aparataje que usan las transnacionales para convertirnos en consumidores fieles a sus productos y servicios. AGB también hace una selección de unos 1.000 hogares venezolanos donde tiene instalados unos 2.500 aparatos llamados "audímetros", que se colocan en los televisores de dichas familias [11]. Dicho aparato (básicamente un minicomputador) mide continuamente lo que están viendo las personas en sus televisores, y usa unos controles remotos especiales que las personas deben pulsar continuamente para comprobar que sí están viendo la televisión. Las familias seleccionadas generalmente son compensadas con regalos y descuentos, y los audímetros transmiten vía módem, todas las noches, los datos recolectados a una central principal que genera estadísticas para conocer cuáles canales de televisión y cuáles programas son los más vistos cada día.

Las agencias de publicidad son una de las principales interesadas en saber cuáles son los canales comerciales y los programas de TV con mayor audiencia, para así colocar la publicidad de sus clientes en dichos espacios. De allí que AGB se interesa principalmente en el rating de las televisoras comerciales, y buscan conocer qué es lo que está viendo la clase social más consumista de todas: la clase media-alta. Recordemos que casi todas las televisoras del Estado no aceptan publicidad comercial, por lo que, si la gente de los sectores populares se enamoró de un programa de Avila TV, o si a los campesinos de Mérida les gustó un programa de Vive Andes, eso será un dato absolutamente irrelevante y de poca importancia para AGB Nielsen.

Otro detalle es que, para una familia escogida para participar en las estadísticas de AGB Nielsen, las cosas pueden tornarse fastidiosas. Si bien no conozco personalmente a ninguna familia en Venezuela que tenga un aparato medidor instalado (y estas familias firman contratos de confidencialidad con AGB que les impiden dar información), en Estados Unidos hay gente que cuenta lo problemático que es esto. En el foro de discusiones AskVille de Amazon, un usuario relata: "Algunos amigos que aceptaron un sistema Nielsen obtuvieron algunos buenos beneficios, como descuentos para una nueva TV y algunos regalos del representante de Nielsen. Pero al final decidieron que eran más problemas que beneficios. El aparato que Nielsen conectaba a su televisor requería mucha atención. Ellos tenían que pararse y presionar un botón cada vez que cambiaban de canal, y tenían que presionar el botón de vez en cuando para que Nielsen verificara que aún estaban allí viendo la programación, aún si no habían cambiado de canal". [8]
La realidad: 62 por ciento de los hogares de Venezuela tienen TV por suscripción

Nielsen debió tener una importancia gigantesca en aquellos días de los años setenta y ochenta, cuando Venevisión y RCTV se peleaban por el rating de las 8 de la noche, a veces hablando de que tenían 30 ó 40 por ciento de sintonía cada una.
 

Pero los tiempos cambian. Según cifras de Conatel para el tercer trimestre de 2014, hay 4.568.943 hogares en Venezuela que pagan TV por suscripción (cable, satelital, etc.), en un país donde hay 7.276.528 hogares; hablamos entonces de que el 62,7 por ciento de los hogares venezolanos cuentan con televisión paga [9]. Estas familias contratan cualquiera de las muchas empresas, como Inter, NetUno, DirecTV, SuperCable, Cantv Satelital o Movistar, entre muchas otras, cada una de ellas usando diferentes tecnologías y aparatos decodificadores (por ejemplo, algunas de ellas ya ofrecen canales en alta definición), y con variados planes de servicio que cuentan con distintos canales de televisión. Además, en el interior del país hay numerosas empresas semi-legales de TV por cable, que toman la señal de un decodificador de DirecTV y la redistribuyen a los hogares violando todas las leyes de derechos de autor.

Por otro lado, en este momento hay unos 500 mil hogares que ya tienen receptores de televisión digital abierta (TDA), suministrados por Cantv [10].

No es difícil darse cuenta de que hace mucho que pasaron a la historia los tiempos en los que la población venezolana sólo podía elegir entre ver RCTV, Venevisión, VTV o el canal 5, días en los que hacer mediciones era sumamente fácil. Hoy, cualquiera de las familias venezolanas con TV por suscripción cuentan con decenas o cientos de canales para ver, lo que dificulta enormemente el trabajo a AGB Nielsen, empresa que tampoco puede medir fácilmente la enorme diversidad de decodificadores, receptores, set-top boxes y aparatos que usamos para ver televisión.
 

