Tanto Mario Silva como mi amigo Alberto Nolia se han convertido en los más irreverentes revolucionarios de los medios de comunicación social. Mario Silva con su nocturno y ácido programa “ La Hojilla ” el cual no deja de trasnocharnos cada día, viéndome muchas veces obligado a apagar cuando el reloj marca las 12 de la noche para poder cumplir las tareas del otro día, para luego sintonizar a las 8:00 de la mañana a “Los Papeles de Mandinga”.
Si uno queda satisfecho con toda la información brindada por la Hojilla la noche anterior, se remata al día siguiente con Los Papeles de Mandinga. Cada noche mi familia no deja de sintonizar " La Hojilla" , y después de hora y media de programación es muy difícil deslastrarse, mentalmente y del corazón, la indignación que provoca esa oposición racista, mentirosa y manipuladora. Solo Mario Silva, con todo el respeto y valor que se merecen los demás programas de Venezolana de Televisión y Vive TV, es capaz de decir las cosas tal como se suceden. No oculta nada y no hay pelos en la lengua para expresar lo que sin duda alguna el pueblo piensa de los dirigentes y representantes de la oposición. Banquete tras banquete nos damos cada día, exceptuando los sábados y domingo que muchas veces se transmite.
De lunes a viernes, al despuntar el alba, surge el otro caballito de batalla, el "Comandante Mandinga" como suele llamar algunos radio escucha al periodista Alberto Nolia; Dios me libre caer en su lengua. Uno lo ve personalmente y piensa que podría ser Santa Claus, pero escucharlo es terrible y ácido a la potencia, pero satisface porque son pocos los periodistas como él, que dicen al pan, pan y al vino, vino.
Gracias a ese programa que uno ha conocido a los personeros que cada minuto los medios de comunicación privado venden como de buen hablar, de buen vestir, educados que con sus títulos de doctor y licenciados, Alberto Noria los desnuda completitos. Les desbarata sus discursos, revela sus auténticas intenciones, y sobre todo, desempolva sus negras historias que los empresarios de medios tratan de ocultar.
Por su parte, Mario Silva, insigne bachiller, cada noche nos pone los pelos de punta al mostrar inteligentemente el resumen de videos de otros canales, donde capta con su mirada y oídos críticos las mentiras disfrazadas. Ciertamente muchas veces no nos percatamos cuando en esos programas nos dicen lumpen, chusma y sambos, pero Mario Silva nos hace comprender la malevolencia de esa clase de gente, quienes se burlan del pueblo y del que esperan que apoyemos luego con nuestro votos.
Qué decir de los personajes que suele Mario invitar; a nuestra bella Eva Golinger, al sarcástico y contundente Barreto, al constituyentista Escarrá, y toda una gama de revolucionarios que no temen ir a ese espacio televisivo. Mario Silva tampoco teme a nada y cuando se excede sabe reconocer sus errores, errores que fácilmente sabremos perdonar, porque muchas veces se queda corto para decir esas verdades que podría hacer a temblar a cualquiera.
Alberto Nolia al igual que a Mario Silva la oligarquía los debe odiar, y seguramente tener en la lista de ¡Aniquilar!. Norla, sin cortapisa se enfrenta a esa enorme audiencia, donde a más de uno ha sacado de las casillas por aquello de los calificativos cuando se refiere a los opositores del proceso, ya que lamentablemente nos educaron a que hay que hablar bonito y bien del adversario. Siempre me recuerda esas palabra de Alí Primera “…la peor grosería la ha dado esta sociedad”.
Y cuando ambos se unen, Nolia y Mario en la Hojilla, contra esa oposición mediática, es para colmo de males, no dudo de que esa noche el odio que los consume contra Chávez, no los dejará dormir. Fue así el pasado 27 de Junio cuando Alberto Nolia fue invitado a la Hojilla. Aunque no ha sido la primera vez, esa noche la Hojilla parecía “La Hojilla de Mandinga” cuando Nolia concentró sus baterías al decirle a la tele audiencia los verdaderos nombres de esos individuos a los que la oligarquía mediática quiere vender como líderes.
Nuestras más sinceras felicitaciones a estos bachilleres de la comunicación, y aunque hay muchos revolucionarios que les molesta ambos estilos de programas, éstos deben arreciar más en contra de esos débiles poderes mediáticos.
Termino esta reflexión en mi deseo de que La Hojilla cambie de horario, 9:00 a 10:30 pm y que Dossier vuelva a la televisión nuestra que tanta falta hace.