Tal vez todas las complicaciones que implica hacer mediciones fiables en nuestra población llevaron a que, en noviembre de 2013, Venevisión y Televen hicieran el anuncio de que no continuarán contratando los servicios de AGB Nielsen [4] [11]. Ambas, que son las televisoras comerciales más importantes del país, señalaron que "los nuevos tiempos han vuelto anacrónicos los sistemas de medición del rating televisivo, que ahora, además de la competencia del cable, está segmentado por edades, tipo de audiencia y hasta horarios adecuados, de una manera distinta a a como se diseñaba". Según la revista Producto, "las televisoras tienen quejas y acusan fallas en los procesos de medición", además de señalar que los pagos eran excesivamente altos. "En otras épocas, Venevisión, Televen y la cerrada RCTV pagaban cada una el equivalente a unos 30 mil dólares mensuales por el servicio. Hoy esos números serían 'impagables' por razones obvias", señala un artículo publicado en la web de Producto en noviembre de 2013.

En Estados Unidos, Nielsen tiene problemas similares para poder hacer mediciones, tomando en cuenta que hay miles de empresas de TV por suscripción que usan tecnologías distintas, que se han popularizado tecnologías de grabación que permiten a los televidentes saltarse los comerciales, y que Internet y las redes sociales lo han cambiado todo. No fue sino hasta 2014 que en Nielsen comenzaron a probar una tecnología basada en cuatro tipos de aparatos distintos con el fin de poder hacer mediciones confiables en la gran cantidad de tecnologías existentes en Estados Unidos para ver televisión [6], que también incluyen a las tecnologías por Internet de Netflix o Hulu, servicios de grabación como TiVo o como los que incluyen DirecTV y diferentes cableras, y a personas que alquilan o compran contenidos usando Apple TV, Xbox y similares.
 

En un artículo llamado "The Nielsen Family is Dead" (La familia Nielsen ha muerto), publicado en la influyente revista Wired en 2013, se relata cómo NBC estrenó la cuerta temporada de una serie llamada "Community", que, según Nielsen, sólo obtuvo 4 millones de espectadores, un número pequeño en Estados Unidos, colocándose en la posición 193 de los programas más vistos. En otros tiempos, eso hubiera significado la cancelación del programa, pero ese día Community logró posicionar dos trend topics mundiales en la red social Twitter. Hechos como estos permitieron que las televisoras y numerosas agencias de publicidad se dieran cuenta de que la gente en Estados Unidos ya ve la televisión de formas distintas a las tradicionales, y que Nielsen no estaba preparado para medirlas. Nielsen ya estaba consciente de esto; adquirió en 2012 la empresa SocialGuide, que "analiza el impacto social de la televisión lineal". Un mes después, "Nielsen anunció una alianza con Twitter en un esfuerzo para idear un nuevo sistema de medición de audiencia para televisión y redes sociales. En febrero de 2013, la propia Twitter compró Bluefin Labs, una empresa de análisis de TV y redes sociales", señala Wired.

La sociedad venezolana es muy distinta a la estadounidense, pero todos estamos de acuerdo en que ha cambiado mucho en los últimos años. ¿Ha cambiado Nielsen para adaptarse a nuestra realidad?

¿Por qué les cuento todo esto? Porque comprenderán que, si AGB Nielsen me dice que Avila TV, Vive TV ó Conciencia TV no tienen rating, a mí se me dificulta mucho creerles. Básicamente a ellos no les interesa medir esos canales (no son canales comerciales que permitan comprar espacios publicitarios), y Nielsen tampoco tiene toda la infraestructura para medir cuántas personas de sectores populares o del campo venezolano están viendo esos canales. No tienen forma de medir a la gente que tiene TDA, no tienen forma de medir a las personas que están aburridas en su cama haciendo zapping en su DirecTV y de pronto se quedan pegadas viendo un canal de poca importancia para ellos. De allí que es hasta ofensivo calificar a Vive o Avila de ser "medios públicos sin público", al menos hasta que alguien pueda desarrollar métodos más confiables de medición de sintonía, lo cual sin duda es muy difícil técnicamente hablando.

Otra pregunta: ¿Trabaja Nielsen para las necesidades de una revolución socialista? Por ejemplo, más allá de si los programas del sistema de medios públicos tienen influencia en Twitter o Facebook, o si la gente se está saltando los comerciales usando su decodificador de DirecTV (que son las necesidades que exigen las empresas de publicidad en Estados Unidos), a nosotros nos interesaría conocer si el mensaje que estamos emitiendo a través de este sistema realmente está siendo asimilado por la gente. ¿Estamos haciendo campañas en contra del consumismo, de los bachaqueros, del egoísmo, de la falta de solidaridad, de "la supremacía del más vivo" y otros males que aquejan al pueblo venezolano? ¿Estamos mostrando ejemplos del pueblo altruista, colaborador, que trabaja colectivamente en pro de una sociedad socialista? De ser así, ¿esas campañas están siendo asimiladas por el pueblo venezolano? ¿En qué porcentaje y en qué sectores está calando esta campaña? Ese es el tipo de datos que deberíamos buscar, y que, hasta donde sé, Nielsen no suministra.

Hay otro problema que posiblemente tiene AGB Nielsen: Una gran parte de nuestra población viven en barrios construidos en cerros y montañas, donde no hay líneas telefónicas tradicionales. Esto es un problema para la mayoría de sus aparatos medidores, que usan módem y requieren una línea telefónica. Sí, es verdad que los modelos más nuevos funcionan con tecnología celular GSM, pero ¿ya se han actualizado sus aparatos medidores? ¿Puede garantizar AGB que está incluyendo una muestra significativa de los habitantes de los barrios venezolanos? Tal vez eso no le importe a agencias de publicidad y anunciantes interesados en la clase media-alta, pero a los medios públicos esto sí debe importarle.

Más allá de Nielsen, tal vez haya otras formas de medir audiencias. Alguien podría alegar que las compañías de cable saben qué canales estás viendo, pero hasta donde sabemos esto no es cierto en la mayoría de los casos, y de ser cierto se formaría un escándalo por violar la privacidad de sus clientes sin su autorización. Los decodificadores de DirecTV y los receptores de TDA, son sólo receptores unidireccionales y no pueden transmitir a menos que sus propietarios los conecten a Internet... y casi nadie hace eso. La mayoría de las empresas de cable venezolanas, como NetUno, SuperCable o Inter aún usan tecnologías analógicas y transmiten a través de un cable coaxial la señal de todos los canales de televisión al mismo tiempo. En esos casos no es obligatorio el uso de un decodificador, y no hay forma de que la empresa de cable sepa qué canal estás viendo. Quienes sí instalen un decodificador están pagando entre 600 y mil bolívares mensuales por servicios como grabación PVR, canales premium, Pay Per View y similares, y todos sabemos que estamos hablando ya de la clase media-alta, lo que ya de por sí altera estadísticamente la muestra. Aún si esos decodificadores informaran a la cablera qué canal se está viendo, casi todas las familias, cuando apagan su televisor, dejan el decodificador encendido, lo que dificultaría a la cablera saber si realmente hay personas viendo la televisión o no [7].

Eres un fracaso a nivel de rating... ¿o tal vez no?

Otro asunto es: ¿qué es un programa de televisión "exitoso" desde el punto de vista del rating? ¿Hay que tener 20 punto de audiencia, o más? Con asombro encontramos un artículo en la revista Producto en el que se afirma que la transmisión de los Premios Oscar 2014 apenas tuvo 13,33 punto de audiencia en Venezuela [12], a pesar de la expectativa por personalidades de Hollywood que supuestamente se pronunciarían sobre nuestro país. Venevisión no transmitió el Oscar en 2014, pero sí lo hizo el año anterior, teniendo 6 por ciento de audiencia, y el canal de cable TNT tuvo 8,73 por ciento. Que un programa con tanto prestigio como los Premios Oscar tenga tan bajos niveles de audiencia, sin duda que es para reflexionar.

Ya pasaron los tiempos en los que las televisoras se jactaban de tener 30 ó 40 puntos de sintonía cuando transmitían espectáculos de este tipo. En el mundo de hoy, con más de 100 canales de televisión compitiendo entre sí, es muy raro que una televisora pueda alcanzar 10 ó 15 puntos de audiencia. Al haber decenas de televisoras dirigidas a pequeños segmentos de la población, lo normal es que cada una tenga 2 ó 3 puntos. Pero al sumarse todas las televisoras de Fox, muy probablemente sí alcancen 20 puntos de audiencia entre todas. Lo mismo si sumamos todas las televisoras de Time Warner, las de Disney, las de Discovery y demás conglomerados mediáticos.

El gobierno revolucionario ha escogido competir contra estas televisoras del mundo capitalista usando sus mismos métodos, y no le queda otra sino crear muchos canales de televisión pequeñitos, cada uno dirigido a un segmento y a una audiencia específicos, cada uno con 2 ó 3 por ciento de audiencia, pero que al sumarse tal vez puedan llegar a 20 por ciento de audiencia o más. Por ello, no es nada inteligente llamar "televisora pública sin público" a un canal que tenga 2 puntos de sintonía. Más inteligente sería que todas las televisoras del gobierno bolivariano se ayuden a subir sus audiencias y se comporten como parte de un sistema, anunciándose unas a otras, resaltando los diferentes programas de todas las televisoras del sistema y hasta creando tapas que anuncien los distintos programas que están por empezar en todos los canales. Recordemos el principio que inventó mi amigo de Vive: "Si alguien se aburre de ver una televisora revolucionaria y va a cambiar de canal, que sea a otro revolucionario y no a uno del sistema capitalista".

Con esto tampoco estoy diciendo que, si una televisora revolucionaria tiene sólo 2 puntos de audiencia según Nielsen, su personal tenga que autoaplaudirse y sentirse realizados. Es importante seguir trabajando, innovar, mejorar la estética de los nuevos contenidos, subir la audiencia en la medida de lo posible, dar formación al personal y verificar si el mensaje está llegando a la gente. Pero no vender sus principios en una insaciable búsqueda de audiencia.

Más televisoras públicas

Tal vez el gobierno sí deba plantearse crear o mejorar televisoras que lleguen a segmentos de poco interés para el capitalismo. Dudo mucho que a Rupert Murdoch le interese crear televisoras para el campesino, para el pescador, para el comunero, para el artesano, para el científico popular, para el niño que se está formando bajo los preceptos de la educación socialista, para el adolescente que vive lejos de las ciudades, para las madres jóvenes. Además, Murdoch querrá llegar a ellos por puros fines monetarios. Nosotros queremos llegar a ellos para formar e informar, además de entretener.

Algunas ideas surgidas de conversaciones entre camaradas:

  • ¿Por qué no crear un verdadero canal de Historia? "History Channel" se convirtió desde hace tiempo en un canal de pseudociencia, ovnis, subastas en tiendas de empeño, camioneros en Alaska y algún que otro documental reivindicando a Rockefeller, Vanderbilt, J. P. Morgan y al Ejército de Colombia. Nada más necesario que un verdadero canal de historia insurgente y latinoamericana. Ojalá pudiéramos ver a los investigadores del Centro Nacional de la Historia y a los docentes de la Academia Militar, unidos con cineastas de la Villa del Cine y con grandes actores, animadores e infografistas latinoamericanos para que hagan documentales lo más entretenidos posible, mostrándonos cómo ocurrieron las batallas que sellaron nuestra Independencia, que justamente están cumpliendo 200 años. Por favor, ¡no esperemos a que falten 2 meses para el Bicentenario de la Batalla de Carabobo!
  • ¿Por qué no un canal de los cultores? Alguien podría alegar que un canal que muestre la música de los cultores tradicionales latinoamericanos tal vez no tenga el mismo éxito que MTV, y tal vez eso sea cierto si hacemos mediciones únicamente entre los jóvenes de las grandes ciudades. Pero estoy seguro de que en los pequeños pueblos y rincones apartados de nuestra Patria sí sería un éxito, y tal vez las propias ciudades nos den una sorpresa, dado que en ellas viven cientos de miles de personas que abandonaron el campo para buscar nuevos horizontes. El programa de Bahiano en Telesur, llamado MP3, es bastante conocido y aplaudido. Es el tipo de experiencias quehay que imitar.
  • ¿Por qué despreciamos tanto el humor? El canal Comedy Central latinoamericano ha hecho programas de humor muy exitosos y de bajo costo (los famosos Stand-Up) básicamente colocando a humoristas latinoamericanos muy exitosos a echar chistes ante una multitud. En ellos han pasado hasta Emilio Lovera, Laureano Márquez y Luis Chataing, quienes no han perdido tiempo para echar sus burlas y punticas (algunas de ellas justificadas) contra nuestra Revolución. Los chamos que hacían programa con Chataing: Led Varela, José Rafael Guzmán, Alex Goncalves, Jean Mary Curró, José Rafael Briceño, etc., también han hecho sus shows en teatros y les ha ido bastante bien, porque el humor tiene bastante demanda en nuestra sociedad.

    ¿Por qué nosotros nos abstenemos de hacer lo mismo? ¿De nuestro lado no hay humoristas? ¿No hay nada de qué burlarse en el capitalismo y en el imperialismo? ¿Por qué los gringos sí se ríen de sí mismos en series como South Park o Los Simpson, y a nosotros nos cuesta más hacer eso? No puedo creer que a ningún humorista venezolano (salvo Jorge Vásquez de Topocho Show, y algún que otro caricaturista como Vicman o Ayala) se le haya ocurrido burlarse de nuestros empresarios y sus truculentas formas de tracalear al pueblo y a sus trabajadores; de nuestros bachaqueros, de los políticos de la derecha venezolana, de nuestros obispos, de la política estadounidense, de la monarquía española, de los "superhéroes" gringos, de los policías de Ferguson o los guardias de Guantánamo, de los sindicaleros corruptos, de los camioneteros piratas. ¿A nadie se le ocurre cómo sería una carnicería que fuese manejada por Uribe, Aznar y Bush? ¿A nadie se le ocurre cómo se divertirán unos agentes de la NSA espiando y escuchando conversaciones ajenas? No estoy apelando tampoco a que desarrollemos humor "jalabolístico" y gobiernero, pero sin duda que la derecha nos da mucho, muchísimo material que siempre dejamos pasar.

    Y ellos no dejan pasar nada. Ver un stand-up de Emilio Lovera es básicamente ver a alguien dilapidando con mucho humor nuestra autoestima como venezolanos. Por ejemplo, en su famoso stand-up sobre las fiestas de cumpleaños infantiles [13] él compara a la sociedad europea con la venezolana y concluye que la nuestra es desordenada, borracha y pendenciera porque desde niños nos enseñan a ser así. Mientras que a un niño europeo -dice él- le celebran su cumpleaños en un local de comida rápida y le parten su torta milimétricamente en 8 pedazos para igual número de invitados, a nuestros niños los hacemos colearse, golpearse y competir salvajemente entre ellos mismos cuando partimos una piñata, todo por unos piches caramelos. De allí -concluye Lovera- que los europeos son ordenados y hasta "socialistas", mientras que nosotros somos un desastre de sociedad que cuelga el tesoro nacional como si fuera una piñata, sostenida por "un tío alto, con un cigarrillo y un vaso de whisky en la mano" que la inclina del lado donde están sus hijos para que ellos agarren más caramelos.

    Luego, en ese mismo stand-up, explicó cómo en España morían 26 personas en las carreteras porque 300 se habían puesto a beber, mientras que en Venezuela beben 9 millones de personas todos los días festivos y hasta le regalan cervezas a los guardias. "La habilidad que sí tenemos los venezolanos es para socializar con el alcohol", señaló diciendo que, si en algo le ganamos a Estados Unidos, es en consumo de cerveza per cápita. "Nosotros somos hábiles para eso y nos desarrollamos en eso de una forma tal, que podemos llegar a sobrevivir gracias a eso (al consumo de alcohol)". Sí, es un chiste gracioso cuando estamos 10 personas hablando paja en una tasca, pero decirlo en programas que son vistos por millones de personas a nivel latinoamericano, ya es otra cosa. Meternos en la cabeza que los japoneses son arrechos fabricando cámaras, los gringos son buenos diseñando computadoras, los europeos hacen excelentes carros, pero los venezolanos somos borrachos, corruptos y desordenados, es la mejor forma de garantizar que seremos un pueblo dominado por siempre, porque nos hacen creer que somos inferiores e incapaces. Y no lo somos.

    Como los revolucionarios no vamos a censurar a Lovera (de hecho, hace dos años se presentó en el Teresa Carreño [14]), lo ideal es combatirlo en su propio terreno. No olvidemos -y esto es algo que hacía Joselo, y que Topocho también hace- que el humor también es un espacio donde se puede transmitir conciencia, valores y socialismo. Donde podemos reforzar nuestra autoestima. Mientras Lovera, Chataing y su combo intentan hacernos sentir inferiores, nosotros deberíamos crear humor que resalte y refuerce los valores que los venezolanos sí tenemos y debemos transmitir a nuestros hijos.
  • Animales y ecosocialismo: La Misión Nevado es, tal vez, una de las más comentadas de las creadas por el gobierno bolivariano en los últimos 12 meses. Animal Planet es uno de canales de la televisión capitalista más populares, al igual que el programa de César Millán que transmite Tves. Sumémosle a esto la necesidad de cumplir con el Quinto Objetivo del Plan de la Patria (preservar la vida en el planeta) y la pasión de los movimientos proteccionistas y ecologistas venezolanos, y llegarémos a la rápida conclusión de que un canal ecosocialista y animalista sería muy exitoso. El mismo debe concientizar a las nuevas generaciones en torno a esta materia, al tiempo que también brinde consejos a las personas con mascotas, resalte el trabajo de voluntarios, trabajadores de parques nacionales y entes públicos que luchan por preservar el medio ambiente. Un canal que además apoye las luchas de movimientos sociales en estos temas.

Lo importante es romper esquemas y no caer en crear otro canal con series de televisión de vampiros con "sex symbols" masculinos mordiéndole el cuello a adolescentes enamoradas, u otro canal de artistas de la industria cultural perreando con muchachas en shorcitos, algo que tal vez dé rating, pero para nada podemos llamarlo "socialista".

Software libre para televisión de uso en la televisión pública de Suecia desde 2006

Bajemos el costo de crear un canal de televisión

Para crear más canales de televisión dirigidos a audiencias específicas, es necesario bajar sus costos sin sacrificar calidad. Las licencias que pagan algunos canales del Estado por el software de automatización y el software para mostrar gráficos y textos en pantalla, son en extremo costosas y deben pagarse anualmente. Además, le restan soberanía al medio de comunicación pues pueden ser desactivadas a voluntad por el fabricante.

Y no pueden compartirse con otras televisoras, a menos que éstas también compren el software.

Pero existen alternativas de excelente calidad para televisión. Es necesario crear laboratorios y escuelas que instalen, experimenten y capaciten a personas no sólo en software libre de edición de video, como Kdenline, Avidemux, Cinelerra o Pitivi, o en software de animación 2D y 3D como Blender, sino también a software de automatización y generación de gráficos en vivo, como CasperCG (software libre desarrollado por la televisión pública de Suecia desde 2006, y en operación desde entonces). Para todo esto se necesita investigación y capacitación.

Software libre para televisión de uso en la televisión pública de Suecia desde 2006

Para esto, también hay que cambiar un poco la mentalidad de nuestros funcionarios públicos, que prefieren hacer convenios con China y Rusia, países aliados pero que no tienen mucho interés en que usemos software libre. Es preferible intentar convenios directamente con aquellas fundaciones, empresas y movimientos que desarrollan las aplicaciones libres antes mencionadas, con el fin de formar a nuestros camaradas y que podamos desarrollar e instalar nuestras tecnologías con mano de obra local.


Conclusiones

 

  • En las televisoras socialistas, el rating es una herramienta útil para evaluar y tomar decisiones, pero nuestro objetivo principal no debe ser "tener rating porque sí". El rating no es determinante, decisivo ni el centro de nuestras acciones. El rating siempre debe estar subordinado a las decisiones políticas sobre qué mensaje y qué contenidos queremos llevar a la población.
  • Los sistemas de medición de rating no son del todo confiables ni eficaces, y lo dicen televisoras comerciales como Televen o Venevisión. Empresas de medición como AGB Nielsen son engranajes del sistema capitalista y trabajan para ese sistema, no para nosotros. No estamos seguros de que estas empresas de medición de rating midan a toda la audiencia que nos interesa, en particular la de nuestros sectores populares, pueblos pequeños, el campo y sectores alejados de las ciudades. No estamos seguros de que tomen en cuenta todos los sistemas de televisión por suscripción, televisión digital abierta ni similares. No estamos seguros de que puedan dar mediciones confiables de las nuevas televisoras del Estado, ni de que estén interesados en dar cifras confiables de televisoras no comerciales. Por ende, los números que ellas entreguen no pueden ser absolutamente determinantes.
  • En los años 80 había cuatro televisoras nacionales con programación general, que tenían 20 a 30 puntos de rating cada una. Hoy, hay 120 televisoras o más gracias a los servicios de televisión por suscripción. La mayoría de estas 120 televisoras son creadas para segmentos específicos de audiencia según su edad, sexo, región, estrato social, profesión y gustos, y cada una puede tener 1 ó 2 puntos de rating sin que esto se considere negativo. Un espectáculo anual de gran prestigio sólo alcanza 15 puntos de rating. Por ende, el rating tiene que verse de una forma muy distinta a como lo veíamos hace 20 años, y no se puede subestimar o desprestigiar a una televisora pública o a una comunitaria por tener 1 ó 2 puntos de rating.
  • Hay que crear más televisoras públicas y reforzar a las comunitarias y alternativas. Hay que crear muchos más contenidos. No podemos olvidarnos del humor, de la historia, de la cultura, del entretenimiento.
  • Sin embargo, nuestros medios públicos no deben violar ni desechar los principios del socialismo, de nuestros movimientos sociales ni los avances que se han logrado en estos 15 años. Y mucho menos se puede usar la necesidad de aumentar la audiencia como excusa para justificar esto.
  • Las televisoras del gobierno bolivariano deben comportarse como un sistema, cooperando entre sí, anunciando sus programas unas con otras y mostrando tapas que muestren los programas que están por empezar en cada una de las televisoras. Recordar el principio de mi amigo: "Si alguien se aburre de ver una televisora revolucionaria y va a cambiar de canal, que cambie a otra televisora revolucionaria y no a una capitalista".
  • Otro detalle que debemos aprender de Rupert Murdoch: a él sí le duele el dinero que ha invertido en su imperio comunicacional. Las personas que trabajan en medios públicos también tienen que apreciar y defender los gastos e inversiones hechos para crear medios de comunicación y contenidos, y no desechar programas y esfuerzos sólo porque fueron hechos en gestiones anteriores.

 


La unidad

Un último detalle que quería añadir a este largo y aburrido artículo:

Formar un equipo de trabajo, con gente capacitada técnica y políticamente, entrenada para proponer esa nueva sociedad que intentamos construir, sin duda que no debió ser fácil para revolucionarios que han dirigido medios del Estado. Obviamente los cargos directivos son de libre remoción y nadie tiene derecho a creerse dueño de una institución pública. Pero, ¿qué hay de las personas que entraron en esos medios con la idea de trabajar y hacer carrera en un lugar que iba a entretener y formar ideológicamente a sus usuarios, pero de pronto se convierte en algo totalmente distinto? Y llega una persona de la nueva administración, y te dice que todo lo que hiciste no sirve para nada, que tu forma de pensar es obsoleta y que tienes que irte. ¿Es eso justo y revolucionario? Personas que hicieron grandes logros con las uñas, ¿y de pronto los tratamos así? Es un milagro que esas personas sigan de nuestro lado.

Tras cambios de gestión en algunos medios, los nuevos directivos se han puesto como primera tarea "sacar a todo ese personal indeseable para poder meter al nuestro". Pero las leyes laborales aprobadas por el Comandante Chávez y ratificadas por Maduro protegen muy bien a los trabajadores. "¿Por qué tengo que renunciar?", puede pensar legítimamente un camarada que ha hecho muy bien su trabajo por la revolución y no quiere perder años de antigüedad en una institución pública. Y así inician una guerra de desgaste que puede durar meses o años: unos acosando, otros defendiéndose de las agresiones de sus nuevos jefes, y el trabajo se descuida.

Hay ministerios donde han habido 5 cambios de ministros en igual número de años. En algunos casos hemos presenciado cómo se cancelan proyectos, se inician otros que luego quedan por la mitad y el personal contratado específicamente para realizar una función luego se queda calentando una silla porque alguien decidió que eso ya no es importante. Recuérdese que, en la Administración Pública venezolana, los proyectos se introducen una vez al año, pero muchas veces un ministro no dura sino unos cuantos meses.

¿Qué proponemos? Tómense su tiempo escogiendo una persona capaz, un buen gerente y administrador honesto y políticamente competente. Denle lineamientos y tareas muy específicas provenientes del Poder Popular, oblíguenlo a ser transparente y dar cuentas, y pónganlos a trabajar juntos durante unos cuantos años... creo que eso funcionará mejor.

Rupert Murdoch no tiene que preocuparse por la unidad de nadie. Estados Unidos es uno de los países con mayor maltrato laboral en el mundo, donde sus trabajadores ni siquiera tienen derecho a unos días de vacaciones pagadas [2] y los miles de latinos que acuden allí todos los años ver convertido su sueño americano en una pesadilla [3]. Ni hablar de inamovilidad laboral. A Murdoch no le interesa la felicidad de ellos, ni construir una mejor Patria. No le interesa si sus trabajadores se insultan y se caen a coñazos entre ellos con el fin de ascender y ganar más. Lo que sí le importa es que todos los años sus medios generen más y más ganancias, que usted y yo compremos sus "paquetes premium" para financiar su explotación de trabajadores.

Por ello es que, para Murdoch, es tan sencillo que sus canales se promocionen entre sí aún si sus trabajadores se odian entre ellos. Para nosotros eso es más complicado. Pero tenemos que hacerlo.


Referencias

[1] Así regañó Roberto Messuti a los chavistas que critican a Tves y los mandó a "suavizarse" https://www.youtube.com/watch?v=JE5DiPCumEU

[2] Por qué Estados Unidos es el país "sin vacaciones" http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/11/141112_vert_cap_eeuu_sin_vacaciones_yv

[3] Otra pesadilla americana http://misionverdad.com/opinion/otra-pesadilla-americana

[4] Venevisión y Televen no continuarán con empresa que mide el rating http://diariodecaracas.com/gente/venevision-televen-no-continuaran-empresa-que-mide-el-rating

[5] Comunicado de La Araña Feminista: El Rating o La Revolución http://www.aporrea.org/actualidad/n260115.html

[6] Nielsen Unveiling Suite Of Next-Generation TV Meters: Designed To Enhance Compliance, Cross-Platform Measurement Too http://www.mediapost.com/publications/article/174443/nielsen-unveiling-suite-of-next-generation-tv-mete.html

[7] Does the cable company know what I am viewing on my TV? What do they do with that information? https://www.quora.com/Does-the-cable-company-know-what-I-am-viewing-on-my-TV-What-do-they-do-with-that-information

[8] How do the "TV Networks" know what channel I am watching and how do they determing how many people are watching a show? http://askville.amazon.com/TV-Networks-channel-watching-determing-people-show/AnswerViewer.do?requestId=5189949

[9] Datos de Conatel tomados de: http://www.conatel.gob.ve/estadisticas-anuales-y-trimestrales/?target=indicadores-trimestrales - Sección "Difusión por Suscripción"; Cuadro 21. Indicadores del servicio de Difusión por Suscripción a nivel Nacional. 2000-14 (III trimestre). Ver: http://www.conatel.gob.ve/wp-content/uploads/2014/12/Cuadro21-Difusi%C3%B3nporSuscripci%C3%B3n.ods / Tomado el 2 de enero de 2015

[10] Señal de Televisión Digital Abierta llega a 500 mil hogares venezolanos http://www.vtv.gob.ve/articulos/2014/11/18/senal-de-television-digital-abierta-llega-a-mas-de-500-mil-hogares-venezolanos-8307.html

[11] Venevisión y Televen buscan concluir contrato con AGB http://www.entornointeligente.com/articulo/1639891/Venevision-y-Televen-buscan-concluir-contrato-con-AGB-25112013

[12] Televidentes migran de pantalla http://www.producto.com.ve/pro/televidentes-migran-pantalla

[13] Emilio Lovera Stand Up 2013 https://www.youtube.com/watch?v=lQajmFcA62Q

[14] El Teresa Carreño recibirá la mezcla explosiva de Gualberto + C4 http://www.mincultura.gob.ve/index.php/eventos/1897-el-teresa-carreno-recibira-la-mezcla-explosiva-de-gualberto-c4



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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